El cliente del bar de La Solana en el que José Luis P.R.D.A., de 26 años, tuvo una disputa en 2006 con dos policías locales por la que ha terminado enjuiciado en la Audiencia Provincial por atentado a la autoridad, aseguró esta mañana que vio a los agentes “llevarse del brazo” al acusado, y que fue éste quien les increpó primero, aunque no dijo nada de insultos ni alboroto.
Según este testigo el acusado se dirigió a los policías, que tomaban café en la barra, y les preguntó “que qué hacían bebiendo, en vez de estar multando a gente por la calle, como lo habían multado a él”.
Con este testimonio quedó visto para sentencia el juicio en el que el ciudadano acusado también ha denunciado a los policías José María L.D.R.P. y Agustín P.G-A por detención ilegal, y pretenden que sean condenados a tres años de cárcel y ocho meses de inhabilitación.
En su derecho a pronunciar la última palabra las coimputados mantuvieron sus posturas. José Luis P.R.D.A., el joven que según dijo entró al bar a por un bocadillo de calamares y terminó detenido, insistió en que no insultó a nadie, “al contrario fueron ellos los que me agredieron a mí”. Los policías por su parte se defendieron insistiendo en que José Luis salió del bar por su propia voluntad, “no a empujones”, y no como detenido. Uno de ellos añadió que en treinta años de servicio jamás ha tenido un problema de este tipo, “sólo aplicamos lo que marca el reglamento”.
Los dos policías dicen que el 13 de junio del año 2006 sobre las cuatro de la tarde estaban tomando café en un bar cuando entró el acusado, al que uno de ellos conocía “de vista” y comenzó a increparles con expresiones del tipo de que sólo sabían poner multas, y que eran “unos sinvergüenzas, unos cabrones y unos mierdas”. Los agentes le pidieron entonces que les acompañase a la calle, “yo no estoy para que me insulten”, apostilló en el juicio uno de ellos. Salieron. En la calle “intentamos dialogar con él y le pedimos que se identificase, a lo que se negó”, entonces dicen que el joven se abalanzó contra uno de ellos y le golpeó. Desde ese momento le dijeron que quedaba detenido por atentado a la autoridad y le informaron de sus derechos. Pero según los agente el acusado se resistió para entrar en el vehículo policial, y también para salir de él y entrar en la jefatura, entonces tuvieron que emplear la fuerza para reducirlo.
El acusado de atentado dice lo contrario, que entró al bar y al ver allí a los policías (uno de ellos le había multado en una ocasión por conducir bebido) les dijo que por qué estaban bebiendo. Lo suficiente para que lo sacaran del bar a empujones -según su versión- y se lo llevaran por la fuerza en el coche policial, en el que, una vez dentro, le llamaron “niñato de mierda” y le dijeron además que su familia debería estar ahorcada. En las dependencias policiales le agredieron, golpeándole la cabeza contra la pared y con una silla.
Se sobreseyó
El ministerio fiscal sólo acusa al ciudadano y sobreseyó las diligencia previas que se abrieron por una denuncia de detención ilegal que considera poco consistente.
De ser condenado José Luis P.R.D.A., que no tiene antecedentes penales, no iría a la cárcel, pero él mantiene que no tuvieron por qué arrestarlo.