“Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida, que la muerte temblará al recibirnos”.
En Valdepeñas la están viviendo bien. Viven felices. Tienen motivos. Comparten liderato con Burela, Castellón y Barcelona. Nadie ha marcado más goles que ellos. Y se han alejado cinco puntos del primer puesto que deja sin play off. Pero los números y las clasificaciones no entienden de matices, y que solo se hayan jugado cinco partidos de liga admite muchos. Lo que no es interpretable son las buenas sensaciones que el equipo ha transmitido en todos los partidos. En todos, menos en los nefastos diez minutos de Mengíbar. Todo ha sido fruto del trabajo. Los jugadores han recibido la información y las herramientas tácticas adecuadas para hacer el juego deseado y para impedir que el rival hiciera el suyo. De momento, las cosas están saliendo bien.
Ir al Virgen de la Cabeza a ver fútbol sala siempre es una ilusión. No importa quien se vaya a vestir de azul. No importa quién sea el rival. Basta con que juegue Valdepeñas. Pero este sábado es diferente. Este sábado, en especial, apetece ver a un nombre. A Dani Santos.
Apetece porque es descarado, colérico por momentos. Escurridizo cuando ataca, intenso cuando defiende. Apetece porque no se anda con rodeos, dispara a puerta siempre que puede y cuando marca, grita los goles con el alma. Apetece porque está creciendo como futbolista, lo lleva haciendo desde que llegó a Valdepeñas la temporada pasada. Se siente en la Segunda División como en casa, tanto que hasta la fecha nadie ha marcado más goles que él. Apetece porque ilusiona que siga marcando.
El rival de este sábado es el Ciudad de Murcia, filial de El Pozo. Un equipo distinto en un club diferente. El filial, y por extensión todo el fútbol base del club, está concebido para formar jugadores, con el fin último de ayudar al primer equipo en todo lo que pueda. Por eso, en el club se considera un éxito la progresión de sus jugadores. Por eso, más que los títulos, se valora que jugadores de la base acaben jugando en el primer equipo.
La situación del club esta temporada es un claro ejemplo de lo que es su filosofía. El primer equipo tiene la plantilla más corta de la Primera División, tan solo 11 jugadores. El segundo tiene la más amplia de la Segunda División, 18. ¿Cómo gestiona el club esta situación? Bien sencillo. Hasta siete jugadores del filial también entrenan con el primer equipo y son convocables para sus partidos de liga. A partir de ahí, las necesidades del primer equipo lo condicionan todo. Por eso, la convocatoria que haga este domingo el primer equipo para ir a jugar a Barcelona, condicionará la que vaya a hacer el filial para ir a Valdepeñas. ¿Veremos al Ciudad de Murcia que no ha cedido ni un empate cuando ha juntado a Chemi, Darío, Yera, Cobarro, Piqueras, Alberto García y Alex García? ¿O al que ha perdido los dos partidos fuera de casa, sin poder hacer ni un gol, cuando solo ha llevado a Chemi, Piqueras y Cobarro? ¿Viajará Darío sabiendo que el primer equipo solo tiene un cierre puro? ¿Viajará Chemi sabiendo que Fabio ya salió de su lesión?
En cualquier caso, el partido no va a ser nada fácil. Porque el peligro del Ciudad de Murcia es que juega según su identidad. Intensidad, juego con pívot, transiciones vertiginosas. Sea cual sea el equipo que llegue a Valdepeñas, juegue quien juegue, sea más o menos talentoso, todos saben lo que tienen que hacer y cómo hacerlo. Llevan años jugando de la misma manera. Pero Valdepeñas tiene fútbol para ganar a cualquiera. Fútbol y un pabellón capaz de devorar al rival de turno. Sería bonito ganar. Sería bueno para la confianza del equipo. Sería importante para seguir soñando. Veremos.
El partido comienza a las 18:15 y será dirigido por Polo Polo y Tinoco Parrilla.