Desde hace 20 años, cuando nos hicimos cargo de la bodega, comprendimos que nuestro modelo de actividad, bodega tradicional y familiar de pequeño tamaño, debía combinar la elaboración y venta de vinos, con la fórmula de mostrar cómo los hacemos, que ahora llamamos Enoturismo.
En Valdepeñas donde la llanura mesetaria del sur, se va diluyendo en ondulaciones, valles y parajes llenos de encanto. Los viñedos en armonía con los olivos, desarrollan un ecosistema que alguien definió como la “toscana manchega”. Haber tenido aquí la voluntad de mantener una bodega que investiga y aprovecha el uso de los medios tradicionales para hacer el vino: tinajas, cueva… no solo como elemento decorativo, sino como medio capaz de crear diferenciación y autenticidad, va sorprendiendo y calando primero a despistados y ahora nuestros mejores divulgadores, que son aquellos que han venido y nos conocen.
Hoy en el siglo XXI, en que internet acerca esta oferta a turistas lejanos que no quieren solamente ver, sino participar de una experiencia de conocimiento, cultura y sensaciones, el Enoturismo ha sido y es nuestro cordón umbilical con el cliente. Para nosotros la diversificación ha sido una fuente de ingresos y de posibilidades de darnos a conocer comercialmente. También de crear puestos de trabajo y apoyar la economía local. La visita a la bodega, nuestra estrategia de marketing y la cata de vinos son nuestra tarjeta de visita.
El resultado ha sido que más de 12.000 personas nos han visitado en 2017, casi el 96 % de fuera de nuestra comarca. Muchos de ellos nos han confesado que han venido a Valdepeñas solo por visitarnos; y a los que enseguida recomendamos conozcan nuestra cultura, naturaleza y cómo no, restauración.
Gastronomía y vino, motivos para viajar
Por nuestra parte está absolutamente constatado que la gastronomía y el vino son a menudo el principal motivo para viajar a una región o ciudad. En ello trabajamos, creando una plataforma web “Enoturismo Valdepeñas” capaz de informar y atraer a muchos más visitantes para mantener y crecer en el desarrollo socioeconómico de nuestra ciudad.
Hacemos esta reflexión en la preparación de FITUR, donde participamos profesionalmente con empresas y agencias con las que trabajamos o hacemos planes de acercamiento al turista internacional. Ciudadanos de Japón, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Brasil, Canadá, países europeos diversos… llevaron ya en su retina y en su archivo de fotos algo de nuestra ciudad; recuerdo que sin duda ayudará a la introducción y venta de los vinos de Valdepeñas. Veinte años de dedicación nos consolida como un testimonio de ese potencial que como destino turístico corresponde a Valdepeñas.
Las heroicas bodegas que utilizamos elementos tradicionales en la elaboración y uvas de producción propia que todavía somos algunas, somos los continuadores de esa gloriosa tradición y encarnamos la mejor imagen de Valdepeñas. Porque lo que los visitantes quieren es ver y conocer una bodega en activo que haga vino y que además se la enseñe la persona que lo trabaje. Aprecian extraordinariamente la implicación en todo el proceso y valoran la explicación de la cata de vinos, unida a la forma de elaboración.
Bodegas familiares de producción propia de uva
Qué estupendo sería para el tejido social de Valdepeñas, haber mantenido el modelo de bodegas familiares de producción propia de uva; en la que se valora y entiende que la forma de cultivo condiciona la calidad de la uva y a su vez qué despilfarro es no tratar esa cosecha de forma que continúe y potencie su naturalidad con, por ejemplo, las tinajas que preservan identidad, cultura y generan interés para los visitantes, y que de justicia es cuida y preservar lo que aún nos queda.
Con nuestro tesón y resistencia hemos probado que podemos mantenernos; solamente pedimos que no se ejerza desde ningún poder, acciones de competencia desleal. Que la tutela oficial sirva para crear estímulo y allanar el camino hacia un Enoturismo vivo, de las bodegas que producen vino. Las familias que las sustentan y los trabajadores que viven de ello se lo merecen ¡hagámoslo crecer!
Dionisio de Nova, de la Bodega de las Estrellas
