Mercedes Camacho
Ciudad Real
La discusión iniciada en Francia con motivo de la denominada como “huelga de deberes” también ha llegado a España y, por supuesto, a Ciudad Real, donde los padres charlan entre ellos y se preguntan realmente si es o conveniente la realización de que los niños tengan que hacer la ‘tarea’ en casa una vez finalizada la jornada escolar.
En este sentido, LANZA se puso en contacto con Bejarano para conocer la opinión de una profesional que se encarga, precisamente, de la educación de los futuros maestros, que serán quienes tengan que poner o no deberes a las nuevas generaciones.
La profesora de la Facultad de Educación María Teresa Bejarano, reconoció que está a favor de los deberes, pero no desde la concepción actual ya que, apuntó, “la escuela tiene funciones que no debe asumir las familia, ya que no se les debe convertir en profesores subsidiarios”.
Destaca que la propia escuela debe posibilitar tiempos para atender el trabajo del alumno en la propia institución y no derivar al ámbito familiar las funciones que le son propias.
“Escuela y familia deben ser colaboradoras, pero la familia los padres y madres no pueden ser los sustitutos de los maestros. Se deben interesar por la evolución de sus hijos, implicarse en el sistema, pero no ser profesores particulares”, argumenta.
Por este motivo, asegura que los niños deben tener deberes pero de forma moderada y más con un contenido de ampliación, de investigación o de experimentación que le ayude a afianzar lo que ha aprendido en la escuela.
“El propio contexto les debe servir de ámbito de aprendizaje, pero poco más… Insisto en que no podemos hacer que los padres y madres sean profesores subsidiarios. La presencia de deberes fuera de la escuela beneficia al niño pues le refuerza en el hábito de estudio, en la responsabilidad y en el interés por la educación. Pero la carga de tareas debe ser muy moderada”.
Inteligencia social
Bejarano, que se confiesa seguidora de muchas de las teorías del filósofo, ensayista y pedagogo español José Antonio Marina, cree que la sociedad debe evolucionar hacia un concepto distinto de lo que es las escuela porque, afirma, va más allá de ser un lugar en el que se ofrece formación académica a los alumnos y cree que debe contemplarse como “la institución que atienda a las desigualdades y necesidades socioeducativas de la población escolar ofreciendo recursos, estrategias educativas y recursos humanos precisos para responder a las necesidades que presenta cada niño”.
Y para ello apuesta por un diseño curricular adaptado a las necesidades del niño donde los contenidos tengan su espacio, “pero donde también tenga cabida la inteligencia social y emocional, que empieza a ser importante”.
A este respecto, reitera que, a su juicio, la apuesta educativa debe estar encaminada hacia la mejora de la inteligencia social y emocional del alumno y así aumentar las posibilidades para que puedan enfrentarse a los problemas sociales que se van a ir encontrando tanto en diferentes etapas educativas como en el conjunto de su vida en general.
“La formación en el carácter proporciona recursos para enfrentar el día a día y aprovechar las oportunidades de la vida”, asegura la profesora Bejarano.
Distinto es el caso de ESO, en el que los alumnos deben prepararse para la universidad, y donde es necesario una mayor carga de deberes para potenciar la responsabilidad del alumnado y facilitar que vayan bien preparados. “En este caso sí debe haber una apuesta importante por el trabajo autónomo del adolescente. Sin embargo, también es necesario que, por ejemplo a la hora de proponer trabajos, los profesores apuesten más por las tareas interdisciplinares, para lo que es necesaria una mayor coordinación entre el profesorado y los deberes nunca deberán superar más del 50% del tiempo libre el alumno”.
Posible huelga
Por su parte, la presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres (FAPA) Alfonso X El Sabio de Ciudad Real, avanzó este periódico que en las próximas semanas van a mantener diferentes reuniones para, siguiendo la línea mantenida por la Confederación Española de Asociaciones de Padres (CEAPA), analizar si convocan, al igual que en el país vecino, una huelga de deberes ya que consideran que esa tarea es “un fracaso del sistema educativo, porque esa tarea se debería realizar en las aulas y, en casa, potenciar otro tipo de actividades más culturales o deportivas, pero en todo caso de ampliación de lo aprendido en clase. No queremos que se eliminen, pero sí que haya una menor sobrecarga”.
Tras hablar con muchos de los padres que integran la federación, Sánchez-Villar destaca que coinciden en muchos planteamientos con los padres franceses como, por ejemplo, que los deberes generan desigualdad entre los niños “porque los podrán hacer con la ayuda de sus padres en función del nivel educativo y cultural que estos tengan y de sus posibilidades económicas; además de que crean tensiones familiares porque, según nos comentaba por ejemplo una madre, muchas veces se ve obligada a castigar a su hijo a quedarse en casa haciendo los deberes mientras sus hermanos o sus amigos pueden estar en la calle jugando”.
Finalmente, desde las asociaciones de padres ciudarrealeñas recuerdan que muchos padres no tienen tiempo por la dificultad en conciliar la vida laboral y familiar y solicitan que se produzca una reforma del programa curricular para que la enseñanza “sea más motivadora y que los deberes sean sólo un complemento. Y, además, consideramos imprescindible que en todos los centros educativos haya previstas clases de refuerzo”.
A favor: Crear hábito de estudio
Elena es una mujer de 33 años, casada, y que tiene un hijo de 9 años. Es trabajadora y, a pesar de que a veces conciliar vida laboral y familiar es difícil, asegura estar a favor de que su hijo tenga que hacer deberes en casa porque, a su juicio, una de las ventajas indiscutibles que supone esta actuación es que ayudan a los niños a crear hábito de estudio desde que son pequeños, lo que puede contribuir a facilitar después su paso a otras etapas educativas e, incluso, en su vida en general, “ya que cada vez es más importante la formación continuada para no quedarse atrás, especialmente en tiempos de crisis como estos que no sabemos cuándo van a acabar”.
No obstante, esta madre entiende que, en algunos casos, a los padres les resulte muy difícil compatibilizar su vida profesional con la familiar, por lo que les puede faltar tiempo para ayudar al pequeño a hacer los deberes, bien explicándoles lo que no entienda, bien corrigiendo lo que ya han hecho.
Sin embargo, Elena también considera que, en unos momentos en los que la sociedad hace que la vida transcurra de forma “casi acelerada” esta “obligación” contribuye a que los padres tengan que compartir más tiempo con sus hijos y así desarrollar el vínculo afectivo mientras se le inculcan valores como la responsabilidad y el esfuerzo.
Finalmente, y a pesar de estar de acuerdo con los deberes, también resalta que nunca deben ser tan excesivos como para que su hijo no pueda disfrutar también del tiempo de ocio que cualquier niño necesita.
En contra: Tener que contratar un profesor
En la posición contraria a la de Elena se encuentra Lola, quien también está casada y tiene dos hijas de 11 y 13 años. Pero, en su caso, es autónoma, lo que le obliga a estar pendiente “casi constantemente” de su negocio y hace que “no pueda dedicar a los deberes todo el tiempo que las niñas necesitan realmente, lo que nos ha obligado a contratar a un profesor particular, especialmente para la mayor ya que si no entiende algo, de nada sirve que le pongan deberes sobre eso, ya que sin profesor no lo van a entender”.
Lola reconoce que de pequeñas era más fácil, porque los deberes también eran más fáciles, “pero por ejemplo ahora hay asignaturas como las matemáticas que si no las entienden en clase, no las van a entender en casa a través de unos deberes y sin profesor”.
En este sentido, esta madre ciudarrealeña recuerda que no todo el mundo, y más en la actualidad, se puede permitir contratar a un profesor de apoyo o llevar a los niños a una academia.
En opinión de Lola, eso sí que genera una discriminación “porque habrá padres que se vean incapaces de explicar las cosas a sus hijos y tampoco podrán pagar para que nadie se lo explique. Quizá que los niños mejoren en sus estudios no se consigue mandando un montón de tarea para casa, que a veces hace que mis hijas ni se puedan levantar de la silla en toda la tarde, sino con otro tipo de clases de refuerzo, pero en el mismo colegio en el que estudian”.
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