Nuestro parecer se basa en lo observado en gran parte de los festejos celebrados en nuestra provincia manchega, a la mayoría de los cuales hemos asistido siempre que hemos tenido la ocasión y no nos lo han impedido imponderables.
La temporada se inició en Carrión de Calatrava con un gran encierro de Víctor y Marín, alguno de cuyos erales bien podría incluso haberse indultado, lo cual, habría sido por una parte de justicia, y por otro, altamente positivo para la vacada de Fernán Caballero. Frente a ellos sobresalieron los trasteos de Fernando Tendero y un entonado Carlos Aranda. Al cuarto se le concedió la vuelta al ruedo, y como curiosidad apuntaremos que todos lucieron capa jabonera.
Luego siguieron festejos sin notas destacadas en Las Virtudes, Puertollano, o la ya tradicional corrida benéfica de Tomelloso, esta vez celebrada en el mes de mayo. En julio se lidió una notable corrida de Toros de Mollalta en Manzanares, con tres toros de interés (segundo, tercero y cuarto), resultando herido Curro Díaz en el primero.
La corrida de Almadén (de Núñez de Tarifa) estuvo especialmente bien presentada, destacando por su encastado comportamiento el quinto. En Almodóvar del Campo, el 14 de julio, tuvo lugar sin sobresaltos la novillada con picadores suspendida por lluvia en marzo.
En Socuéllamos, ya en agosto, se anunciaron ejemplares ciudarrealeños de Toros del Ojailén, de la familia Gallego, muy nobles y con una gran calidad, sobre todo el que saltó en cuarto lugar y que correspondió a El Cid, un ejemplar de vacas, en opinión del ganadero y otros allí presentes.
Ciudad Real
El buque insignia de la provincia es el serial capitalino, el cual supone el punto álgido de nuestra temporada taurina. El balance final no puede ser otro más que positivo, con el cénit en la buena corrida de Victorino Martín lidiada el día 19 de agosto, y que suponía el debut de la legendaria vacada de la A coronada en la capital manchega.
Esa tarde saltaron al ruedo ciudarrealeño varios toros de nota, despuntando los lidiados en segundo y tercer lugar. A éste último se le llegó a conceder la vuelta al ruedo, aunque en nuestra opinión el segundo fue incluso mejor que el tercero.
Los tres toreros actuantes firmaron entonadas actuaciones, destacando el trasteo de Fernando Tendero al natural al tercero, al que lamentablemente pinchó. También Paco Ureña, muy de verdad con el quinto, y Daniel Luque, dieron la cara.
Al día siguiente Enrique Ponce reeditó su idilio con Ciudad Real indultando un toro de Daniel Ruiz. Daniel Luque también salió a hombros y Roca Rey, que se presentaba en la capital manchega, se estrelló con un lote sin posibilidades.
En la primera de feria, de rejones, los tres toreros (Hermoso de Mendoza, Andy Cartagena y Lea Vicens) salieron a hombros.
Almagro dio otro paso más –aunque cortito- hacia la recuperación. Los tendidos registraron algo menos de media entrada, si bien los asistentes tan solo pudieron llevarse a las alforjas del recuerdo –efímero, eso sí- la disposición de López Simón y un encastado toro de El Ventorrillo, en lo que supuso la gris despedida de Paquirri de los ruedos ciudarrealeños.
La corrida de feria en Tomelloso, con la fórmula de los últimos años de un rejoneador por delante, dio muestras de debilidad, lo cual no deja de ser realmente preocupante. El coso tomellosero pasaba por ser, en las últimas temporadas, el que mejor salud ofrecía en cuanto a asistentes, con tendidos generalmente cubiertos en, al menos, en tres cuartos. Este año tan solo hubo media entrada. Algo falla y bueno sería ver qué es para intentar subsanarlo.
En la novillada de Puebla de don Rodrigo saltaron dos utreros encastados de Mollalta. Jesús Enrique Colombo anduvo bullidor y sobrado, y el novillero sin picadores ciudarrealeño Alberto Nicolás dejó buenos apuntes, a pesar de apenas torear.
La corrida de Castillejo de Huebra y José Manuel Sánchez lidiada en Valdepeñas puede ser una de las más serias –si no la más- que han saltado a nuestros ruedos en los últimos años. Frente a ella destacó una enrazada faena de Antonio Linares, torero de Tomelloso al que quizás no le estemos prestando la atención debida.
El mismo día de la corrida de Valdepeñas (3 de septiembre) también hubo toros en Alcázar de San Juan, con un cartelazo compuesto por El Juli, Perera y Talavante, con un toro de Torrealta indultado por parte de Perera. Igualmente se celebró un festejo mixto en Daimiel, con doble participación paisana a cargo de Fernando Tendero y Carlos Aranda, quienes salieron a hombros junto a Rafaelillo, lidiándose una corrida de Virgen María.
Almodóvar del Campo puso fin a la temporada con una descastada novillada de Joaquín Buendía a la que Emilio Bresó cortó dos orejas, y en la corrida de toros del día siguiente cabe destacar el quehacer de Curro Díaz y Diego Urdiales. Pero el suceso de la feria lo protagonizó la despedida a lo grande de Rafael Celis, el último Bombero Torero, quien dijo adiós al toreo a plaza llena el 15 de septiembre.
Ese mismo día, 15 de septiembre, El Cid volvió a tener suerte en el sorteo en Piedrabuena y cuajó un buen toro de Murube, mientras que Fortes, por su parte, realizó lo más destacado de la tarde.
Toreros
Nuestros toreros han capeado el temporal como buenamente han podido. Mención especial merece la temporada del novillero Carlos Aranda, a quien apenas se le ha podido ver este año por estas latitudes, a excepción del festejo mixto en el que tomó parte en Daimiel.
En 2017 Carlos ha acumulado un muy aceptable número de festejos, con la particularidad de haber afrontado el compromiso de haberse enfrentado a novilladas muy serias de ganaderías que, a priori, no ofrecen facilidades. La temporada 2018 debe ser la de su alternativa, y el arriba firmante reconoce estar expectante por ver si el daimieleño confirma, definitivamente, que puede y que quiere, con toreo que aúne profundidad y estética. Ojalá así sea.
Fernando Tendero aprovechó tan solo a medias la gran oportunidad que supuso el magnífico pitón izquierdo de su primer Victorino en Ciudad Real, en corrida televisada. La espada le privó de tal golpe de efecto.
Emilio Huertas acumulo un número mucho menor de paseíllos que en temporadas anteriores. Fueron concretamente cinco. Hay que resaltar el indulto que protagonizó a comienzos de temporada en Sabiote a un toro de Sancho Dávila. En este momento se encuentra sin apoderado, después de finalizar su relación con José Antonio Galdón “Niño de Belén”.
De Antonio Linares ya hemos dado cuenta brevemente con anterioridad. El de Tomelloso, además de en Valdepeñas, también trenzó el paseíllo en Villarrobledo, y salió a hombros en solitario en Madridejos junto a Juan Bautista y Cayetano, con un toreo de marcada personalidad al que, lógicamente, aún le quedan flecos por pulir.
El novillero de Almadenejos Emilio Bresó cortó un total de tres orejas en sus dos actuaciones vestido de luces, ambas en Almodóvar del Campo.
Nada hemos sabido este año del rejoneador Miguel Ángel Martín ni de Luis Miguel Vázquez.
El novillero sin picadores Jonathan Anaya volvió a torear en Malagón, y los alumnos de la Escuela Taurina de Alcázar de San Juan siguen dando que hablar de la mano de su director Jaime Castellanos.
Iván Fandiño
Mención aparte merece el suceso luctuoso del año. Iván Fandiño resultaba corneado mortalmente por un toro de Baltasar Ibán el 17 de junio en el coso francés de Aire-sur-L’Adour.
El torero vasco había tenido una muy estrecha relación con la provincia de Ciudad Real, en la que pasó largas temporadas de preparación, tanto en casa de la familia Gallego, en pleno Valle de Alcudia, como más recientemente en la ganadería de Toros de Mollalta, acogido por la familia de José Enrique Colomer e Inés López.
Su muerte, al igual que ocurriera el año pasado con la de Víctor Barrio en Teruel, vino a recordarnos que los toreros son superhombres mortales, capaces de hacer cosas impensables para el común de los ciudadanos de a pie, pero sujetos al destino de todo hombre. En este caso el destino fue a su encuentro mucho antes de lo que nadie –a excepción de algunos miserables- hubiera querido.
En clave nacional
A vuelapluma apuntaremos que la temporada 2017 a nivel nacional ha venido marcada, un año más, por Enrique Ponce, que sin ser un torero que despierte pasiones al nivel que otros (José Tomás o Morante se me vienen a la mente), pocos -nadie en realidad- puede cuestionar su maestría, demostrada este año con 28 años de alternativa a sus espaldas. Ahí es nada. Sus salidas a hombros en Madrid, Bilbao o Málaga, amén de otras actuaciones sobresalientes en toda la geografía taurina, así lo atestiguan.
También destacó un Antonio Ferrera en estado de gracia, capaz de dar réplica a toros de todo tipo, como quedó en evidencia en su paso por la Feria de Abril de Sevilla, en la que cuajó a un muy exigente Victorino, e hizo las delicias con un torero suave y templado frente a un enclasado toro de El Pilar.
Ginés Marín triunfó con rotundidad en Madrid por San Isidro, mientras que Roca Rey, castigado por los toros, protagonizó un año de asentamiento en la élite.
En cuanto a ganaderías sobresalieron, fundamentalmente, Jandilla, con corridas extraordinarias en Valencia, Sevilla o Madrid, por poner tan solo tres ejemplos, el interés que un año más despertaron y alimentaron los Victorinos, con la muerte de su creador a final de año, o la regularidad de Núnez del Cuvillo, sin olvidar dos magníficas corridas de Alcurrucén en Madrid.
