El porqué de la existencia de la prensa provincial siempre ha sido la de reflejar en sus páginas la información relacionada con los núcleos de población de su ámbito, si bien es lógico que la mayor parte de ese pastel de noticias se las lleve siempre la capital, por el hecho de serlo, así como las poblaciones de mayor volumen demográfico. Pero el resto de localidades provinciales han ocupado un espacio en los periódicos, desde que comenzaron a salir a la calle esas publicaciones y en cuyas páginas se puede buscar la historia de esas localidades en muchos ámbitos, desde la vida política a la deportiva, pasando por la religiosa, cultural o de sociedad.
Quien esto escribe ha repasado infinidad de publicaciones editadas en nuestra provincia, a través de las colecciones guardadas en las hemerotecas, para buscar noticias sobre la historia de La Solana, que escribieron solaneros que se dedicaban a recoger el acontecer de la población, impresos en las páginas de esos periódicos o revistas.
A través de la lectura de sus páginas, se puede comprobar la forma tan distinta que se daba de reflejar las noticias a realizada en la actualidad, así como la forma de evolucionar la información a lo largo de décadas y, asimismo, el tiempo que solía transcurrir entre la redacción de esa noticia, su envío al periódico y la publicación en el mismo.
En pocos años hemos pasado del sobre depositado en el buzón de correos, que se dejaba un día, llegaba a la redacción al día siguiente y, como mínimo, salía publicada al tercer día a otros medios de envío al segundo.
Y si acaso la noticia era de más urgencia el medio la forma de su transmisión era realizada a través de teléfono, con llamada y recogida palabra a palabra, durante un tiempo dependiente de la extensión de lo redactado.
Lo del envío de fotos era otro tema. Como en todos los pueblos en La Solana existía un corresponsal gráfico, que al igual que el literario, trabajaba por amor al arte de su tiempo en acudir a recoger la noticia, revelarla en su estudio y entregarla al corresponsal literario para mandarla al periódico, poniendo incluso papel, sobre y sello, salvo que alguien se acercara a Ciudad Real por motivos de viaje y la depositara en la redacción, primero en Comandante López Guerrero nº 5 (luego Libertad) y posteriormente en el edificio de la Ronda del Carmen.
Como decíamos el envío de la foto de una noticia dependía del tiempo que el gráfico se diera en revelarla porque, muchas veces, lo primero era su trabajo como profesional y luego la colaboración periodística.
El avance del fax
Años después llegó el fax, un enorme avance, pero a través del que sólo se podía enviar texto, aunque si bien era posible que llegara en el momento, la asignatura pendiente seguían siendo las fotografías, que se solucionaron con la llegada del nuevo siglo y la primera máquina digital que, con sus limitaciones, nos hacía posible acompañar el texto con imágenes, a través de los correos electrónicos gracias a Internet. Toda una revolución en el plano informativo.
Si, como dice la letra de la zarzuela “La verbena de la Paloma” las ciencias adelantan que es una barbaridad, en el plano informativo ese cambio ha sido tremendo para los que hemos vivido esa evolución en no tantos años. Como ejemplo vamos a recordar que normalmente para conocer en la década de los años setenta del pasado siglo un resultado de equipos de fútbol, de regional, había que esperar al miércoles, cuando aparecían en el semanario Alarcos. Luego la espera se adelantaba al martes con el suplemento de Lanza Deportivo, porque en Hoja del Lunes daban sólo los de equipos de categoría nacional. Ahora se conoce en las redes sociales el minuto a minuto de cada encuentro.
Pero ¿cuánto ha cambiado la forma de enviar las informaciones deportivas desde mis primeros contactos con Lanza hasta ahora? Si la información que enviabas era sobre partidos de fútbol del domingo, que se publicaban en el número de los martes, había que enviar los textos, realizados bien mecanografiados o a escritos con bolígrafo, para que estuvieran en la redacción en la mañana del lunes y se publicaran el martes, por lo que el mejor medio era el de transportarlo por alguien que el primer día de la semana se trasladara hasta Ciudad Real por trabajo o por cualquier gestión.
Si esa información era de otro tipo, municipal, cultural, religiosa o de otro ámbito, el sistema utilizado era el del correo postal, que se depositaba en el buzón un día, salía hasta Ciudad Real donde llegaba al día siguiente y era publicado en la edición del tercer día.
De hecho si se consulta la hemeroteca de Lanza de hace años se puede comprobar que determinadas informaciones, como por ejemplo Semana Santa o ferias de los pueblos, solían ver la luz hasta ocho o diez días después de haberse producido, algo incomprensible en la actualidad, cuando prima la inmediatez, tanto en el texto como en la imagen.
A veces, si la información, sobre todo en materia deportiva, no se podía enviar a través del papel, existía el envío telefónico, es decir el deletrear la crónica palabra a palabra, con la paciencia de la hormiga desde el titular al final de la información.
Y si este año se cumplen los 75 años de Lanza, quien esto escribe ha cumplido medio siglo relacionado con la información, aunque los primeros pinitos no fueron en Lanza. Fue en enero del año 1968, contando con sólo quince años de edad, cuando respondí al llamamiento de corresponsales en los pueblos que realizaban desde Radio Nacional de España, lo que entonces se conocía como Primer Programa (ahora Radio-1), en un espacio denominado “La España que trabaja”, que se emitía de lunes a viernes por las mañanas de 11.30 a 12, presentado por Manoli Campo y Rolando Gómez de Elena, pidiendo corresponsales para que informaran de lo que ocurría en su pueblo.
El programa leía en antena la información que se enviaba, sobre algún acontecimiento local. Me atreví a enviar la primera y a lo largo de algo más de un año, hasta que el espacio dejó de existir por reajustes de programación, estuve vinculado al mismo.
Luego el gusanillo de la información lo cubrimos con otros medios más locales, como las revistas de feria o las publicaciones locales como “El Hidalgo” y “Besana”, que imprimíamos a través de las denominadas “multicopistas”, con clichés de cera escritos sin tinta en las viejas Olivetti. Luego llegó Lanza, Gaceta de La Solana, otro tipo de revistas locales, Efe, diversas emisoras provinciales y la local Radio Horizonte-La Solana.
42 años con Lanza
Mi primera vinculación con este diario la tuve en febrero de 1976, con una información puntual. Pero fue en octubre de ese mismo año cuando comencé de una forma más regular, primero en ámbitos deportivos que se ampliaron a la información general.
Son más de cuarenta y dos los años en los que, la mayor parte de las veces con mi nombre y apellido, otras con iniciales o algún seudónimo, he venido enviando todo tipo de informaciones, desde las deportivas a la información general, o incluso relacionadas con historia local.
Quien esto escribe ha tenido la posibilidad de conocer a muchos de los históricos corresponsales de Lanza, algunos de ellos ya desaparecidos como Jolopca, de Manzanares, Emilio Paniagua, de Alcázar de San Juan, Ramón Fernández Gómez de Valdepeñas, José Luis Albiñana de Tomelloso… Otros no tan veteranos como Aníbal de la Beldad, José Ruiz Peinado, Juan Díaz Benito, Ignacio Rubio, Ángel López Sánchez y una lista que haría muy extenso relacionarlos. Con la mayor parte de esos corresponsales teníamos una cita anual en aquellas comidas que se organizaban en la capital, para compartir mesa, mantel y experiencias, en las que no faltaba lo ocurrido a cada cual en su localidad de origen.
El primer director al que conocimos como tal fue al veterano Carlos María San Martín (KASAMA), a su Redactor Jefe Cecilio López Pastor, don Cecilio y como primera directora Laura Espinar Sánchez, de la que recordamos sus comienzos en el periódico como responsable de provincia.
En La Solana las primeras informaciones las realizó Carmelo Maroto, quien por motivos profesionales cambio su residencia a Alicante.
Luego llegaron los maestros, padre e hijo, Severino y Rafael Fresno, incluso un alcalde como era el caso de Manuel Díaz Sirgo nos declaraba que, sin que apareciera su firma, envió cuando era primer edil muchas de las noticias aparecidas, siguiendo Antonio García-Cervigón, Luis Miguel García de Mora, Paulino Sánchez, Rafael Díaz-Roncero, Aurelio Maroto, Gabriel Jaime y otros muchos colaboradores en los años ochenta, sobre todo en extras de feria, que alargaría bastante esta crónica, pero que aparecen en la hemeroteca del diario.
La transformación
Desde mayo de 2017 el diario Lanza dejó de salir cada día en papel, aunque aparece como digital y semanalmente en formato papel. Los nostálgicos del papel seguimos añorando ese hojeo diario a las páginas cada mañana y ese llenar nuestros dedos de tinta y olfatear el olor que no pueden llegar a través de las pantallas, algo que vemos frío y distante.
Sea como sea, la verdad es que, lo importante, es que la información siga apareciendo día a día y las nuevas tecnologías ofrezcan esas noticias, no sólo de los grandes acontecimientos internacionales, sino de los más cercanos de nuestros pueblos.
Y al cumplir los tres cuartos de siglo de vida nuestra felicitación y le deseamos larga vida a LANZA.
*Colaborador de Lanza en La Solana
