Claudia Bianca Barbulea es de Oltenia-Corcova, una región famosa por sus vinos. Lleva ocho años en España y aunque ha vuelto de visita alguna vez a su país, nunca lo hace en Navidad. Tampoco viaja a Rumanía en estas fechas Luci María Gulea (Buzau, en la comarca de Muntenia), rumana establecida hace veinte años en Ciudad Real. Que no vayan a su país no significa que no traigan Rumanía aquí en estas fechas, empezando por los encuentros en la Asociación Hispano-Rumana de Castilla-La Mancha, con sede en Ciudad Real.
Si algo no puede faltar en Navidad en Rumanía es la nieve, «casi siempre hay nieve en Navidad, ahora mismo hay nieve desde octubre en todo el país». Elemento que más añoran de las Navidades de su infancia. Eso, y el olor a naranjas. En Rumanía no hay naranjas, cuando Luci María era pequeña comerse una era un lujo, ella, como cientos de niños rumanos, las recibían de regalo por San Nicolás.
«No os podéis imaginar la alegría que teníamos nosotros cuando llegaban las Navidades y te encontrabas una naranja. Desde que estoy en España me hincho a comerlas pero si cierro los ojos me viene el sabor de aquellas naranjas de mi infancia, mezclado con el olor a lumbre o estufa de leña, y no recuerdo naranjas tan ricas. La cáscara la echábamos al fuego y aromatizaba toda la casa. Soy de pueblo, me gustan los pueblos, asocio la Navidad a lumbre y chimenea», señala Gulea.
Después de San Nicolás llega la víspera y el día de Navidad que se nota en un mes de diciembre «de celebración». Los niños van con los aguinaldos (villancicos) por las casas y la gente les regala cosas, como manzanas, nueces, bizcochitos…. «La víspera de Navidad cantan villancicos en casas de familiares y amigos con una estrella decorativa que lleva en el centro una representación del nacimiento. Aquí lo hemos hecho alguna vez con la Asociación Hispano-Rumana de Castilla-La Mancha y es muy bonito».

25 de diciembre, el día importante de la Navidad rumana
El día importante de las fiestas en Rumanía es el 25 de diciembre, Navidad. «Intento que sea parecido a Rumanía para enseñarle a mi hija nuestras tradiciones, las Navidades son las fechas en las que más sientes y recuerdas a los tuyos», dice Gulea.
El plato navideño es el sarmale (rollitos de carne picada con arroz, envueltos en hojas de repollo fermentado) y el cozonac (bizcocho similar al panettone), además de la ensalada boeuf, parecida a la ensaladilla rusa española, de patata, pero sin atún.
Ambas despiden el año viejo con las doce uvas, «cada vez se hace más esto en Rumanía», y cocinan pescado por Año Nuevo, «un tipo de pescado que atrae la buena suerte».
En el primer día del año pervive la tradición del Sorcova. Los niños van de casa en casa deseando a sus familiares, amigos y vecinos, una larga vida y un próspero año con un ramo que antiguamente se confeccionaba en casa con flores secas y cintas de colores (se hace también con cartón y papel de colores) y cantan la canción de Sorcova, mientras los anfitriones agradecen sus buenos deseos con dulces o fruta.
6 de enero: bendición del agua
Los rumanos no celebran la festividad de Reyes con regalos, tienen su propia tradición religiosa del 6 de enero: la bendición del agua, «la creencia es que las aguas de Rumanía están bendecidas y bañarse en ríos o arroyos es curativo». Claro que viviendo en Ciudad Real y con una niña a suma de tradiciones se ha convertido «en un castigo» (bromea) para Luci, que regala en San Nicolás, Papa Noel y Reyes. A lo que se suma que su hija cumple años el 4 de enero.
Los rumanos son la comunidad de inmigrantes más grande de Ciudad Real
Los rumanos, país que ingresó en la Unión Europea en 2007, son la comunidad de migrantes más numerosa en Castilla-La Mancha y Ciudad Real. En la región superan los 63.000, son unos catorce mil en la provincia y unos setecientos en la capital, aunque es probable que haya más no censados.
Cada vez más integrados, la comunidad rumana cuenta con la Asociación Hispano Rumana de Castilla-La Mancha, con sede en Ciudad Real, que fundó hace casi veinte años y preside Daniel Comanita (llegó como estudiante de Erasmus a la capital de la provincia) y dirige Mercedes Fernández.
«Hacemos asesoramiento, orientación, información e intermediación sociolaboral y en vivienda de forma gratuita. La asociación impulsó la creación del consulado rumano y trabaja para mantener el idioma, la cultura y las tradiciones rumanas. A muchos hijos de rumanos nacidos aquí les cuesta hablar la lengua. Algunos padres piensan que no es bueno que aprendan rumano porque les equivocan, intentamos inculcarles que mantener las tradiciones, el idioma y la cultura es fundamental. No deben desarraigarse», cuenta Fernández, desde la sede regional de la asociación en la calle Bernardo Balbuena de Ciudad Real.