La Semana Santa es una fiesta de origen esencialmente religioso, pero que, en su vivencia popular, tiene manifestaciones que constituyen modelos y expresiones de una forma peculiar de vivir esta tradición. En el deseo de engrandecer las celebraciones procesionales, hemos importado todo tipo de prácticas, procedentes esencialmente de Andalucía.
Los pasos de nuestra capital se parecen cada día más, en numerosos aspectos, a los de otros lugares, en sus actividades, en los elementos que acompañan la ornamentación de las imágenes o, incluso, en determinadas formas de la organización procesional. Pero, en nuestra provincia hay actividades, tradiciones y celebraciones que son específicas de nuestros pueblos y de la capital. Tradiciones relacionadas con la vida cotidiana y que tienen su atractivo singular en esa visión de la vida de muchos de nuestros pueblos.
Los armaos
Una de las tradiciones más singulares de la Semana Santa de Almagro es la de “los armaos”, cofradías religiosas, con disciplina militar heredada de las tropas imperiales de la España del siglo XVI-XVII que representan a las tropas del Imperio Romano durante esta semana. Ser capitán de los armaos es ser parte de un colectivo importante y singular en la ciudad de Almagro. Los “armaos”, de Almagro no sólo desfilan con las hermandades y cofradías de la ciudad, sino que realizan peculiares representaciones en sus desfiles, como “El caracol“, formas representadas por la propia tropa haciendo y deshaciendo la forma de un caracol. Cuando llegaban a Ciudad Real, en la tarde del Martes Santo, sus desfiles eran elementos de máxima atracción para la ciudad.
Ahora, en Almagro, son un atractivo turístico con el desfile que realizan en la Plaza Mayor de la ciudad los jueves, viernes y sábados de Semana Santa. Un desfile, ensayado, armonizado entre la música y los movimientos de sus miembros que se sitúa entre la ingenuidad de sus vestidos y la grandeza de su actuación que, en esa sencillez, tiene su mayor atractivo y su necesario reconocimiento.
Curiosa recuperación de las tropas romanas que eran la ocupación contra la que luchó Jesús en su momento revindicando la libertad y la igualdad de todos los hombres frente a la defensa de la esclavitud. Ahora, convertidos en símbolos de organización, de presencia militar son un valor plástico de la Semana Santa. Cientos de personas desfilan en una actividad, organizada, ensayada con sus valores visuales y sonoros repletos de sencillez y que tienen en ello parte importante de su grandeza.
La ruta de la pasión Calatrava
Las celebraciones de la Semana Santa han unido pueblos cercanos y organizado un territorio. La ruta de la pasión Calatrava se celebra cada año en uno de los 10 pueblos del Campo de Calatrava: Aldea del Rey, Almagro, Bolaños, Granátula, Miguelturra, Pozuelo, Torralba, Valenzuela, Moral y Calzada de Calatrava. Cada pueblo tiene una celebración peculiar: Aldea del Rey, la venta de Judas y el Prendimiento, Almagro, el Caracol o la procesión de La Soledad, con la procesión de mujeres con la mantilla almagreña. Bolaños, la Caída, donde los armaos ejecutarán el Caracol, la Estrella y el Molino y el Sermón del Paso.
En Granátula, es la celebración del Prendimiento y el Sermón del Paso. En Miguelturra, la recogida de la primera guardia de los armaos, vigilias de Resurrección, conocida como misa de los armaos y el entierro de Cristo. En Pozuelo, el toque de la bocina llamando al silencio, el Vía Crucis penitencial y Jesús Resucitado y su encuentro con la Madre. En Torralba, también el toque de la bocina llamando al silencio, el Entierro de Cristo y el aleluya de Resurrección.
En Valenzuela, el sermón del Paso y el Caracol. En Moral, las dianas de los Armaos y la búsqueda de Jesús, el prendimiento, la procesión de Paso, el entierro de Cristo, Jesús Resucitado y la Caracola. En Calzada, el toque de la bocina llamando al silencio, el Prendimiento, el juego de las Caras y Jesús Resucitado y su encuentro con la Madre. Celebraciones próximas, con peculiaridades y liturgias diferentes unidas por la cercanía y las celebraciones religiosas como argumento esencial de fondo. En Moral también los armaos tienen su peculiar celebración y la escultura colocada en la plaza es un homenaje a la compañía romana de la población.
Celebraciones en las que se entremezclan la religiosidad, las tradiciones propias de cada localidad con tradiciones tan singulares como las del juego de las caras. A partir de determinadas referencias religiosas un desarrollo de una tradición popular que ahora se convierte en reclamo y atractivo turístico por su singularidad. Tradiciones que buscan la peculiaridad de cada lugar, lo específico de cada población dentro de una unidad que se convierte en reclamo turístico por su proximidad y la coordinación entre las diferentes actividades.
Flores, rosquillas, barquillos y dulces de sartén
En todas las celebraciones populares la cocina es parte esencial de las mismas. Fechas en las que la obligatoria abstinencia de comer carne lleva a una cocina singular con los potajes de garbanzos con pellas o las preparaciones diversas del bacalao. Comidas que adquieren una cualidad singular y que alivian con creces la penitencia de los ayunos y abstinencias que tenían su sentido en otros tiempos. Pero, probablemente, lo más típico de nuestra zona sean los dulces conocidos con la denominación genérica de “frutas de sartén”. Dulces elaborados con ingredientes de gran sencillez, harina, leche y huevos que se preparan con diferentes formas.
La masa elaborada con esos ingredientes se fríe en aceite de oliva y así se preparan rosquillos, y barquillos que se ofrecen en las celebraciones de los jefes de los armaos o en las distintas actividades, unidades a celebraciones procesionales o religiosas junto a bebidas como limonada o anís. La elaboración de estos dulces utiliza la caña para los barquillos y ese molde especial para la elaboración de las “flores”. Un dulce que necesita el molde metálico especial y que acaba adoptando la forma de la cruz de Calatrava. Hay que introducir el molde en el aceite de oliva caliente y esperar a que alcance una temperatura adecuada.
Entonces el molde se introduce en la masa preparada y una pequeña capa se adhiere al mismo que vuelve rápidamente al aceite caliente donde con un toque maestro se desprenderá para acabar de formar la flor. Un dulce elaborado y que en su buena ejecución requiere esas formas delgadas y crujientes que le dan un sabor y una calidad especial. Dulces que, junto a las torrijas, son ofertas presentes en las casas en estas fiestas como obsequio al visitante y como celebración austera de la liturgia del momento acompañadas de la limoná o la copa de anís.
Tradiciones que acompañan a las liturgias religiosas que, con el paso de los años, parecen los referentes olvidados cuando son elementos esenciales de la celebración de estos días de Semana Santa. Las liturgias de la iglesia en sus oficios, en las peculiaridades de sus celebraciones de cada uno de los días de la semana deberían ser referentes esenciales en estas celebraciones. Pero las actividades populares que las acompañan, desde los ritos procesionales a las preparaciones culinarias son también parte esencial de nuestras tradiciones y celebraciones.