En plena Semana Santa me acerco a un cuadro singular de uno de los grandes pintores de nuestra tierra: Yáñez de la Almedina. El cuadro titulado Cristo resucitado con María y los Padres del Limbo muestra a Cristo con las llagas en los pies y en la mano derecha, así como la lanzada de Longinos en su costado, portando la cruz y presentando a la Virgen a hombres y mujeres justos del Antiguo Testamento. Y con ese motivo me acerco a su pueblo natal: Almedina.
Almedina está en el sureste de la provincia en la comarca del campo de Montiel cerca de Sierra Morena y de la provincia de Albacete. Una posición elevada a 910 metros de altura, cercano a Montiel, Terrinches, Puebla del Príncipe, Villamanrique, Torre de Juan Abad y Cozar. Al Norte, a seis Kilómetros de Almedina, trascurre el río Jabalón y, en su entorno, arroyos como el del Tocomar, el de la Cerrada o el rio Guadalén. Un escudo con un castillo sobre un cerro elevado con las banderas musulmana y de la orden de Santiago a cada lado es todo un símbolo de su historia. En el padrón de 2019 Almedina tenía 526 habitantes y una superficie de 55,90 Kilómetros cuadrados. La población ha pasado de 687 en el año 2011 a los 526 actuales.
Historia de Almedina
Por el nombre (significa la fortaleza) se podía considerar que es de origen musulmán, aunque los indicios arqueológicos encontrados apuntan a un asentamiento íbero anterior. Otros autores como Carlos J. Rubio indican que el nombre de esta población procede del municipio romano de Mariana, que tras la conquista musulmana varió su nombre por al-Mariana y después al-Madinat.
Como entrada a Sierra Morena, tuvo gran importancia durante los siglos de ocupación musulmana, pues no en vano, Inocente Hervás y Buendía coloca a Almedina como una de las tres ciudades más importantes de La Mancha musulmana, junto a Almodóvar y Calatrava la Vieja, junto a la alternancia cristiana, siendo lugar estratégico tanto por su situación geográfica, como por su ubicación en lo alto de un cerro.
Hervás dice que “arrasada Montesa por los sectarios del Corán, levantaron esta fortaleza para asegurar la posesión y dominio de este país y defensa en sus intestinas luchas, como para custodiar uno de los caminos más frecuentados por sus ejércitos, a ella trasladaron la capital de toda esta región a la vez que la de Oreto la situaban también a las márgenes del Guadiana, con la residencia del wazir o gobernador”. La villa era la cabeza de las posesiones que en este partido reñían y fueron agregadas en la repartición de los bienes a la Encomienda mayor de Castilla.
Economía
La actividad principal de la población es la agricultura con un 84,44 %, seguida del sector servicios con un 13,33 %. De las 2.847 hectáreas labradas, 1406 se destinan a herbáceos, 996 a olivar y 441 al viñedo. En las Relaciones de los pueblos de España de 1575 se dice que es tierra quebrada e no llana, antes tiene muchos cerros e arroyos que la hacen no ser llana.
Su estructura urbana de planta alargada con casi 820 metros de longitud frente a los 230 de anchura está recorrida en sentido longitudinal por la calle Mayor y la calle Solana. Exteriormente rodeada por la carretera que lleva a Villanueva de los Infantes por el Oeste y a Puebla del Príncipe por el Este. Las calles trasversales, perpendiculares a los ejes anteriores van conformando las manzanas de la población. Junto a la calle Quevedo una zona más amplia donde se localiza la iglesia. Y en el cruce de la calle Mayor con Bartolomé Jiménez, la plaza Mayor donde está el edificio municipal. Otra zona de ensanche recuerda al pintor Yánez de la Almedina.
Edificios y tradiciones singulares
En diferentes referencias se recogen hasta dieciocho festividades en la población señalando como singular el tradicional baile de noche del 28 de diciembre. En esa celebración del día de ánimas con orígenes del siglo XIV, los hombres pujan por bailar con las mujeres, llegando a pagar sumas importantes de dinero.
Las abundantes aguas que manan de su suelo se recogían en una hermosa fuente construida en tiempo de emperador Carlos I como indican las armas que la coronan. La ermita de la Magdalena, mezquita de moros, fuerte o castillo además de residencia del wazir se convirtió después en iglesia parroquial hasta el siglo XIV en que se construyó la que hoy existe. De tres naves tuvo graves problemas con el terremoto de 1755. Aunque continuó hasta 1820 se trasladó a la ermita de Nuestra Señora de las Angustias “pobre y reducida en extremo” dice Hervás. En el siglo XVIII la población llegó a tener ocho ermitas.
Su iglesia dice Hervás debía ser de las más antiguas del Campo de Montiel. La iglesia actual es un volumen que destaca del conjunto de la población por su altura y sus grandes dimensiones. Exteriormente evidencia las tres naves con la central algo más elevada y el remate de la torre octogonal en uno de sus extremos.
Fernando Yáñez de la Almedina
El nombre de Almedina tiene un representante de primera importancia en el pintor Fernando Yáñez de Almedina. Pedro Miguel Ibáñez Martínez profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha publicó un excelente libro: Fernando Yáñez de Almedina (La incógnita Yáñez) en 1999. Sus trabajos en Valencia y la catedral de Cuenca lo relacionan con las grandes figuras del Renacimiento italiano. Por si alguno dudaba de su relación con su ciudad natal, las Relaciones de los pueblos de España de 1575 dicen que en el pueblo han nacido un médico, varios legistas y teólogos “e asimismo hubo en esta villa, un hombre que se llamó el licenciado Yañez, el cual fue natural desta villa y en el arte de pintar del pincel fue la más rara habilidad que hubo en sus tiempos”
Pintor de especial calidad que cuando en 1525 se encontraba en Cuenca otorgó poder, declarándose vecino de Almedina, para cobrar ciertas deudas que tenía pendientes en Valencia. De 1526 a 1531 trabajó en la catedral de Cuenca, primero en la capilla de los Albornoz y luego en la de los Caballeros. En 1532 reaparece en Almedina como compadre en un bautizo, lo que se va a repetir en los años siguientes hasta octubre de 1537, fecha de la última referencia documental disponible. En el mes de enero de 1536, en una visita hecha a Almedina por los comisionados de la Orden de Santiago, se citaba a “Hernandiañez” entre los vecinos “de cuantía” de la localidad, lo que implicaba un reconocimiento de hidalguía (caballeros “contosos” de la villa dice el documento).
Yañez es un referente de la pintura española del siglo XVI y un orgullo para la población de Almedina. En su posición elevada, la población actual, domina el territorio circundante y desde ella hay una excelente visión del próximo campo de Montiel.