Amelia Moreno nacida en Quintanar de la Orden en 1947, creció en la casa-fábrica de El Dorado que se ha convertido en el espacio artístico donde la Fundación que lleva su nombre conserva su obra y realiza importantes actividades. Su recorrido vital y artístico pasa por Madrid, Nueva York y Quintanar. A lo largo de su carrera realizó exposiciones individuales en la Galería Edurne de Madrid y El Escorial, el Círculo de Bellas Artes de Madrid, el Museo Provincial de Ciudad Real, el Museo Nacional de Santa Cruz de Toledo, la Casa de las Conchas y la Galería Rayapunto, de Salamanca, el Espai Miquel Gaspar de Barcelona, las galerías Westbroadway y Barbara Walter de Nueva York, las October y Belgrave de Londres, y las Villalar, Noés, Lázaro y Puntal de Madrid, entre otras.
En 1999, cuando dejan su residencia de Nueva York dice David Cohn, Amelia empezó el proyecto que se convirtió luego en su Fundación. Ella y sus nueve hermanos habían crecido en la casa-fábrica de anís El Dorado, que su padre construyó a principios de los sesenta en Quintanar de la Orden. Después de la muerte de sus padres, la propiedad se quedó abandonada. Con el apoyo de todos, Amelia y algunos hermanos más optaron por compartirla, reformarla y mantenerla. A ella se le asignó la última planta, que rehabilitó como su casa, y una de las tres naves que conformaban la fábrica, que reformó para su estudio. Pero, las dimensiones de la nave hicieron que pensara en un proyecto más ambicioso. Se creó la Asociación, Espacio-Arte El Dorado, para organizar el que fue el primer Encuentro de Artistas en 2004.
Amelia Moreno en los museos de Castilla-La Mancha
Amelia que comenzó su trayectoria vital con un compromiso político intenso decidió abandonar la lucha política y la Familia Lavapiés después de las primeras elecciones de 1977, con el fracaso de la mayoría de los partidos marxistas, incluyendo el suyo.
Después de su exposición en la Galería Noés en 1989, Amelia empezó a tratar temas pictóricos figurativos como las series de los Agnus, las Cajas, los Blades y los Rollos. La temática era muchas veces bastante tenebrosa, incluso tétrica de una manera exagerada en el caso de los Rollos con colores sobrios. Esta fase en la obra de Amelia se finalizó con sus exposiciones en el Museo de Santa Cruz de Toledo en 1992 y en la Galería Almagro en 1993. Obras que cambian de formas, temas y colores en nuevos temas y búsquedas.
La pintura y la vida
Poco después, tras diferentes problemas familiares y de salud su obra empezaba a calmarse. Una vivencia de paz, aunque con una tensión vital subyacente; una sensación de presencia casi mística. Eran cuadros formalmente centrados, luminosos y misteriosos en vez de dispersos. La etapa anterior cambiaba en Los siete fragmentos calcinados a los que siguieron las series de Riberas y Luces Horizontales. En la obra había una pincelada viva, intensa, llena de luz, junto a efectos de sombra, que sugerían, con ambigüedad, cortes y superficies en curva. Para Amelia, estos juegos eran una declaración en contra de la teoría conceptual que reducía la pintura a pintura, a algo material. Reivindicaba su derecho de jugar con la sensación de profundidad, de fondo, como una herramienta más. Estos nuevos cuadros se presentaron en la Belgrave Gallery de Londres (1998), el Círculo de Bellas Artes y el Museo de Ciudad Real (éstas últimas en 1999).
En el catálogo de la Belgrave, David Cohn, su marido y su mejor crítico decía: La pintura no es una demonstración científica, no son el artista ni el espectador observadores neutrales, la pintura nos interpela en su discurso. En el museo de Santa Cruz de Toledo se presentaba la exposición Cuerpo Paisaje Universo, cuando Amelia ya había fallecido el año 2018. El catálogo publicado para la exposición decía: Si el universo contiene todo lo que existe, Amelia como cualquier científico, intentó acercarse a él en pequeños fragmentos, arrancándolos de la luz y de las sombras para mostrarlos y hacerlos visibles. La exposición quería reunir las obras más representativas de sus investigaciones artísticas.
Obras abstractas que se han ido conformando desde su propio interior hasta proyectarse en paisajes habilitados por luces y sombras con los que consigue mimetizarse para disfrutar plenamente de ese hueco de vacío que supo rellenar de fragmentos flotantes suspendidos y que visualmente nos atraen e incitan a intuir el movimiento de gravedad decía el catálogo de la exposición que tenía un artículo de David Cohn recorriendo su vida y sus cambios de estilo. Su pintura ha ido evolucionando con el ritmo de sus experiencias vitales, con nuevas experiencias y voluntad siempre renovada de búsqueda de nuevas expresiones. Siempre en un nivel de calidad máximo que la avala como una de las grandes pintoras de Castilla-La Mancha.
La fundación Amelia Moreno
Como prolongación de su trabajo personal pone en marcha un proyecto singular en el Espacio El Dorado, ese lugar donde había trabajado y crecido y que se convierte en espacio de acogida de artistas internacionales del primer nivel. El año 2016 celebraba ya el XIII Encuentro de Artistas. Artistas de primer nivel de la poesía, el arte y la música contemporánea. Un espacio que reunía a gente de distintas nacionalidades y condiciones, trabajando en distintos medios y con distintos lenguajes formales, un trozo de Nueva York en media de La Mancha, como dice Noni Benegas, vicepresidenta del Patronato. Se presentaban obras de Menchu Lamas, una instalación Sonidos cortados y cosidos sobre las 24 tinajas de Tomás García Asensio, esculturas de los coreanos Eak Seon Kim y Shim Soo Koo y los 24 retratos de El Fayum de Paco Leal. La serie de 18 fotografías titulada Castillos de Castilla de Mireia Sentís entre otras muchas obras.
El año 2017 el Encuentro contaba con la obra de nueve artistas de renombre internacional como López Soldado que presentaba sus cuadros sensuales y coloridos, Trevor Burgess que se ha inspirado en los anuncios inmobiliarios de los periódicos londinenses para sus pinturas, Diana García Roy, con esculturas realizadas en bronce fundido y alabastro, Antón Patiño, que presenta sus monumentales Territorio-rostros, el poeta y artista Eduardo Scala, Anna Gimein, artista y bailarina nacida en San Petersburgo y criada en Nueva York, la artista marroquí Khadija Tnana, con un video de protesta con una textura muy poética, Marta Cárdenas, con cuadros que hablan de las vidrieras y las estrellas y Amelia Moreno, en la Sala de la colección permanente.
Hace ya 30 años viajaba con Amelia camino de Talavera de la Reina para una de las actividades organizadas por la Viceconsejería de la Mujer que ya entonces promovía exposiciones y premios para mujeres artistas. Mujeres que como Amelia tienen una obra de primer nivel y que han promovido el desarrollo artístico en nuestra región con su obra cualificada y su actividad desde el Espacio El Dorado en Quintanar de la Orden. Una obra que, en su lenguaje de abstracción, minimalismo y valores conceptuales es capaz de interpelarnos y emocionarnos.
