En este principio de Noviembre la iglesia católica celebra el día de todos los santos y el día de los difuntos. Dos celebraciones distintas que se funden en la celebración de los primeros días de noviembre.
El tema de la muerte ha sido referente para artistas, pintores, escultores, escritores y de modo especial para los poetas que lo abordan desde muy diferentes perspectivas. La voluntad del recuerdo o el olvido están presentes en muchos de estos poemas que quieren expresar la voluntad de la persona que muere y el recuerdo que quiere suscitar su presencia. Poemas dedicados a la persona que ha fallecido cantando su vida y las actuaciones realizadas. Probablemente el mejor ejemplo de estos escritos son las coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre. Pero hay también poemas en los que el autor, en vida, reflexiona sobre lo que ocurrirá cuando haya muerto. Tres excelentes poemas de diferentes épocas y estilos.
Cuando esté muerto, querida mía, Rossetti
Comienzo con la obra de una poetisa del siglo XIX recuperada en el siglo XX por el interés de su obra y su compromiso personal singular desde el punto de vista religioso y social. Christina Georgina Rossetti nació en Londres, el 5 de diciembre de 1830 y moría en la misma ciudad el 29 de diciembre de 1894. Es considerada una de las poetas británicas más importantes del siglo XIX. Una familia de artistas, empezando por sus padres. Gabriel Rosetti fue un poeta napolitano exilado a Inglaterra y estudioso de Dante. Durante su juventud, Christina estuvo comprometida con el pintor prerrafaelista James Collinson, pero este noviazgo terminó cuando él se convirtió al catolicismo.
Christina comenzó a escribir a la edad de siete años, pero tenía ya treinta y un años cuando publicó su primera obra y escribió y publicó durante el resto de su vida, aunque se dedicó principalmente a la escritura religiosa y a la poesía para niños. Christina Rossetti perteneció al movimiento prerrafaelista junto con su hermano Dante Gabriel Rossetti, John Everett Millais y William Holman Hunt.
El poema de Rosetti dice:
Cuando esté muerto, querida mía, No cantes canciones tristes para mí; No plantes rosas en mi cabeza, ni ciprés sombrío.
Deja crecer la hierba verde sobre mí, que caigan los aguaceros y las gotas de rocío.
Y si quieres, recuerda, Y si quieres, olvida.
No veré las sombras, No sentiré la lluvia; No oiré el ruiseñor Sigue cantando, como si sufriera: Y soñando a través del crepúsculo que no amanece ni se pone,
Tal vez pueda recordar, O tal vez lo olvide.
Un triste poema que reivindica el olvido para no hacer sufrir a aquellos con los que ha vivido. Una referencia triste que refleja la sensación de olvido que, en muchas ocasiones sigue a la muerte de una persona querida.
Neruda 1959. Sonetos de amor
Uno de los sonetos de amor de 1959. Una petición a la persona amada para pedirle que siga adelante en la vida. En este caso, Neruda invita a las personas que continúan vivas que sean felices en la vida como mejor recuerdo de su presencia, aunque reclama también su memoria y cercanía.
. El soneto 89 del libro Cien sonetos de amor dice:
Cuando yo muera quiero tus manos en mis ojos: quiero la luz y el trigo de tus manos amadas pasar una vez más sobre mí su frescura: sentir la suavidad que cambió mi destino.
Quiero que vivas mientras yo, dormido, te espero, quiero que tus oídos sigan oyendo el viento, que huelas el aroma del mar que amamos juntos y que sigas pisando la arena que pisamos.
Quiero que lo que amo siga vivo y a ti te amé y canté sobre todas las cosas, por eso sigue tú floreciendo, florida,
para que alcances todo lo que mi amor te ordena, para que se pasee mi sombra por tu pelo, para que así conozcan la razón de mi canto.
Silvia Pérez Cruz con letra de Ana María Moix
Silvia Pérez Cruz cantaba el año 2020 para el documental de Ana María Moix “pasión por la palabra” un tema que recuerda al de Rosetti. Es una adaptación del poema en prosa de Ana María Moix “Cuando yo muera amado mío no cantes para mí canciones tristes” de su libro No time for flowers y otras historias (1971)
Cuando yo muera amado mío No cantes para mí canciones tristes. Olvida falsedades del pasado. Recuerda que fueron solo sueños que tuviste
¡Que falsa invulnerabilidad la felicidad! ¿Dónde estará ahora, dónde estará mañana?
Cuando yo muera amado mío. No me mandes flores a casa. No pongas rosas sobre el mármol de mi fosa, no. No escribas cartas sentimentales que serían solo para ti
Cuando yo muera mañana, mañana, mañana. Habrá cesado el miedo de pensar que ya siempre estaré sola. Que ya siempre estaré sola mañana, mañana
La canción ‘Mañana’ de Sílvia Pérez Cruz es una reflexión sobre la muerte y la manera en que enfrentamos la pérdida. Una perspectiva diferente sobre el duelo. La música de Silvia Pérez Cruz tiene la calidad que envuelve las palabras tristes de Ana María Moix y desgrana los versos como si recitara el poema. Cuando yo muera mañana no solo subraya lo inevitable de la muerte, introduce la idea de que la muerte puede ser una liberación de los miedos y las soledades que uno acarrea en vida.
Tres poemas tristes sobre el pensamiento de la muerte, realidad presente en nuestras vidas, que se quiere superar con el recuerdo, la memoria y el deseo de la vida feliz para los que han estado con nosotros. La buena poesía es capaz de reflejar estos sentimientos, de hacer que la realidad triste de la muerte se asuma con tranquilidad y la tristeza necesaria.
El que ha sido inspirado. Numine Afflatur
En una calle de Arles, un monolito tiene un medallón con la figura alada rodeada de dos ángeles con la inscripción: Numine afflatur. Una copia de la obra de Rafael en el Parnaso. Una referencia a la poesía de aquellos que han sido inspirados. El texto de la Eneida de Virgilio está en una figura simbólica en la bóveda, encima del Parnaso. La Belleza propagada por los versos y por la música es la sombra de Dios sobre la tierra. Esto es lo que quiere decirnos Rafael en el luneto del Parnaso y, además, es la forma de pensar de su comitente Julio II Della Rovere y de los intelectuales de la curia pontificia. En Arles han repetido la imagen y el texto para llamar a la poesía en la ciudad.
Escribir poemas sobre la muerte no es fácil, porque la fuerza del tema hace que sea difícil el acercamiento a la realidad que describe. La propuesta que realizan Rosetti, Neruda y Ana María Moix es el camino de la memoria que mantiene la vida.