En el paisaje construido, la ciudad es un elemento esencial como resultado de la actividad, de los esfuerzos económicos y sociales, de la historia y de la cultura de una determinada población. En el transcurso de la civilización humana, la ciudad representa el esfuerzo más notable de una trasformación completa del ambiente natural, el paso más radical del estado de naturaleza al estado de cultura.
Las ciudades y el territorio
La ciudad surge en un territorio, condicionada en muchos casos por la localización geográfica. Las voluntades fundacionales unidas a la defensa, a la ocupación de un determinado territorio introducen elementos básicos en el sentido de esta. Posteriormente los desarrollos económicos a los que ha estado unida, los cultivos del entorno, las fuentes de recursos económicos sean agrícolas, ganaderos, forestales, energéticos, mineros, o en épocas posteriores industriales han condicionado la forma y el desarrollo de la ciudad.
Y se desarrolla en el tiempo con una evolución histórica que surge de la agregación, la superposición y modificación de diversos elementos. Las arquitecturas singulares introducen hitos de referencia en el conjunto construido de la ciudad. Son referencias del poder económico, político o religioso que definen los perfiles urbanos con acentuaciones en el mismo. Este proceso se ha producido durante siglos de forma pausada y con intervalos que iban absorbiendo los cambios y modificaciones de modo natural configurando una imagen asumida y reconocida por sus habitantes. El desarrollo que se produce con la revolución industrial cambia estos ritmos de forma sustancial tanto por la rapidez con la que se producen los cambios como por los elementos que modifican el concepto y forma de la ciudad. Cada ciudad tiene sus tiempos y etapas en los que se produce un mayor crecimiento y modificación de su estructura y de su imagen. Los desarrollos urbanos de los últimos años con grandes superficies ocupadas y el proceso de industrialización han modificado ampliamente muchas de las ciudades. En la visión de la imagen urbana es posible reconocer esta larga historia de creación, modificación y desarrollo de la ciudad.
La imagen urbana
Por ello, la imagen urbana es el resultado de la suma de numerosos elementos que han incidido en la creación y desarrollo de esta. Pero es evidente que la realidad territorial en la que se ubica es un elemento básico en la definición de la imagen resultante. El paisaje urbano es la suma de muchos de estos elementos, pero la realidad geológica, los materiales y la adaptación a la climatología del entorno, su ubicación en una realidad geográfica amplia que le sirve de lugar de acogida y de condicionamiento conforma en gran medida la imagen de lo construido y de la propia ciudad. La forma de la ciudad representa un caso particular de la figura del territorio.
La imagen de la ciudad se inserta en un territorio natural que la condiciona o justifica, que en su perfil urbano hace visibles las acentuaciones de elementos singulares tan diversos como iglesias, castillos, silos o estructuras industriales y que presenta una visión que es necesario también controlar, analizar y proyectar.
La percepción actual de la ciudad
Una imagen que, hoy en día, es percibida también de forma diferente, en la que los grandes recorridos de vías de comunicación nos ofrecen nuevas imágenes de lo urbano desde nuevos lugares, con visiones rápidas y aceleradas desde los diferentes sistemas de trasporte y en las que la globalidad de la ciudad, sus bordes y límites, sus relaciones con la naturaleza circundante se convierten en elementos esenciales.
La realidad actual del paisaje de Castilla-La Mancha es muy distinta a la existente hace años. Los cambios producidos son signos de la evolución social, cultural y económica y nos avisan de la alteración de un medio sensible que hay que tratar con cuidado. Los signos que van haciendo patente el cambio son sólo parciales, pero evidencian la evolución del territorio y dan idea de sus cambios. Y van introduciendo un cambio significativo en un paisaje que se reconoce de un tiempo determinado diferente de las épocas anteriores. La cultura de finales del siglo pasado y de este principio del nuevo es una cultura, entre otras muchas cosas, de la conservación del patrimonio histórico y del medio natural. La valoración de aspectos pocos apreciados en épocas anteriores lleva al interés por la historia cultural y por el medioambiente. Hemos adquirido conciencia de la necesidad de conservar nuestro medio natural y de que cualquier alteración o actuación sobre el mismo debe ser reflexionada y evaluada en las consecuencias que puede tener. La ciudad tiene una imagen que constituye un valor en sí mismo y que hay que cuidar en su evolución y alteraciones.
Las provincias de Castilla-La Mancha
La definición provincial de la actual Castilla-La Mancha proviene de principios del siglo XIX, y se conforma en el actual estado de las autonomías con la agrupación de cinco provincias muy diferentes: Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo. Son territorios con grandes diferencias entre sí desde muchos puntos de vista. En algunos casos las comarcas geográficas rompen los moldes provinciales administrativos ocupando provincias próximas. El recorrido por las comarcas que tradicionalmente se han definido en el conjunto de Castilla-La Mancha permite descubrir las identidades geográficas y del paisaje construido de nuestra comunidad autónoma.
En ese camino es posible comprobar cómo el territorio, la realidad geológica, las formaciones geográficas y la historia de ese lugar han condicionado formas singulares de desarrollo urbano consiguiendo una determinada unidad en cada una de las zonas. La descripción del territorio tiene una componente creativa, tiene la fuerza de la definición e identidad de un ámbito de localización que acaba recibiendo las formas de aquello que se construye en cada lugar.
Las ciudades están vinculadas al territorio en el que surgen y adoptan su imagen en relación con el mismo en determinadas épocas. El recorrido por las diferentes comarcas del territorio de Castilla-La Mancha permite analizar las relaciones mutuas que se establecen entre el entorno geográfico y la ciudad construida en el mismo. Un estudio del paisaje en el que la geografía, la geología se unen a la ciudad que configura paisajes singulares con su acento cultural y la construcción humana más elaborada como es la ciudad. Las ciudades histórica, en muchos caso, conservan esta huella de su intensa relación con el territorio en el que se insertan y son buenos modelos de desarrollo que debe conservar esa relación con el medio natural, definiendo así paisajes cualificados.