La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, iglesia renacentista en sus orígenes configura el espacio central de la ciudad de Manzanares. Un edificio que ha experimentado cambios a lo largo de los siglos y que, con la celebración de su quinto centenario y la reciente rehabilitación que ha afectado especialmente a su excelente portada, se documenta con la publicación de un excelente libro que recorre su historia. “El templo de Manzanares” recorre la historia del edificio, sus cambios, modificaciones y alteraciones a lo largo de los siglos. Historiadores y conocedores vinculados a la ciudad de Manzanares como Carlos Fernández Pacheco Sánchez Gil, Concepción Moya García, Javier Barranquero Contento, Manuel Gallego Arroyo, Juan Ramón Romero Fernández Pacheco y Diego R. Gallego Fernández Pacheco van recorriendo los momentos de su evolución.
La iglesia del siglo XVI
La primera iglesia de Manzanares se construía en la segunda mitad del siglo XIII, cerca del castillo. El 12 de diciembre de 1491 tenemos noticia de la construcción de la nueva iglesia y cuando en mayo de 1495 los visitadores de la Orden llegan a Manzanares ordenan que avancen las obras pues el “pueblo está crecido e la ha bien menester”.
Cuando la iglesia se abra al público en 1520 todavía faltan muchos detalles y se realizarán cambios y añadidos en el conjunto. El edificio era de una sola nave, y en el altar mayor se hallaba el sagrario, en cuyo interior había un relicario de plata con el Santísimo Sacramento metido en una cajita de haya. La iglesia se queda pequeña sin embargo por el aumento de la población y en 1554 se adoptan medidas como la adquisición de la casa del cura, necesaria para la capilla mayor y capillas laterales. A cargo de la ampliación estaba Enrique Egas el Mozo miembro de una larga saga de maestros y arquitectos.
Cuatro momentos esenciales: un inicio que levanta el cuerpo principal de la iglesia, una segunda etapa de obras menores, un tercer impulso entre 1554 y mediados de los setenta con la construcción del ábside, el primer tramo de la nave, dos capillas laterales, la del bautismo y el comienzo de la torre y un momento final cuando se construye la tribuna y se completa la torre.
El retablo y el ábside renacentista
El retablo renacentista, para la cabecera de la iglesia fue construido a finales del siglo XVI y comienzos del XVII. En él trabajó la familia Ruiz Delvira que realizó el ensamblaje, esculturas y pintura de estas, los cuatro lienzos fueron realizados por Bartolomé Carducho, y en parte de las pinturas colaboró Juan Bautista Perolli, quien trabajó en los frescos renacentistas del palacio del Viso del Marqués. El incendio de 1571 destruyó totalmente el retablo y será necesaria su reconstrucción.
Y de nuevo Ruiz Delvira informaba en 1595 que “obra y fabrica del retablo que está en la yglesia mayor de la villa de Manzanares está acabada…”. Vendrán después los dorados y terminaciones, las diferencias de valoraciones, pero la iglesia tenía un retablo realizado por excelentes artistas del momento. El retablo ocupaba el espléndido espacio de la capilla mayor diseñada en 1565 con proyecto de Enrique Egas el Mozo en colaboración con el maestro de origen vasco Alonso Galdón. Una cuadrilla de canteros vascos realizó las obras con la presencia de otros obreros como, Pero Martínez de Corruchaga, que también era oficial de cantería y vecino de La Solana.
La portada del sol
La portada del sol se realiza también en estos momentos, probablemente desde 1547 y en 1560 estaría terminada. Una gran portada enmarcada dentro de un arco superior y rematada por una tribuna que constituyen con su elaborada decoración un elemento esencial del conjunto. Una portada que es expresión del paso del mundo medieval al renacentista. Toda una idea de la imagen a representar con una iconografía rica en detalles y repleta de figuras de excelente calidad. Una concepción de lo ascendente, que supera las pasiones, es la que permite al hombre que sigue el modelo de la Virgen, coronar su vida con la vida eterna y el disfrute de la Gloria.
La Asunción de la Virgen, el Tránsito, es también la imagen del tránsito a través de la puerta, pasar del exterior al interior, del mal al bien. Los elementos de la puerta celebran el paso al interior del templo como vía de salvación.
La iglesia continúa evolucionando. Y uno de los momentos singulares de la vida de la iglesia es la penúltima década del siglo XVIII con documentos que recogen actuaciones a partir de 1781 y numerosas descripciones de la iglesia y su actividad, que “debiera ser catedral o colegiata” dada su categoría. Los planos del arquitecto Vicente López Villaseñor, vecino de Daimiel, dan cuenta de la importancia del edificio. Una iglesia de planta de cruz latina con nave de cinco vanos, cuatro de ellos cubiertos con bóveda vaída y el quinto correspondiente al crucero con bóveda central de arista y dos de cañón. Los planos del proyecto son una excelente documentación del estado del edificio en ese momento que se completan con los de la sacristía vieja realizados por Diego López Villaseñor que incluía el mobiliario de la zona.
El siglo XX
En las primeras décadas del siglo XX, se ejecutaron algunas obras tales como la construcción del edificio del Círculo Católico, adosado a la fachada NO y valla de cerramiento, que todavía se conserva, en la Plaza. En esos años se demolió una de las dos galerías exteriores, la más alejada de la portada de la iglesia. Al inicio de la guerra civil el día 20 de julio de 1936, se incendió y se destruyó todo el interior del templo, el extraordinario retablo del siglo XVI, las capillas y toda la cubierta, además de los cuerpos superiores de la torre.
Tras seis años de abandono, la Junta local para la reconstrucción de la iglesia comienza un trabajo recogido en sus actas para la rehabilitación del edificio. Los contactos con Pedro Muguruza, director General de Arquitectura dieron como resultado el encargo a Luis Moya y Enrique Huidobro para que realizaran el proyecto de rehabilitación del templo.
El proyecto modificaba la imagen original del templo, pero era adecuado por razones constructivas y como solución formal para una correcta rehabilitación. Las obras comenzaron en 1943 y se prolongaron hasta 1947 año en que se realizó el proyecto para la reconstrucción de la torre y se realizó un nuevo solado en el interior de la iglesia. En las décadas posteriores continuarán obras de mantenimiento y pequeñas reformas en el templo. En 2013 se realizó una rehabilitación de las cubiertas del edificio y en estos últimos años la de las fachadas a la Plaza de la Constitución y a la Calle Jesús del Perdón, en las que se encuentran las dos puertas de acceso al templo y los elementos primitivos más valiosos que conserva la Iglesia. Una actuación minuciosa y cuidadosa de lo existente dirigida por el arquitecto Diego Gallego.
Ahora se publica un excelente libro con los estudios realizados por un grupo de autores que documentan de forma especial la historia de este singular edificio de la provincia de Ciudad Real.