Para la gente del campo, el territorio es importante. Enseñan con orgullo la finca que han ido heredando de padres a hijos, han cuidado y ampliado con el paso de los años. Su ilusión es poder adquirir la nueva parcela que linda con la suya para completar la plantación de olivos o ampliar sus viñedos, o tener un mayor espacio para el cultivo del cereal. Tierras y fincas que han trabajado día a día y que tienen en sus superficies el sudor de sus esfuerzos continuados. Y ese lugar, ese territorio, es el símbolo de su trabajo, de sus antepasados y el sustento de su familia.
Hay otros que adquieren grandes fincas, realizan grandes inversiones, acceden a las grandes subvenciones y algún fin de semana se acercan a sus posesiones, con sus invitados, enseñando orgullosos sus bienes, aquellas posesiones que les garantizan seguir dirigiendo las empresas en las que trabajan. Son los terratenientes que poseen miles de hectáreas que recorren con sus vehículos todo terreno o los helicópteros que llegan desde Madrid de forma acelerada.
En política hay modelos parecidos. Hay quienes han ganado sus elecciones en su municipio, en su provincia o en su comunidad autónoma y recorren día a día ese territorio, reciben a sus vecinos y tratan de resolver sus problemas. Conviven cada día en ese territorio que es también el suyo. Muchos de ellos lo hacen con plena dedicación, trabajando día y noche de forma honrada en ese ejercicio de lo público que requiere esta administración cercana. El territorio es importante para ellos, porque es aquello que han ganado democráticamente y porque es su lugar cotidiano de trabajo.
Pero también, en política, hay dueños de fincas que enseñan orgullosos sus posesiones para poder seguir ejerciendo esos cargos que son realmente su trabajo, lejos de su territorio. Su lugar de trabajo es otro, este es solamente su trofeo, su garantía y fianza para lo otro. Son los terratenientes de la política.
En esta tierra de Castilla-La Mancha nos gustan más los que trabajan día a día su tierra, los que se dedican plenamente a este trabajo de cultivar lo público, de mejorar el territorio que hemos ido construyendo año a año y que reconocemos como resultado de nuestro esfuerzo común.