Dentro de pocas semanas se celebrarán las elecciones municipales y autonómicas que configurarán los gobiernos municipal, provincial y autonómico. Unas reflexiones sobre las propuestas de estas y la posibilidad de analizar de forma racional las diferentes alternativas. Da la impresión de que nuestras decisiones de votar se rigen por criterios de una sensibilidad manejada por los medios y los partidos de la oposición que presentan eslóganes que quieren sintetizar sus propuestas contra el que se presentan sin ofrecer una alternativa real y convincente. Por ello es esencial introducir una dosis de equilibrio y de racionalidad a la hora de decidir quienes queremos que sean los responsables de la gestión de nuestras instituciones.
Un plan de ciudad
La idea global del proyecto es esencial para tener unas directrices de aquello que se quiere realizar en la ciudad o en la comunidad autónoma a lo largo de cuatro años que tiene continuidad con lo realizado anteriormente y que deberá proseguir en los años siguientes. En muchas ocasiones dirigido por personas diferentes pertenecientes incluso a partidos distintos. Pero por encima de todo debe haber una voluntad de atender las demandas comunes en beneficio de la sociedad a la que sirven.
Y este plan, en lo municipal, se concreta por un lado en una realidad física que se organiza en los Planes Urbanísticos que se aprueban de forma reglada legalmente y definen obligaciones y derechos para todos. La simplificación administrativa de estas figuras debería ser una prioridad de la administración regional para permitir que las administraciones locales puedan desarrollar en espacios de tiempo más reducido sus propuestas y asuman la necesidad de su revisión y renovación en los períodos legalmente establecidos.
Y junto a las figuras de planeamiento los Planes Directores, los Planes estratégicos o como se les quiera denominar que definen, con un alto nivel de participación social, los objetivos y propósitos de la ciudad. Otra cosa distinta son los proyectos que enumerados de forma más o menos grandilocuente quieren configurar el proyecto de la ciudad. Son necesarios y útiles, pero deben tener el soporte de una idea global de lo que queremos conseguir.
Una ciudad de servicios
La ciudad como proyecto colectivo se plantea por la necesidad y utilidad de resolver problemas y proveer de servicios al conjunto que, de manera individual, no podrían tenerse. Servicios algunos tan elementales como el agua, la luz, el alcantarillado o los accesos rodados. Y servicios que pertenecen, en ocasiones, a otras administraciones, pero que necesariamente se integran y sitúan en la ciudad. Educación, cultura, servicios sociales, atención sanitaria y legal son actividades que se desarrollan necesariamente en la ciudad. Y la calidad y atención que llegue a todos los ciudadanos debe ser una preocupación esencial del gobierno municipal.
El debate sobre si los impuestos son muchos o pocos es un debate erróneo que no considera los ingredientes principales. Lo esencial es garantizar la calidad de los servicios municipales, que su prestación llegue a todos los vecinos y que cada uno de ellos tenga la suficiente capacidad de responder con su aportación económica al mantenimiento de estos. Un ejercicio de trasparencia y explicación de los costes que tienen es una excelente forma de que se entienda la necesaria aportación de impuestos y tasas para su mantenimiento. La pretendida rebaja de los impuestos como propuesta de programa político no deja de ser una falacia que oculta en muchos casos una voluntad de reducción de los servicios comunes y de su calidad.
Prioridades
Las administraciones públicas tienen recursos limitados, afortunadamente, y por ello la selección de las actuaciones a realizar es tarea esencial. Una selección de prioridades que es una excelente muestra de las prioridades políticas del gobernante. En ocasiones se presentan propuestas más o menos sugerentes por los partidos o por diferentes instituciones o colectivos que pueden resultar, o no, atractivas. Pero deben estar dentro del conjunto de actuaciones a realizar e introducidas en las prioridades del conjunto de necesidades y mejoras del municipio.
Repasar las actuaciones realizadas por cada gobierno, dentro del conjunto de necesidades de su ámbito de actuación, municipal, provincial o autonómico, es un buen test para confirmar las ideas políticas que cada uno defiende y las propuestas de gestión para llevarlo a cabo. Es una buena forma de comprobar la capacidad de que las políticas se concreten en actuaciones que repercuten en beneficio de la colectividad.
Y junto a ello plantear las actuaciones planteadas para el futuro próximo de forma razonada y ordenada ayuda a los vecinos de un municipio o de una comunidad a valorar la oferta de cada uno de los partidos. Esos programas de propuestas que “plantean, proponen, suscitan, promueven…” no dejan de ser discursos huecos que no tienen la menor capacidad de realizar nada ni de convencer a nadie.
Equipos
En las elecciones municipales cada partido debe presentar una lista completa encabezada por el candidato a la alcaldía, pero integrada por un conjunto de personas que serán los concejales responsables de cada una de las áreas. En muchas ocasiones parece que elegimos únicamente al cabeza de lista, pero la presencia de personas con capacidad de desarrollar determinadas tareas es esencial en un municipio. No solamente la dirección sino las responsabilidades económicas, de gestión urbanística, cultura, servicios sociales… son factores esenciales para decidir por una u otra candidatura.
Cada vez hay menos personas con voluntad de comprometerse en una tarea que exige dedicación y que se ha convertido en un ámbito de ataques por los responsables de otros partidos. Los más cualificados no quieren comprometerse y, en ocasiones, los que se ofrecen, no son los más adecuados para la responsabilidad que asumen. Pero el equipo es elemento esencial en unas elecciones municipales y hay que tratar de convencer de la nobleza de la tarea política y del compromiso con las tareas comunes.
Capacidad de gestión
Junto a las ideas, las propuestas políticas y las grandes alternativas está la realidad concreta y cotidiana que exige una capacidad de gestión dentro de la vida administrativa. Un ámbito de normas, reglamentos y controles que son necesarios y exigen conocimiento de estos y capacidad de relacionarse con los sistemas de funcionamiento que permiten llevar a buen puerto las propuestas. La administración, en su voluntad de control y trasparencia se ha convertido en un mecanismo lento y que en ocasiones dificulta y entorpece la realización de los proyectos. Por eso es necesario que los responsables políticos tengan una capacidad de gestión, de conocimiento del funcionamiento de la administración. Y ello debe realizarse desde un respeto a los funcionarios que desarrollan sus tareas en cada área, implicándolos y creando la ilusión por las propuestas que se plantean. Una tarea que requiere habilidad y dedicación.
Los próximos meses tenemos la oportunidad de elegir a nuestros gobernantes en ámbitos esenciales de nuestras vidas. La reflexión racional que valore la capacidad de implicación, el interés de sus proyectos y la capacidad de ilusionar a los ciudadanos con ellos debe ser un elemento esencial a la hora de decidir nuestra opción.