El edificio del antiguo convento de la Merced adaptado como instituto va necesitando reparaciones y ampliaciones a lo largo de los años especialmente en sus cubiertas. En 1967 se trasladó el masculino a un nuevo edificio (Maestro Juan de Ávila) situado en la Ronda de Calatrava y todo el edificio pasó a ser utilizado como instituto femenino. Diferentes obras de mantenimiento y conservación mantendrán el edificio con su uso docente hasta su cierre en 1995.
Actuaciones en la Merced
En esos años, el edificio del Instituto está cerrado y la iglesia de la Merced permanece con su actividad religiosa. Restauraciones necesarias en el edificio que afectan a zonas de cubierta y fachadas. Proyectos de los arquitectos Franco y Soro dentro del convenio de la iglesia con la Junta de Comunidades. La restauración de las pinturas del interior del edificio se realiza en dos fases gracias a la colaboración de la Consejería de Cultura con la Escuela de Conservación y restauración de Bienes Culturales de Madrid. El levantamiento del catálogo monumental de Ciudad Real que la Junta de Comunidades está llevando a cabo en toda la comunidad hace que se levanten los planos de este edificio por la arquitecta Josefa Sánchez Verdú y Francisco Javier Segado. Pero el antiguo convento sufre los efectos del abandono de años hasta que la Junta de Comunidades decide su rehabilitación para ampliar el Museo Provincial.
De instituto a Museo
El proyecto de restauración realizado por el arquitecto Javier Navarro va a suponer una consolidación total del edifico, una nueva distribución y un conjunto de acabados de calidad para albergar los nuevos usos. Los antiguos edificios realizados con muros de carga tienen la fuerza de su estructura que hace que la nueva función deba respetar estas grandes líneas de organización.
En planta baja el edificio tiene su acceso por la plaza delantera que ya había introducido Cirilo Vara a mediados del siglo XIX y consolidado López Agrudo a principios del siglo XX. Ya en este último cambio se había introducido una escalera en el frente de la entrada que va a ser elemento definidor de la comunicación entre plantas en la rehabilitación. Ahora la escalera con sus huecos laterales y acabados cobra un nuevo protagonismo. Una comunicación entre plantas que se completa con sus dimensiones, su revestimiento de madera y su posición frente al acceso principal. Desde este acceso con un vestíbulo de entrada se distribuye en planta baja el recorrido a derecha e izquierda para acceder a la zona expositiva.
La obra de rehabilitación debe recuperar los elementos esenciales del antiguo convento, mantenidos con los cambios posteriores. El claustro de 8,9 x 8,4 metros con una estructura de arcos de ladrillo y un pasillo exterior que recorre todo su perímetro era elemento esencial del conjunto histórico. El pasillo de casi tres metros que rodea la zona claustral define el espacio que, una vez rehabilitado, va a ser punto de central de celebraciones culturales. Esta zona se utiliza también como zona de exposiciones en todo su perímetro. La cubierta del espacio con montera de cristal permite estos actos a lo largo del año. En esa zona se comprobó la elevación de niveles de pavimentos visibles en el espacio urbano que se levanta respecto de todo el exterior de su perímetro.
Los espacios expositivos de la planta baja
La eliminación de tabiquerías secundarias permite la recuperación de amplios espacios expositivos tanto en el lateral al callejón de la Merced como al espacio lateral con fachada a la plaza de los Mercedarios. La gran sala lineal paralela al callejón tiene 36 metros de largo y 4,5 de ancho lo que la convierte en un espacio idóneo para exposiciones. En paralelo el otro eje que comunica con el claustro de 17×3.5.
En la zona izquierda se conforma otro espacio de exposiciones antes ocupado por cuatro aulas y un gabinete de Historia Natural. Desaparece la galería central y se han mantenido exclusivamente uno de los muros paralelos a la fachada perforando en grandes paños el otro. Se conforma así una sala de unos 24 metros de longitud con dos espacios de 4,8 y 5,10 con el espacio de circulación que ocupaba la antigua galería. En el espacio interior se diseñan pequeños tabiques transversales que aumentan así la superficie expositiva.
Siguen quedando espacios como la habitación del portero o la zona del antiguo gimnasio necesarios como espacios auxiliares del Museo, Junto a esta nueva organización funcional, un acabado cuidado de paramentos, techos y suelos y un conjunto de instalaciones requeridas en un museo moderno, que lo convierten en espacio de museo de Bellas Artes complementando el dedicado a la arqueología.
La planta primera
La planta primera tiene su acceso por la escalera central ahora rehabilitada y que ha adquirido con los acabados en madera y la liberación de los espacios laterales, con la escultura de Alberto, un protagonismo nuevo. Desde este punto de acceso se repiten los espacios de planta baja con seis salas de diferentes dimensiones. Las dos grandes salas situadas en el perímetro del edificio tienen más de doscientos metros cuadrados cada una de ellas. Otros espacios como el de la sala 2 se asoma en su borde al gran patio interior con 187 metros cuadrados de superficie expositiva. Un recorrido que se desarrolla por las diferentes salas en itinerarios diversos.
El Museo ha cambiado radicalmente los usos y acabados e imagen del interior del edificio. Con un cuidadoso estudio de materiales en todos sus elementos, unas nuevas instalaciones y espacios tanto expositivos como auxiliares, el antiguo Instituto es ahora un Museo de Bellas Artes de calidad. En un solar de 1985 metros cuadrados una construcción de dos plantas con 3332 metros cuadrados construidos.
La imagen exterior
La imagen exterior con un ritmo de huecos uniformes repetidos a ritmos regulares conserva el proyecto conventual y la ampliación como instituto. Han sido necesarias rehabilitaciones de materiales, nuevos acabados y soluciones en carpinterías y, en el momento actual, se reparan de forma más intensa los aleros de la cubierta. La entrada al edificio ya planteada por la plaza de los Mercedarios se conserva en esta situación con nuevos tratamientos de materiales y acabados.
El edificio tiene esa plaza delantera realizada con materiales de excesiva austeridad que dejaron las zonas ajardinadas reducidas a un mínimo espacio. Sería bueno que en el plan de actuaciones municipales se replanteasen los acabados de esta plaza, sus pavimentos y tratamiento de jardinería.
La rehabilitación se inauguró con la exposición El arte en tiempo de Don Quijote, el 4 de noviembre de 2005. El edificio ha sido declarado Bien de Interés Cultural el 3 de agosto de 2010. Con motivo de su rehabilitación se publicó el libro Un convento, un Instituto, Un museo (Rehabilitación del Instituto Santa María de Alarcos de Ciudad Real. Memoria histórica y sentimental). En los diferentes estudios del edificio parece obviarse esta última actuación de especial calidad proyectada por el arquitecto Javier Navarro Gallego que supone un cambio esencial en el conjunto edificado.
