El ladrillo, material cerámico cocido, ha sido utilizado en la construcción desde hace siglos como elemento estructural y como revestimiento de fachada de los edificios. Un material presente en construcciones de época romana o de construcciones muy diversas de épocas posteriores. Un material que utiliza la arcilla existente en el terreno y que por tratamiento a alta temperatura adquiere excelente condiciones de resistencia y durabilidad. Su uso a lo largo de los siglos nos permite un recorrido por el tiempo de nuestras construcciones. Por ello me acerco a situaciones puntuales, especialmente de los últimos siglos. En otras culturas y, de forma más sencilla, simplemente mezclado con paja y secado producía los adobes.
Cuando recientemente se comenzaba la rehabilitación de la plaza de toros de Ciudad Real se hacía evidente la estructura constructiva con partes de tapial, elementos de mampostería y zonas realizadas en ladrillo de tejar. Soluciones que, habitualmente, estaban pensadas para ser enfoscadas posteriormente ocultando la presencia del ladrillo que tenía funciones estructurales y constructivas exclusivamente. El ladrillo conviviendo con tapiales o con zonas de mampostería reforzaba partes del conjunto o marcaba líneas de su construcción.
En la actualidad, la decoración de interiores recupera estas fábricas que deja vistas como imagen que pone de manifiesto el proceso constructivo del edificio. En ocasiones las reinventa y recrea o reconstruye con materiales plásticos tratando de crear, aunque sea de forma engañosa, la imagen de antigüedad del edificio
El ladrillo aplantillado
Una versión especial de calidad es el denominado ladrillo aplantillado. Un ladrillo de calidad rebajado en su interior, de manera que el mortero que une una hilada con la otra queda oculto en el interior de la fábrica permitiendo que la imagen exterior de la fábrica sea continua. Las diferentes piezas quedan en el plano de fachada como si no existiesen juntas ni horizontal ni vertical entre ellas de manera que se consigue así un plano uniforme definido por el material cerámico. Son ladrillos de especial calidad de ejecución de manera que su cara vista exterior es lisa de colores intensos por la calidad de la arcilla empleada. Sus dimensiones moduladas permiten diferentes formas de colocación y la realización de elementos ornamentales en recercados, cornisas y partes singulares de los edificios.
En Ciudad Real, la arquitectura de principios del siglo XX nos ha dejado ejemplos especialmente atractivos con esta solución constructiva. Dos edificios en la calle Feria en su principio, declarados bien de interés cultural ambos, con diferentes soluciones y adornos en la fábrica construidos en los primeros años del siglo XX. El hotel Alfonso X el Sabio tenía la fachada con esta fábrica que unida a los elementos de balcones y rejas adquiría una especial calidad, al igual que ocurre en el edificio de la calle conde de la Cañada también declarado BIC. Algo similar en su diálogo de la piedra y el ladrillo ocurre en el edificio de la plaza del Carmen. En el Banco de España, en la plaza del Pilar, Rebollar juega con el ladrillo y la piedra para conseguir una composición monumental capaz de representar a la institución económica que albergaba. El ladrillo, combinado con elementos singulares de piedra, con rejas en balcones o miradores creaba una arquitectura que es un referente de la ciudad en las primeras décadas del siglo XX.
El ladrillo visto como imagen de calidad
El ladrillo visto es considerado signo de calidad de la edificación y en ocasiones se recurre a diferentes técnicas para simular su presencia. En algunos casos, como en el edificio recientemente demolido en la plaza de Cervantes, el ladrillo era un simple aplacado sobre la fábrica que en esta ocasión era un grueso muro de mampostería. Un aplacado de pocos centímetros que trataba de crear la imagen de la fachada como si fuera de ladrillo en su estructura exterior.
En otras ocasiones, una técnica no muy habitual en Ciudad Real, aunque sí en diferentes poblaciones es la de simular el ladrillo con el dibujo realizado en el enfoscado del cerramiento de fachada. Es el caso, por ejemplo, de las viviendas de esquina de la calle Bernardo Balbuena con Tomás de Villanueva que según el Catastro de Hacienda es de 1950. El material se ha conservado en buenas condiciones durante décadas y ahora, cuando se deteriora en algunas de sus partes, deja en evidencia la realidad de su forma de ejecución. En la esquina de la calle Olivo con obispo Esténaga una forma curvada resuelve con elegancia el encuentro de las dos calles en 1959.
El ladrillo visto se reclama como criterio de calidad y así en la cooperativa de viviendas de Pio XII la fachada de ladrillo visto aparece como una reivindicación. Será necesario esperar para que esta demanda se vea cumplida. La tercera fase de la cooperativa ferroviaria construirá 300 viviendas, completando así en la zona un total de 604 viviendas que conforman el actual barrio de Pio XII. En este caso la demanda de fachadas de ladrillo visto se lleva a cabo, construyendo el edificio en todas sus plantas con muros de carga que quedan vistos en las fachadas de las viviendas que fueron entregadas en 1965.
El ladrillo en la arquitectura contemporánea
Las condiciones de fabricación, el control de las materias primas y la mejora de su colocación han hecho que el ladrillo siga siendo un material totalmente vigente en su utilización en la arquitectura contemporánea. Edificios de arquitectura cualificada de nuestra ciudad siguen utilizando el ladrillo en sus acabados exteriores. Un material con una excelente duración, un comportamiento térmico bueno tanto en sus características de aislamiento como de inercia térmica.
Viviendas como las de la calle Ramón y Cajal 4 edificio de 1998 del arquitecto García Carrión o algunas del principio de la calle Toledo pueden ser ejemplos de una utilización actual y cualificada del ladrillo visto. El hotel NH en su propuesta racional de geometría tiene una fachada de ladrillo en su plano principal. Las composiciones cambian, con geometrías austeras, racionales en las que las proporciones de los huecos, el equilibro entre las diferentes partes del conjunto definen la imagen exterior del edificio. Edificios como el Hospital General Universitario que en su fachada de habitaciones se construye con la fábrica de ladrillo visto que, en ocasiones se traslada a paramentos interiores en espacios como la zona de acceso a la cafetería.
Un material tradicional que ha evolucionado en la calidad de su ejecución en sus acabados, tonalidades y sobre todo en sus cualidades resistentes. Un material que, como muchos de los usados en la construcción, nos permite un recorrido por la historia de la construcción y de forma singular de nuestra ciudad.