La Navidad se asocia en muchas ocasiones a esos cuentos edulcorados que se repiten año tras año como el escrito por Dickens Un cuento de Navidad, publicado en 1843 que desempeñó un importante papel en la reinvención de la fiesta de Navidad, haciendo hincapié en la familia, la buena voluntad, la compasión y la celebración familiar. Pero la Navidad en su sentido cristiano tiene otras significaciones.
La fiesta, herencia pagana
Como muchas fiestas religiosas, la Navidad tiene su precedente en celebraciones paganas anteriores. La fecha que se asocia al nacimiento de Cristo no se menciona ni en el Nuevo ni el Antiguo Testamento. La fecha estaba asociada a la celebración del solsticio de invierno el 21 de diciembre. En el año 221, Sexto Julio Africano sitúa el nacimiento de Jesús próximo a esta celebración del paso de estación.
En diferentes culturas estas fechas son motivo de diferentes celebraciones. Muchas de ellas lo asocian al 21 de diciembre, el día más corto del año, considerado como el día del nacimiento del sol, aunque en otras culturas se considera al contrario el día de la muerte del sol. Los romanos celebraban el 25 de diciembre el día del nacimiento del sol invicto. En Escandinavia el 26 de diciembre es el nacimiento del dios nórdico fecha que para los aztecas era el tiempo del advenimiento del dios del sol y la guerra. Y así en diferentes culturas la llegada del solsticio supone la celebración de fiestas asociadas al sol. En la cultura cristiana ya en el siglo IV Juan Crisóstomo propone la celebración del 25 de diciembre como fiesta del nacimiento de Cristo.
La celebración cristiana recuerda el nacimiento de Jesús en Belén y con ello el principio del cristianismo. Asociada al nacimiento del sol como bien esencial de la vida en la tierra el cristianismo incorpora el nuevo valor del nacimiento de Cristo como inicio de la vida cristiana y de la iglesia.
La celebración de la pobreza
La descripción de los evangelios del nacimiento de Jesús es la descripción del nacimiento de un pobre, desposeído de todos los bienes terrenales más elementales. Un momento complicado por la obligación de todos de dirigirse a sus ciudades de origen para empadronarse, escasez de recursos y de alojamiento que obliga a María a dar a luz en un pesebre de animales. El edicto de César Augusto obligaba a todos a dirigirse a su lugar de nacimiento para empadronarse. Un censo realizado bajo el gobierno de Cirenio.
José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén porque él era de la casa y familia de David para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. María, dicen los evangelios, dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Una religión que no nace de la grandeza y de la majestad de un dios lleno de riquezas y de especiales manifestaciones. El Dios cristiano nace en un pesebre, de padres humildes y vive de forma sencilla y austera durante toda su vida.
La fiesta de los oprimidos
El cristianismo como toda fuerza de creación cultural, pone de manifiesto su originalidad por la introducción de una actitud nueva ante la naturaleza y ante el mundo de las relaciones humanas. Y en los orígenes del cristianismo, un hombre de familia humilde, nacido en un pesebre se rodea de un grupo de apóstoles, trabajadores sencillos que forman el núcleo de la iglesia primitiva.
Curiosamente el entendimiento de la comunidad primitiva que se crea en torno a la figura de Cristo y que se describe en los evangelios ha sido analizada por filósofos marxistas como Engels en su artículo de 1882 sobre Bruno Bauer y el cristianismo primitivo. Cuando Engels quiere saber quiénes eran los primeros cristianos escribía: “Entre qué gente se reclutaban los primeros cristianos. Principalmente entre los trabajadores y los oprimidos pertenecientes a los estratos más bajos del pueblo, como conviene a un elemento revolucionario. ¿Y de qué se componían estos estratos? En las ciudades, de hombres libres fracasados… Después de libertos y sobre todo de esclavos; en los latifundios de Italia, de Sicilia y de África, de esclavos, en los distritos rurales de las provincias de pequeños campesinos cada vez más esclavizados por las deudas”. Todos los que la disolución del mundo antiguo había arrojado a la calle eran atraídos los unos a los otros por el círculo del cristianismo.
El cristianismo se constituyó sobre la base de una protesta universal contra la explotación universalizada. Fue la primera religión universal posible. En el ascetismo cristiano hay una dimensión de protesta como condenación militante de los ricos. Es más difícil que un rico entre en el reino de los cielos que un camello pase por el ojo de la aguja.
Las imágenes de la Navidad
Los cuadros de los grandes pintores italianos representan el nacimiento de Jesús con elementos constantes en muchos de ellos. Una estructura de madera de la máxima sencillez acota el espacio y cubre la zona en la que están la Virgen, san José y el niño. Giotto, fra Angelico y Boticelli repiten este sencillo esquema. En el cuadro de Giotto la virgen parece levantada en un elemento que la separa del suelo y está abrazando al niño.
El nacimiento de Jesús, realizado entre 1302 y 1305 en los muros de la capilla de los Scrovegni (Padova, Italia), dibuja un sencillo pesebre con la Virgen María, echada sobre el lecho y el Niño Jesús a su lado y atendido por ella. Sentado a los pies está José. Para fra Angelico, el niño aparece en el suelo y es objeto de las miradas de la Virgen y san José y otros dos personajes que miran con admiración al recién nacido. En el convento de San Marcos de Florencia está La Natividad realizada en1437. En ella se observa un Niño Jesús tendido en el suelo de paja mientras la virgen María y san José lo observan con gesto de adoración. Los dos personajes fuera del tiempo son san Pedro y Santa Catalina de Siena. Boticelli presenta una imagen más compleja con el niño que levanta sus manos hacia su madre y el padre que esconde la cabeza con sus brazos. Un grupo de personas a ambos lados están presentes.
Y en las tres pinturas, por encima de la sencilla de cubierta de madera los ángeles (los enviados) componen la parte superior del cuadro marcando esa presencia de lo divino en el ámbito de la pobreza terrenal. Una Navidad que aúna a los pobres de la tierra porque su Dios ha nacido en un portal en la situación extrema de pobreza para desde ella tener la fuerza de poder presentar su mensaje.
La Navidad como celebración de la pobreza, como base de la comunidad cristiana que nace entre la gente sencilla y que se representa a lo largo de los siglos como el nacimiento en el espacio humilde del pesebre. Una celebración que poco tiene que ver con las actuales fiestas que, arropadas por tradiciones y costumbres, se convierten en encuentros familiares, en tradiciones culinarias y sobre todo en grandes celebraciones del consumo que llena la ciudad y la invade con sus demandas.