El “patrimonio cultural” ha cambiado en las últimas décadas, tanto en sus contenidos como en los tiempos en los que se desarrolla. Una realidad que no se limita a monumentos y colecciones de objetos, sino que comprende también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional.
El patrimonio cultural inmaterial es un importante factor del mantenimiento de la diversidad cultural frente a la creciente globalización. La importancia del patrimonio cultural inmaterial no estriba en la manifestación cultural en sí, sino en el conjunto de conocimientos y técnicas que se transmiten de generación en generación. Un valor que tiene su base esencial en las personas que lo conservan y que representa un elemento esencial para la vida de la comunidad en la que se desarrolla.
Ley de salvaguarda del Patrimonio Cultural inmaterial.
En España, la protección de este patrimonio llega con la Ley 10/2015 de 26 de mayo para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial.
La ley define aquellos elementos que pueden considerarse bienes del patrimonio cultural inmaterial: a) Tradiciones y expresiones orales, incluidas las modalidades y particularidades lingüísticas como vehículo del patrimonio cultural inmaterial; así como la toponimia tradicional como instrumento para la concreción de la denominación geográfica de los territorios; b) artes del espectáculo; c) usos sociales, rituales y actos festivos; d) conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo; e) técnicas artesanales tradicionales; f) gastronomía, elaboraciones culinarias y alimentación; g) aprovechamientos específicos de los paisajes naturales; h) formas de socialización colectiva y organizaciones; i) manifestaciones sonoras, música y danza tradicional.
El artículo 6 de la ley establece el compromiso de las administraciones públicas competentes que “promoverán la transmisión a las nuevas generaciones de los conocimientos, oficios y técnicas tradicionales en previsible peligro de extinción, apoyando y coordinando iniciativas públicas y privadas, y mediante la aplicación a estas actividades de medidas de fomento e incentivos fiscales que les puedan resultar de aplicación, en los términos que establezca la legislación vigente”.
Celebraciones festivas.
En Castilla-La Mancha 30 manifestaciones culturales han sido reconocidas como patrimonio inmaterial. Un conjunto de celebraciones festivas como las Botargas de Guadalajara, la Caballada de Atienza o el Carnaval de Tarazona de la Mancha, Danzantes y mayordomos de Méntrida, los episodios caudetanos, el festival medieval de Hita, la festividad de la endiablada de Almonacid del Marquesado, la Danza de Belinchón y los Danzates y mayordomos de Méntrida. En ocasiones celebraciones asociadas a la gastronomía y elaboraciones culinarias como el santo voto de Puertollano.
La celebración de la fiesta de la Eucaristía nacerá en la Edad Media. En el año 1316, Juan XXII introduce la Octava con exposición del Santísimo Sacramento. El papa Nicolás V, en la festividad del Corpus Christi del año 1447, decide celebrar la procesión de la Sagrada Forma por las calles de Roma. En Castilla-La Mancha, las celebraciones del Corpus Christi están asociadas a manifestaciones que requieren vestidos singulares y que tienen todo un rito en su celebración: Corpus Christi de Camuñas, Lagartera, Porzuna, Valverde de los arroyos, Elche de la Sierra.
En la declaración de la celebración del Corpus de Camuñas se die: El origen actual de la Fiesta de los Pecados y Danzantes del Corpus Christi de Camuñas podría situarse entre los siglos XVI o XVII, cuando las danzas adoptaron la argumentación de Auto Sacramental y empezaron a ofrecerle al “Señor de los cielos” un buen tributo de ritmo y música. A lo largo del tiempo la fiesta ha sido dotada de muchas interpretaciones distintas, hasta hoy, que viene a ser un auto sacramental mímico, la confrontación entre el bien y el mal.
Manifestaciones musicales
La seguidilla manchega, la tamborrada de Hellín y la tamborrada de Tobarra y el toque manual de campanas de Alustante están incluidos en la lista de bienes que forman parte del patrimonio inmaterial de Castilla-La Mancha.
En la declaración de la seguidilla como patrimonio inmaterial se dice. Los orígenes de la Seguidilla se remontan al siglo XV. Los antecedentes más tempranos se encuentran en las jarchas hispano-mozárabes de los siglos XI y XII, así como en las cantigas gallegas de Alfonso X el Sabio. La Seguidilla Manchega, música, canción y baile popular de ritmo vivo y alegre es una creación genuina de La Mancha. Dentro de la región manchega el baile de las seguidillas tiene diferentes variantes, pero su ritmo siempre es rápido, de mucha viveza.
La Seguidilla ha sido un baile de divertimento, como así lo atestiguan diferentes cronistas. La Seguidilla, en un principio literaria, después musicalizada, y más tarde coreografiada o bailada, debe su nombre a lo seguido de sus coplas y de su música.
Artesanía
Cerámica de Talavera de la Reina y la de Puente del Arzobispo. Las labores de Lagartera Cuchilleria y navaja clásica de Albacete. Las alfombras de nudo español de Alcaraz.
El ejemplo de la cerámica de Talavera es especialmente representativo de este patrimonio. La producción cerámica está documentada en Talavera desde época romana, con el uso de motivos específicos agrupados en series, colores propia y, con un proceso artesanal mantenido. La relación de los talaveranos con la cerámica ha sido especialmente intensa. Las casas se diseñaron para albergar fábricas y su lenguaje adoptó una rica terminología que les diferenció de sus vecinos. Sus calles conservan nombres como: Alfareros, Alfares, Artesanos o Torneros. La actividad de elaboración de la cerámica ha tenido artistas ilustres como Juan Ruiz de Luna, Francisco Montemayor, Francisco Niveiro, Doctor Henche o Francisco Arroyo. En diciembre de 2019 la UNESCO inscribió, en su Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la fabricación artesanal de la cerámica de Talavera de la Reina.
Un conjunto de manifestaciones que son parte de nuestra cultura y que por ello se reconocen como patrimonio inmaterial. Pero sobre todo un patrimonio cuyo ingrediente esencial son las personas que mantienen vivas esas tradiciones y conocimientos.