El Ayuntamiento de Tomelloso ha organizado unas Jornadas sobre Patrimonio Industrial que se celebrarán en esa localidad los días 4 y 5 de diciembre. Una iniciativa que quiere dar a conocer el patrimonio industrial de la localidad y los valores que tiene este patrimonio. La realidad industrial ha sido valorada para su estudio, conservación y divulgación en fechas recientes. Un patrimonio que abarca un amplio conjunto de aspectos que van desde edificios, a maquinaria, territorios, prácticas de trabajo, tradiciones y costumbres.
En Tomelloso la actividad de la destilación ha producido numerosas instalaciones que se hacen visibles con sus grandes chimeneas de ladrillo en diferentes lugares de la ciudad. Una actividad próxima a la elaboración del vino como actividad agroalimentaria de gran interés. Diferentes edificios, construcciones, instalaciones y maquinaria se ubican en numerosos lugares de la ciudad como testimonios de la actividad del hombre para la producción. Las cuevas fueron durante siglos los lugares que reunían las condiciones higrotérmicas necesarias para producir el vino. Son tesoros a estudiar, conservar y valorar desde nuestra cultura actual.
Esta visión del patrimonio industrial, entendida en el contexto general de Castilla-La Mancha y del proceso de industrialización español y europeo contribuye a entender y apreciar un patrimonio que ha tenido un rápido desarrollo, también un rápido envejecimiento y que no se ha valorado, en general, como elemento que integra nuestro patrimonio histórico. Prueba de ello es la nula atención que ha merecido el tema en la actual Ley del Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha.
Afortunadamente hay en nuestra comunidad edificios y actividades industriales o preindustriales valorados y rehabilitados como testimonios de esta actividad. Molinos hidráulicos como Molemocho o el del parque de Cabañeros, conjuntos de molinos de viento como los de Campo de Criptana, Alcázar o Consuegra. Reales fábricas como la de Toledo convertida en campus universitario, o instalaciones como la Fábrica de Harinas de Toledo o el antiguo matadero convertido en centro escolar son sólo algunos de los diversos ejemplos que en Castilla-La Mancha dejan constancia de la posibilidad de conservar e integrar este patrimonio en la actividad vital de la comunidad.
Publicaciones como Arquitecturas para la industria de Castilla-La Mancha editado en 1995 o la que he publicado recientemente sobre Paisajes industriales de Castilla-La Mancha dejan testimonio de la realidad industrial en nuestra comunidad autónoma. El patrimonio industrial es el testigo de la actividad laboral del hombre, es la memoria de la huella del trabajo y por ello merece un aprecio especial. Un aprecio que jornadas como las que se van a celebrar en Tomelloso contribuyen a crear interesando a todos en su conocimiento y dando a conocer una realidad amplia con valores singulares.
