Los últimos meses han sido tiempos de caminos difíciles en la vida política española. Las últimas elecciones, después del imposible acuerdo de las anteriores, repiten un escenario especialmente fragmentado. Pero un escenario en el que el PSOE sigue siendo la fuerza más votada con una amplia diferencia respecto del PP y con presencias importantes de Unidas Podemos, de Vox y un amplio espectro de representaciones de diferentes territorios.
Acuerdos posibles
Debo reconocer que mi primera sensación es de agrado por la voluntad manifiesta de acuerdo entre el PSOE y el grupo de Unidas Podemos. Las proximidades de pensamiento, de propuestas, de ideas están mucho más cercanas que de grupos como Ciudadanos que ha adoptado unos planteamientos singulares que le han llevado a la situación caótica en la que se encuentra en la actualidad y por supuesto del Partido Popular.
Los acuerdos, definiendo propuestas de trabajo próximas con ejercicios de consolidación de derechos sociales y defensa de servicios esenciales como la educación, la sanidad, las pensiones son una línea saludable para el desarrollo futuro del país. Y junto a ello propuestas de trabajo en una economía sostenible, en una defensa de valores medioambientales abren expectativas e ilusiones de realidades que deben ser buenas para el país.
Pero con esa suma no era posible llegar a obtener los necesarios votos para designar presidente a Pedro Sánchez que encabeza la lista del PSOE, partido más votado en las elecciones democráticas realizadas. Es necesario contar con apoyos y acuerdos con otras fuerzas políticas.
Otros acuerdos y concesiones
Y por ello comienza el diálogo con otras fuerzas políticas que pueden ayudar a ese objetivo o que al menos pueden permitirlo con su abstención. El acuerdo con el grupo catalán era difícil. Y aquí debo confesar que mis sensaciones en las reuniones entre el grupo de negociadores del PSOE y ERC eran las de ser rehén de un reducido grupo de parlamentarios que quieren obtener importantes beneficios a sabiendas que, a pesar de su peso limitado en representantes en el Congreso, su aportación era esencial. El resultado final es un acuerdo expresado en un texto breve con ambigüedades calculadas por ambas partes que deja un camino difuso abierto. Pero un camino que es esencial explorar y en el que hay que avanzar como solución a un conflicto planteado con la sociedad catalana en su conjunto. Frente a planteamientos que quieren resolverlo todo con el uso de la fuerza o con el recurso a lo judicial, el camino del diálogo parece ser un camino infinitamente mejor.
Acuerdos que se valoran de forma especialmente negativa por una oposición que no tiene ninguna voluntad de llegar a posibles acuerdos. Si tanto les molesta el acuerdo del PSOE con ERC bastaría con que algunos de ellos (PP o Ciudadanos) se hubieran abstenido evitando el acuerdo. Su amor a la patria y a la defensa de la unidad de España podría haberse manifestado de una forma muy sencilla. Su intento de hacer cambiar el voto de algunos socialistas habría sido más fructífero cambiando el suyo propio. El PSOE, con muchos sin entenderlo, ayudó en su momento al posible gobierno de Rajoy. Pero parece seguir siendo verdad aquello de que la derecha sigue teniendo más intereses que ideales, aunque los camufle de expresiones grandilocuentes.
Un debate parlamentario complejo
Los días del debate parlamentario para elegir finalmente al candidato socialista han sido especialmente ilustrativos. Tanto los representantes socialistas como Unidas Podemos han trasmitido un discurso que plantea el futuro del país en base a propuestas que generan la ilusión de avanzar por caminos de solidaridad, de atención a todos los ciudadanos y de propuestas legislativas capaces de resolver conflictos presentes. Presentaciones moderadas, basadas en ideas de futuro que deberán irse concretando en el ejercicio del gobierno. Pero propuestas que parecen marcar direcciones positivas capaces de generar una ilusión por mejorar nuestro país y nuestra convivencia.
Y frente a ello, propuestas de agresividad máxima, de ataques con una absoluta falta de respeto a aquel que piensa diferente. Con su discurso cargado de insultos y de acusaciones que no responden a la realidad hacen difícil pensar en posibles acuerdos y entendimientos. Desde el grupo de Ciudadanos, su representante actual planteaba un posible acuerdo del PSOE con el PP y ellos mismos (totalmente innecesarios en ese caso). Pero con el partido que mantiene posiciones como las manifestadas por Casado o Álvarez de Toledo resulta difícil mantener un diálogo y llegar a acuerdos. Ese camino los llevó al desastre electoral que quisieron enmendar con una declaración centrada que en el debate les ha acercado de forma evidente a las propuestas de VOX. Y junto a ello su voluntad de apropiarse de valores comunes haciendo un flaco servicio a la convivencia y a la democracia
Y, sin embargo, parlamentarios con una trayectoria democrática ejemplar haciendo discursos de diálogo, de llamadas a las soluciones posibles como el representante del PNV. Ejercicios capaces de dar sentido a la vida parlamentaria y a la utilidad de una cámara en la que el debate, los razonamientos y las propuestas deben dejar paso a insultos y afirmaciones que no se deben tolerar en un espacio como el Congreso. Sensaciones tristes de políticos de escasa altura que apenas se compensan con propuestas positivas y caminos abiertos al futuro.
El nuevo gobierno de coalición
Como resultado de las negociaciones, de los debates y los acuerdos ha sido posible designar un nuevo presidente de gobierno. Un presidente que va a gobernar en coalición con Unidas Podemos y por ello el primer deseo y necesidad es que se produzca un acuerdo de colaboración sincero, de entendimiento y lealtades mutuas para avanzar en las propuestas que van a tener un frente activo en una derecha opuesta a cualquier avance social. Un entendimiento que debe ser también asumido por los militantes de ambos partidos. Los partidos políticos deben avanzar en el necesario debate, la discusión de ideas y propuestas y manifestarlo con total libertad. Pero también saben que su fuerza está, una vez asumido el resultado, en apoyar con lealtad y compromiso los resultados que democráticamente se producen.
Ya sabemos los nombres de los responsables de los diferentes ministerios y sus equipos de trabajo, parte esencial también en el diseño del gobierno. Hay que cambiar la mentalidad de las redes sociales por la del BOE, menos divertido, pero más eficaz y consecuente para aquellos que quieren gobernar. Son tiempos difíciles en los que las sensaciones son plurales, de esperanza, de una cierta incertidumbre y de una necesaria ilusión que sólo será posible si se desarrolla un trabajo eficaz y coordinado. Pero hay muchos caminos en los que se abren esperanzas de futuro, posibilidades que deben concretarse en los próximos meses. Y por ello las sensaciones son de esperanza e ilusión para el gobierno de futuro que comienza ahora en este 2020.