Como me gusta mucho andar, hace tiempo que tenía ganas de hacer una parte del Camino de Santiago. Por unas cosas u otras pasó el tiempo y ya pensé que no podría realizar ese sueño. Pero hace unos meses tres amigas y yo decidimos hacerlo y, poco a poco lo fuimos programando, sobre todo una de ellas, Cristina, se dedicó a reservar hoteles, billetes de tren y hasta el alquiler del coche, y algo muy importante, un servicio maravilloso, sinmochila.com, para llevar las maletas de un hotel a otro; si no es por ella, no sé si lo hubiéramos hecho.
El camino lo iniciamos un domingo por la mañana desde Tui, así se escribe en gallego, yo la recordaba como Tuy, ciudad preciosa al lado del río Miño, con un puente de hierro que hace frontera con Portugal. Al otro lado Valença do Minho, las dos ciudades forman una eurociudad, como forma de colaboración entre los dos países. Dimos un paseo por esta ciudad, recorrimos un paseo precioso por la ribera del Miño, subimos empinadas escaleras hasta su catedral, Santa María de Tui, recorrimos sus callejuelas, admiramos sus cruceiros. Toda Galicia salpicada por estos monumentos señalando el camino, en cualquier esquina, ante un cementerio, son señales religiosas, ancestrales en esa Galicia maravillosa de meigas y bosques.
Cansadas del recorrido, nos paramos a cenar en un recoleto patio, al lado de la catedral, O Novo Cabalo se llama este restaurante, con música en directo desde la calle, una noche preciosa para recordar. Allí, por primera vez sellamos nuestra credencial, bueno, la sellamos Concha y yo, Cristina y Maite no la tenían, desde ese momento el sellar la credencial se convirtió en un juego a lo largo del Camino.
Salimos por la mañana con dirección a O Porriño, 19 Km, nuestro primer día de peregrinas, yo estaba llena de expectación, junto a Concha, Cristina y Maite iniciamos el camino, no sabíamos nada, era una experiencia abierta y llena de incógnitas.
La ruta empezó atravesando huertas, algún bosque con riachuelos, pero a partir de esa primera parte ya no nos gustó demasiado, atravesamos un polígono industrial de más de 3 km que se nos hizo interminable. Llegamos a O Porriño algo cansadas pero después de comer y descansar algo nos preparamos para ver el pueblo.
Esta señal nos irá indicando, a lo largo del camino, los kilómetros que nos quedan para llegar a la catedral de Santiago y nos indica la dirección que debemos seguir. Todo el camino esta señalizado con estas y otras flechas pintadas en la carretera o en un árbol para que los peregrinos no se pierda