El trastorno compulsivo viene siempre acompañado de un deseo de consumir por encima de todo. Las personas que tienen este trastorno llamado técnicamente omniomanía, lo pasan francamente muy mal.
Este tipo de trastorno se asocia a un tipo de personalidad insegura, depresiva y con baja autoestima. Por desgracia, los medios de comunicación y la excesiva publicidad agresiva y descontrolada que actualmente vivimos, es el medio directo de captación de este tipo de personas que sobreviven como pueden al excesivo gasto y a la angustia que le produce ese estímulo tan atractivo y a la vez tan insoportable para ellos.
Estas fechas son bastante proclives al consumismo descontrolado y hay que evitar caer, incluso, también algunas personalidades que no han tenido nunca este ataque de impulsividad tan descontrolada. El problema nos puede afectar a todos nosotros de igual manera.
La regulación del tipo de publicidad que se expone en los medios de comunicación, es cosa de las autoridades pertinentes y necesita otra vuelta de tuerca más. Los técnicos de la conducta y educadores, no encuentran acertados el tipo de mensaje que quiere venderse algunos encubiertos porque es lo que interesa.
La reflexión es evidente, o regulamos la publicidad en nuestro país que es lo que nos interesa, o la sociedad está potencialmente desprotegida y sobre todo, el tipo de personas que se encuentran más vulnerables al consumo directo y enfermizo. Es tiempo de cambiar y no de manipular. El género humano creo que merece un respeto…