Hay dos evidencias en los resultados electorales de este 28 abrileño:
De una parte, el PSOE ha ganado las elecciones que hubiera ganado también si Rajoy hubiese hecho lo que debía: dimitir cuando la corrupción le paralizó y España ya vomitaba. También José Luis Zapatero ganó las elecciones a Aznar de manera imprevista porque la sangre de Atocha no la pudo ocultar la mentira de José María Aznar.
La mentira es un arte difícil de manejar e imposible de usar para ganar tiempo. Siempre se vuelve en contra. Incluso rápidamente. Las mentiras de Aznar le dieron poca vida como presidente, apenas 24 horas. Y a Rajoy no le salvó de una mención de censura por su incapacidad para frenar la podredumbre de su partido y sus gobiernos regionales. No hay que buscar otras causas.
Un pasado pendiente de escribir
El “después de Rajoy” está por escribir. Apenas sabemos de unas elecciones primarias amañadas y una cabeza toledana, la de Dolores de Cospedal, rodando con el mismo estruendo que provocaría la campana de la catedral. En ese “después” se debería haber escrito una historia sobre folio en blanco, no sobre los borradores que Aznar dejó escritos antes de apartarse a dar lecciones reaccionarias en Estados Unidos.
Todos esperaban un PP nuevo. Dispuesto y capaz de homologarse con partidos hermanos suyos de Europa, para los que gobernar con adversarios es una opción posible para ellos y para los adversarios. Gobernar con credibilidad y confianza, dentro de la lógica política.
En vez de tomar ese camino, el campanazo interno elevó al perdedor de aquellas primarias a la presidencia del Partido Popular. Desde entonces, la carencia de liderazgo de Casado, la maliciosa sonrisa de hiena de los barones internos ante su bisoñéz política y su equívoco recorrido hacia la ultraderecha han laminado al propio Partido Popular. En vez de fortalecerse frente a la amenaza de Ciudadanos, ha optado por radicalizarse para amurallar su Numancia particular tras a la aparición de Vox.
VOX no es ni más ni menos
Pero lo de Vox no es nuevo. Fraga los acostumbró a comer bien y callar mejor. Casado y Aznar los ha sobrealimentado y, en varios sentidos, traicionado. Principalmente , cuando el PP comenzó a perder poder. El miedo a esa revolución interna o la marcha a VOX ha atemorizado al PP al punto de no prever (encuestas hailas) que VOX es un fenómeno que llega para quedarse pero no para sustituirle.
La segunda consecuencia de los resultados, al margen de la victoria socialista, es el paso hacia el futuro de la derecha española. Aunque parezca un espejismo, los pasos dados en Navarra por las tres derechas de esa Comunidad foral (la alianza electoral de enemigos crónicos como PP y UPN, al que se añadió Ciudadanos) marcan la senda por la que la derecha española tendrá que caminar, porque si no será VOX quien ocupe las lindes y las cunetas.
La creación de una derecha con la que el centro izquierda pueda buscar acuerdos inevitables sobre la actualización de la Constitución, llevará antes o después al reencuentro de Ciudadanos con el PP que quede después de su “implosion”, de la que ya hablan varios observadores políticos con experiencia suficiente. De esa implosión saldrá el Partido Popular que Mariano Rajoy no pudo o no quiso conformar, a sabiendas de que iniciaba una nueva etapa en la que nunca volvería a ser ni de lejos lo que llegó a ser.
Ciudadanos, en la puerta del PP
Según ha ido caminando de un lado a otro, Ciudadanos ha sacado la lengua a la derecha y al centro izquierda en una errática carrera contra todos y sin definir un espacio atractivo y creíble. La “operación Rivera” ya es un fracaso a nivel de Cataluña y a nivel nacional y su sustitución por Inés Arrimadas en el Congreso de los Diputados no se hará esperar. Su reto ya no será pelear contra nacionalistas/indeoendentistas. Su futuro va a depender de su permanente alianza con el PP o atender las querencias IOS socialistas cuando a Ferraz le convenga. Un futuro de reconversión a medio plazo, un recorrido en el que se tendrá que encontrar con un Partido Popular en el que Casado será un recuerdo breve y amarillento.
Aurelio Romero Serrano (Ciudad Real, 1951) es periodista y escritor