Hay determinadas personas que llevan toda su vida funcionando a un ritmo vertiginoso. En cuanto la necesidad les apremia, se precipitan sin pensarlo dos veces. El tipo de personalidad que caracteriza a estos individuos es muy impulsivo y sobretodo, desbordante de ideas, de innovaciones, de proyectos e incluso, de castillos en el aire. Es bueno ser emprendedor y cultivar esta faceta, ahora que es tan necesario; pero hay que tener en cuenta también tanto la salud física, como la psicológica.
Se vive demasiado deprisa y no da tiempo para descansar y pensar las cosas al menos, dos veces. Siempre conoces a alguien que lo ha dejado todo por su proyecto de vida, ha sido capaz de abandonar la vida que llevaba y se ha embarcado en una nueva aventura. Pero ser audaz no va en contra de ser también cauto a la hora de la confección y análisis de tu nuevo proyecto. Puedes dejar cosas atrás que nunca volverás a recuperar, si no lo piensas un poco. Si eres capaz de desafiar en exceso a la vida, corres el riesgo de tropezar con algo que no podrás controlar y que te lleve a un estado en el que no quieras estar, por no haber traducido bien ese ejercicio de libertad y de valentía.
La impulsividad es necesaria evacuarla de manera correcta y dirigirla hábilmente hacia una meta que puedas alcanzarla poco a poco. Esta forma de actuar es satisfactoria para quien la lleva a cabo, el reconocimiento de tu entorno familiar, laboral, a quien no conoces pero te admira. Es bueno, pero también es bueno que puedas descubrir tus actitudes, sin poner en peligro tu realidad e incluso la terrible pérdida de algo de lo que puedas llegar a arrepentirte de una manera clara. Es bueno disfrutar de las cosas con moderación y sin excederte. Sin poner en peligro tu salud, y a la vez, comprendiendo la verdadera esencia de lo que realmente eres como persona.
A veces los impulsos nos liberaran de nuestros pensamientos, pero como he dicho anteriormente, ese impulso debe ser controlado enfocando su energía hacia algo muy positiva. Un poco ese es el propósito del tema que nos ocupa y una buena manera de comenzar a reforzar nuestra autoestima para llegar a un mejor conocimiento de nosotros mismos.
El miedo a veces es inevitable, esta sensación de temor mezclada con estrés es completamente normal. Pero el ritmo de vida frenético, nos puede llevar al otro lado del éxito. El estrés descontrolado sí es posible evitarlo, respetando tiempos y espacios y sabiendo disfrutar de lo que realmente es importante. Es una buena lección, pero cada cual que elija su propio destino.