En el fondo de todos nosotros existen múltiples deseos pendientes de ser realizados pero la esencia virtual de la vida nos hace creer en ello. Sin embargo, diferentes miedos nos impiden a menudo que nos lancemos. Hay veces que parece que desconfiamos de todo lo que puede alterar el día a día. Casi siempre, tenemos una gran capacidad para prever cosas, y casi nunca somos capaces de saber qué es lo que realmente va a suceder. La necesidad de asumir ciertos riesgos es algo que nos angustia, si tenemos una personalidad de corte perfeccionista. Por eso, es tan complicado tener la valentía, a veces, de lanzarnos a algo que no conocemos y tenemos, por necesidad, la sensación de control, antes que dejarnos llevar por las circunstancias. A veces nos dejamos influir por esta serie de mensajes o pensamientos restrictivos, corriendo el riesgo de desarrollar un gran sentimiento que nos impide ser felices en lo más ínfimo. Entiendo que es muy importante el canalizar ese pensamiento de inutilidad y de baja autoestima, haciendo consciente la idea de desactivar tales limitaciones que nos ponemos cada uno de nosotros. Es importante el permitirse, la exploración de nuevos caminos, huyendo de la rutina y de la frustración de la monotonía que nuestra vida nos impone, persiguiendo una meta. Es importante revisar la capacidad para crear una idea de futuro con la motivación adecuada a la hora de saber a dónde vamos. Debemos entender que la cautela en ciertos casos, a la hora de tomar decisiones, es crucial en nuestro proceso de toma de decisiones. La sensación de miedo, mezclada con el stress que nos proporciona la vida cotidiana es una variable a tener en cuenta. Si es conveniente conocer nuestros límites y aptitudes, de manera que, cuando damos rienda suelta a nuestros impulsos, lo llevamos a cabo por qué la mayoría de las veces estamos convencidos de lo que hacemos. La inseguridad puede desvirtuar la necesidad de ampliación de esos caminos que pueden llegar a hacernos más felices de lo que somos. Las normas sociales, los códigos de conducta, las expectativas que se esperan de nosotros siempre, el concepto de la educación mal entendida, las razones sociales y el respeto excesivo a quienes nos hacen daño, son condicionantes también a tener en cuenta de los que tenemos que desprendernos cuánto antes. Lo que está claro es que nunca podemos ser nosotros mismos, al pasar siempre por el tamiz de la evaluación de nuestros iguales. La realidad es esta, pero las alternativas son infinitas. Es imposible aguantar sin sentirnos realmente frustrados por todo ello. Las consultas están llenas de personas que quieren cambiar el dispositivo emocional que pueda ayudarles a tener la capacidad de elegir por ellos, si están realmente convencidos de lo que quieren. Significativamente, todo depende de nosotros.