La ansiedad que un alumno experimenta ante la forma de evaluación más extendida en la enseñanza es a los exámenes finales, muy comparable a una alteración reactiva y aguda producida por una fuente de stress determinada y cuya exposición temporal provoca una reacción desmedida, que incapacita directamente al perjudicado. La sintomatología es muy variable y depende de la personalidad del alumno que percibe la situación como algo insoportable y de larga duración, aunque sean segundos cuando nos ajustamos a la propia realidad. Taquicardia, angustia, actividad electrodérmica alta, sudoración excesiva, mareos, cefaleas, inestabilidad, insomnio, hiperfagia, en algunos casos mal humor, ideación obsesiva, incapacidad empática, decaimiento progresivo, hiperactividad… con ciertos grados de variabilidad interpersonal. Los casos que se atienden en consulta suelen acudir ya en una fase avanzada y con gran deterioro personal. Entiendo que la exposición a una situación tan importante como es la capacidad para afrontar una prueba, del tipo que sea, puede llegar a entrenarse desde el punto de vista psicológico, calculando también la posibilidad de la existencia de factores que no se puedan controlar. El grado de incapacitación del alumno que no sabe controlar este tipo de ansiedad es muy alto por lo que los resultados finales no son los deseados. Esta alteración aparece seguramente en relación a la forma y personalidad del afectado que pretende tener todas las situaciones controladas. Las presentes y las futuras, anticipando a nivel de pensamiento la supuesta vivencia de corte angustioso. Los pensamientos que caracterizan a este tipo de personas son repetitivos, persistentes, irracionales y como se ha dicho anteriormente, de corte perfeccionista. No suelen aparecer en alumnos que no han estudiado mucho, que no se han esforzado durante el curso. La ansiedad forma parte de un tipo de afectados con un alto grado de responsabilidad personal, muy perfeccionista y de carácter obsesivo. Desde el punto de vista descriptivo del trastorno, sería conveniente intentar favorecer técnicas de afrontamiento a este tipo de fuentes de stress y generar un estado de seguridad personal justo para poder afrontar el momento importante convertido en meta. A todos los alumnos con alto nivel de responsabilidad es recomendarles y advertirles que antes de un examen, no es conveniente seguir estudiando como el primer día. Intentar desconectarse del examen y ser capaces de no anticipar la supuesta prueba que se va a realizar, imaginándose una serie de preguntas que seguro se formularán. Aunque eso, sí que no depende de nosotros. La correcta evaluación y afrontamiento al examen depende únicamente de la capacidad global de acción que dicho alumno desarrolle sin miedo al fracaso personal o incluso a la posibilidad de poder equivocarse. De aquí también se aprende…