Queridos y fieles lectores, en estas fechas de excesos, tanto en la alimentación como en la cultura del ocio, no está mal ocuparnos un poco de estos días de después y los buenos propósitos para la nueva temporada. El asunto que nos ocupa esta semana es de capital importancia. Más de la mitad de la población en nuestro país, en este período de tiempo lleva a cabo una reducción importante en la ingesta normal de alimentos, sobre todo, mujeres.
El sexo femenino siempre se ha caracterizado por regla general, de ocuparse de la línea, y es una realidad, en este momento, también el hombre se ha subido al barco de la moda y la estética personal.
Pero si nos atenemos a las cifras de personas con problemas e irregularidades en la alimentación, es decir, personas que padecen trastornos relacionados con este tema, las cifras de enfermos afectados por este mal van en aumento día tras día.
Nuestras consultas profesionales están repletas de personas que padecen trastornos de la alimentación y se ven atrapadas en un mundo oscuro y lleno de fantasmas, que en algunos casos, se llegan a materializar de forma directa.
La sociedad contribuye poco a que cada vez más personas sientan que su cuerpo es imperfecto, que tengan que hacer dietas sacrificadas por lucir siluetas más esbeltas y espigadas.
La edad más proclive para padecer estos problemas de alimentación se puede establecer en la propia adolescencia… una parte evolutiva de nuestra vida que nos cuesta admitir, en la que los cambios establecidos dentro de la realidad personal de cada uno de ellos es más tenaz que la fuerza de la razón.
De esta forma, llegamos a muchas conclusiones importantes… la primera de ellas es que debemos luchar contra aquello que pueda facilitar la aparición de estos problemas en la descendencia.
La forma más directa de facilitar esa labor es generar políticas desde arriba que puedan cambiar el cambio de actitud de muchos intereses que se generan perjudicando terriblemente a nuestros hijos.
La verdad es que estadísticamente la experiencia nos da directamente la razón, cada vez más y peor la forma de afrontar estos problemas, incluso, por parte de diversos profesionales de la salud, que, a través de enfoques poco sistémicos tratan estas enfermedades, pero no tratan a las propias familias en las que se dan estos problemas.
Los psicólogos llevamos décadas luchando por erradicar conductas altamente susceptibles y sospechosas de análisis por estar en contacto con el problema directamente.
Dietas adelgazantes, exigencias deportivas excesivas, profesiones en las que la imagen es muy importante, comentarios fuera de tono, la autoestima de cada afectado o afectada, la forma de afrontar la vida de cada familia, la educación de cada persona… la propia sociedad, la imagen y la perfección, el poder de aceptación de cada individuo… son algunas de las variables que nos podemos encontrar en cada caso.
Es lamentable que cada persona tenga que luchar con aspectos de su personalidad porque la imagen que transmite a su entorno sea la que no es.
Terrible naturaleza la del hombre que llega a ser esclavo de sus propias limitaciones personales y de su conciencia.
La clave es que no disfrutamos de nuestras limitaciones, no somos conformistas, a veces somos superficiales y no nos damos cuenta de lo que realmente es importante. La vida en sí es importante y debemos creer en ella… siempre que la cuidemos desde el punto de vista más humano. Y cuidado con obsesionarse con nuestro aspecto. Disfruten del verano.