Los cuatro modelos que se exponen a continuación pueden servirnos como ejemplo de los diferentes tipos de actitud que se pueden adoptar en el manejo de un problema frecuente.
Cada uno de estos ejemplos identifica un modelo que se corresponde con un método educativo particular.
El modelo autoritario generalmente acaba con la mala conducta con rapidez, los límites son bastante claros, pero es un modelo que normalmente cierra la comunicación con los hijos, no les enseña a solucionar problemas… todo lo solucionan los padres, y no está basado en le respeto mutuo.
Se basa en el poder y control y aleja a los niños se ser responsables de sus decisiones ya que no las toman.
El modelo permisivo tiene un enfoque educativo bastante confuso… entendemos que aún peor que el anteriormente citado, es sin duda, uno de los que producen efectos más nocivos en la salud psicológica de nuestros hijos.
No acaba con la mala conducta, no hay límites, no enseña responsabilidad. Un límite claro debe ser el respeto hacia los padres… pero casi nunca se cumple.
Se basa en la creencia de que los padres comunican sus deseos y exponen lo que es mejor para el hijo, teóricamente éste escuchará, comprenderá y aceptará las reglas… la verdad que nos gustaría que este fenómeno se cumpliera pero la mayoría de las veces ocurre todo lo contrario.
El modelo permisivo-autoritario es otra alternativa utilizada por muchos agentes educativos… se comienza siendo permisivo y al no alcanzar los objetivos preconcebidos se pasa al fenómeno contrario… son excesivamente duros con ellos, con lo que el fracaso también está asegurado al cien por cien.
Es el modelo más utilizado por los padres a la hora de enfrentarse a diversos problemas que plantean hijos que tienen necesidades educativas evidentes.
Los padres comienzan hablando, exponiendo, sermoneando, rogando, pactando y, ante la ineficacia de estas acciones, terminan perdiendo los papeles de forma infinita.
No hay ningún tipo de freno, cierra la comunicación y desaparece el respeto y la responsabilidad.
El modelo basado en la responsabilidad, tiene claro dónde pueden estar los límites… el respeto y la serenidad, normalmente, vienen determinados por la capacidad de afrontar momentos y situaciones complicadas.
Las palabras van acompañadas de los hechos. Es decir, límites con amor y respeto.
Aunque parezca difícil razonar con niños pequeños, cuánto antes se empiece más fácil resulta poner en práctica lo que planteamos y el grado de habituación será más provechoso para todos.
El objetivo será siempre aplicar la consecuencia de forma correcta corrigiendo conductas inadecuadas. Para ello es conveniente aplicar las consecuencias inmediatamente, pues si se aplican horas después de haberse producido la determinada conducta, especialmente, en niños pequeños, no aprenderán las contingencias establecidas.