El problema de la personalidad psicopática tiene como denominador común, bastante bien delimitado, en una persona insensible, fría e incluso violenta que tiene graves problemas a la hora de establecer relaciones más o menos normales con personas de su entorno directo.
Los jueces se resisten a considerar que a estos personajes se les considere como enfermos mentales porque saben bien lo que hacen, son reflexivos y hasta calculadores. Suelen ser ciudadanos perfectamente integrados e incluso hasta encantadores. Pero dentro de su personalidad, existe un grave deterioro de su esfera emocional y una alta incapacidad para intimar con los demás. Es un trastorno constitucional de la personalidad que determina una incapacidad para la adaptación social. Quien lo padece no siempre se siente perturbado, ni pierde la capacidad de enjuiciar lo que sea. Su conducta podría ser conflictiva si no es tratada como ellos entiendan y suelen apartarse de la norma por ciertos rasgos anómalos, a causa de los cuales, sufren y hacen sufrir a los demás.
Se trata de personas que adoptan un tipo de conductas un tanto especiales: falta de autocontrol, agresividad, degeneración y deterioro en todas las esferas que conforman su personalidad y sentimientos.
Estos individuos no son considerados enfermos mentales. Razonan bien y tienen sentido de la realidad, son personas que desde el punto de vista patológico es difícil establecer su situación mental. Lo que si es cierto, es que a nivel funcional, tienen problemas de procesamiento en la información registrada en sus cerebros que les hacen comportarse de una forma hostil y llena de alteraciones directas.
Sus formas de conducta pueden ser anómalas y extrañas, fuera de lugar y concepto. Perciben el ambiente de una manera inadecuada que les dificulta su adaptación a la sociedad y entorno más cercano. Son personas con cierta dureza emocional, personas que parece que no están afectadas por problemas directos y se comportan de manera autómata y llena de sorpresas. Por lo tanto, no tienen capacidad de experimentar sentimientos de amor, pena, rabia, malestar, decaimiento, ansiedad o desesperación.
Son personas con un cierto grado de impulsividad, carecen de perspectiva de la realidad, no son individuos que cumplan con lo que dicen, informales, olvidadizos, ambivalentes, sin vínculos afectivos, egocéntricos, insensibles ante el dolor ajeno, problemáticos en sus determinados ambientes o culpabilizan a los demás de sus desgracias, mentirosos, desleales, bastante irresponsables, violentos y problemáticos en el control de sus impulsos y emociones.
Para ellos, las normas están para incumplirlas totalmente, tendiendo siempre, desde pequeños, desde edades bastante tempranas, el ir en contra de la norma establecida, sufren desviaciones tendentes a la criminalidad y delincuencia más endémica.
Normalmente van a lo suyo, no desesperan, pero si desesperan a los que les rodean.
Realmente, nunca llegan a solucionar sus problemas, ni tan siquiera a curarse, por lo tanto, su rehabilitación es bastante difícil y complicada desde el punto de vista psicológico. Nunca llegan a mostrar interés por la terapia y no reconocen lo que les sucede siendo un gran misterio que pueda pasar por su mente.
