Es muy importante que tengas en cuenta que, descartada la enfermedad por tu médico de cabecera, la sensación de dolor o molestia podrías achacarla a otros factores que antes no teníamos en cuenta y que, en este momento, la investigación nos va dando la razón al respecto. La ubicación del dolor emocional, se ha localizado por técnicas de NEURO-IMAGEN en zonas de la corteza prefrontal, que es la parte del cerebro responsable de la regulación de esas emociones y la capacidad natural para poder contrarrestar todo tipo de ataques hacia nosotros. La otra parte es la zona CINGULADA en la que existen tres partes a tener en cuenta: la zona anterior que es la responsable de las emociones y sentimientos negativos, la central que es la integradora de esos sentimientos arraigados en nosotros y la posterior, que genera sentimientos y emociones positivas. Sabiendo esto, es normal que nuestros neurotransmisores, esas sustancias que regulan las funciones de nuestro cerebro y dan una respuesta estimular a todas las interacciones que tenemos con el mundo que nos rodea, se vean afectados notablemente, cuando utilizamos todo nuestro potencial individual, para poder adaptarnos a los diferentes planos de la realidad que nos afecta directamente a lo largo de nuestra vida. El dolor físico no es más que una somatización de un problema psicológico que arrastras desde hace tiempo… y un punto en el que concentras toda la tensión acumulada emocionalmente. Insólitamente, todos los miedos, frustraciones, problemas, el mismo stress. Siendo, de esta manera, diferentes y variopintas señales de no expresión emocional de nuestro yo interior. La falta de apoyo, comprensión, ayuda si no es materializada en comunicación, en duelo, en escucha activa, por parte de alguien muy especial, se transforma en nuestro peor enemigo. Es fácil adivinarlo, es el dolor físico. Es totalmente incapacitante, una losa, una mochila que se hace cada vez más pesada… notas que no puedes, que tienes que apoyarte en alguien, ese poquito de apoyo es tan necesario que debería ser tu vitamina diaria y no la tienes, por eso te entiendo perfectamente la desesperación por la que pasas. Es que es día tras día, y no ves salida, no ves el final del túnel, te resistes, luchas contigo, te vienes abajo. Y de repente… parece que estás un poco mejor… te duele la espalda, dolores de todo tipo… que te voy a contar. Debes estar atenta al proceso en el que estás, tratarlo directamente y descartar si tienes algún problema físico en principio. Toma conciencia de lo que te ha pasado, porque seguro, tiene su sentido. Si tienes la oportunidad de ir a un psicólogo hazlo, aprovecha el tiempo y aprende de tus errores. Verás las cosas desde otro ángulo muy diferente. Valora la vida y valora lo bueno que se te presente y aumenta tu fuente de valor como persona. Seguro estas palabras no se te van a olvidar nunca… te lo digo yo y espero que mis palabras te lleguen muy adentro. Para eso estamos los psicólogos.