Atención, las vacaciones están aquí y nuestros hijos empiezan un largo periplo en el que van de allá para acá y de acá para allá sin rumbo fijo. Las horas de convivencia a veces se tornan insoportables y necesitan también unas pautas de comportamiento enfocadas a su edad y nivel evolutivo. Los niños forman parte del colorido de un verano que a los padres se nos hace muy largo y estresante.
Una opción, y antes de irnos de vacaciones, los que podamos, son las llamadas escuelas de verano que funcionan muy bien, pero que también valen dinero y a mi juicio son bastante caras para muchas familias que no pueden llegar a final de mes, por lo menos aquí en la capital. La otra opción es la cuidadora/or que hace las veces de los padres en el tiempo en el que están trabajando, y siempre dependiendo del desarrollo evolutivo de nuestros hijos.
La opción de los abuelos que debería ser la última, va siempre en primer lugar y puede generar trastornos de difícil control. La consultas de psicología son visitadas por personas de cierta edad, que no se sienten bien al padecer un stress psicológico importante, dadas las circunstancias, por el esfuerzo constante de nunca decir que no a los nietos a los cuidan no solo en verano sino durante todo el año. Bueno, pues un poco de todo, los niños necesitan actividades compartidas, el cariño de sus abuelos o familiares cercanos, acudir a las escuelas de verano municipales, con precios más asequibles y los que puedan ser cuidados por personas contratadas a las que el trabajo les gusta y son totalmente vocacionales.
Pero sin duda, nosotros los padres tendríamos que pasar más tiempo con ellos compaginando los horarios de trabajo con los de uso y disfrute en nuestro tiempo libre. Veremos si los que tienen que regular todo esto están la loro… ya veremos!