Estimados lectores, esta semana voy a introducir un tema que entiendo puede ser interesante en estos días de vacaciones, quienes las puedan tomar claro!, ensalzando el papel que puede llegar a tener la música en nuestra sociedad y la influencia tanto individual como colectiva que genera día tras día en el devenir del género humano, expresando pasiones y estados de ánimo, difíciles de tratar, incluso en una consulta de psicología.
Estos días de Pasión y recogimiento, sin la aportación musical correspondiente, quedarían, seguramente en un plano excesivamente lineal y carente de esas gotas de clamor popular tan necesarias en la Semana Santa, nuestras raíces plasmadas en nuestras procesiones. Pero no sólo nos referimos a este asunto. Se imaginan ustedes una sociedad sin un arco iris de notas musicales bien combinadas y llenas de esperanza.
A través de la música el ser humano se comunica con su entorno, entiendo incluso que muchos seres vivos lo hacen también, a base de sonidos. En el mundo animal existe un lenguaje más primitivo, pero seguramente, imprescindible a la hora de la búsqueda de lo necesario. A la vez, en la década de los setenta, se realizaron muchos experimentos con plantas expuestas a diversos estímulos acústicos, con muy buenos resultados. La música clásica era un excelente antídoto para recuperarlas de diversas enfermedades o como gran revitalizante de crecimiento rápido.
La música como expresión artística es un fenómeno social que puede aglutinar grandes concentraciones de personas unidas por un mismo lema. La conexión y el crecimiento personal, llevado a un estado máximo. La música, ha sido y será capaz de reivindicar prácticamente todo. Podrá ser crítica, podrá ser lúdica y bien utilizada, pero siempre es capaz de estrechar lazos entre la población, e incluso, billete directo al cielo…
Ahora bien, he dicho la música bien entendida y bien interpretada. Existe una serie de tendencias musicales, que bien son capaces de expresar o reivindicar cosas, no son capaces de transmitir esa paz interior que siempre buscamos a través de ella. Claro! La música debe ser también armonía y si es disonante también, pero bien combinada y bien escuchada.
Hay veces que la juventud es capaz de desdibujarse, por la expresión exacerbada de sus sentimientos, en base a falsos mitos, gobernados por multinacionales, capaces de generar expectativas poco edificantes, en algunos jóvenes y no en todos, que empiezan a asomarse en el balcón del peligro constante que puedan encontrarse de inmediato.
Hay que saber educar el oído y apartar el fenómeno de la música de la moda, estilos, que los hay y muchos y de la manipulación de las multinacionales hacia un sector de la juventud enganchada en otras cosas que siempre acaban relacionándose con un arte hecho realidad y una realidad hecha arte que supera los límites de lo finito.