Muchos profesionales de la psicología consideran que alguien está solo cuando se encuentra apartado de los demás y no mantiene comunicación con otras personas; e incluso, cuando tiene la percepción que sus relaciones sociales no son satisfactorias. La soledad se podría definir por varias características fundamentales: el resultado de unas relaciones sociales deficientes, la experiencia subjetiva o percepción del sentimiento de soledad particular, es decir, el sentirse solo y la angustia generada por esta situación que marca su estado anímico.
La soledad, bajo alguna excepción, es una experiencia indeseada similar al fenómeno de la depresión e incluso al trastorno de ansiedad. Es distinta del aislamiento social, y refleja la percepción que tiene el afectado en relación con su red social, bien porque es escasa, insatisfactoria o no cubre sus verdaderas expectativas personales. La soledad emocional es la ausencia de una relación intensa con otra persona y la soledad social supone la no pertenencia a un grupo que ayude a la persona a compartir intereses y preocupaciones. Cuando nuestra habilidad para relacionarnos es deficiente, aumenta la probabilidad de que nos quedemos apartados ya que las relaciones que mantenemos son menos entusiastas y empáticas. En general, la población que padece problemas psicológicos se muestra convencida de sus propios complejos mentales que les limita a la hora de establecer nuevas relaciones interpersonales.
Cuando por separación en la pareja, fallecimiento de un ser querido u otra causa grave, desaparece de nuestra vida alguien a quien hemos querido o estaba presente en nuestro escenario de la vida ocupando un lugar muy especial, nos invade una particular sensación de soledad, vacío y demás, que nos lleva a una gran tristeza y desesperanza. Somos animales sociales que necesitamos también de la interacción con los demás para hacernos a nosotros mismos. Y no sólo para cubrir nuestras necesidades de afecto y desarrollo personal, sino también para poder asegurarnos y revalidar nuestra seguridad y autoestima, ya que está en profunda transformación y actualización con el entorno social.
La soledad hay que entenderla como un estado transitorio, nada más que eso. Tenemos que aspirar siempre a cambiarla y que nos conviene convertir en algo pasajero por lo que inevitablemente, muchas veces, no nos queda más remedio que pasar. Espero y deseo que el definir este problema endémico, nos ayude a identificarlo como un mal momento y nada más.