Sabes muy bien qué es un relicario, ¿a que sí?
Puede tener forma de caja, colgante, amuleto o medalla.
Esta costumbre procede de la época victoriana, en la que la persona que ya no estaba entre nosotros por haber fallecido, era recordada llevando puesto algún recuerdo de él o ella, escondido y guardado en tal lugar de forma constante.
El recuerdo formaba parte de una realidad que portaba la persona que había convivido con ella durante un tiempo, y era una forma de guardar el respeto que se merecía.
Pero te voy a escribir algo muy importante para que no se te olvide tampoco. De una vez por todas, te quisiera decir que tu mente podría recuperarse mejor si fueras capaz de dejar el recuerdo de ese relicario apartado en tu mesa de estudio o en el propio baúl de los recuerdos, porque este, de verdad, no lo necesitas.
Ese recuerdo, para tener una mente sana, te sigue condicionando en tu vida y todo depende de la actitud que tengas a partir de ahora para poder superar todo aquello que tanto te está costando superar y que tanto daño te hizo en ese pasado reciente. A mí me gustaría que ese pasado fuera tan remoto que con el viento desapareciera cuanto antes.
Te garantizo que el daño no lo vas a superar si no te convences de lo contrario. Los cambios siempre son buenos porque te hacen crecer y multiplicar tus opciones en la vida.
De momento, deberías colgarte al cuello una cadena de ajos, que, aunque a mí no me hagan mucha gracia, mantendrían alejados a esos vampiros que siempre molestan y que, de alguna manera, están ahí presentes.
Es normal que el pasado te siga sorprendiendo, mostrando sus poderes de irracionalidad a la que tú le haces caso como de costumbre…
Pero te digo que solamente lo normal y no más de lo mismo. Ya no merece la pena!
Yo ya espanté a la mía…