De vez en cuando, es bueno preguntarse qué problemas consideras te produce tu actitud ante la vida… Cuando se tiene una vida interior plena estamos bien con nosotros mismos y con los demás; por el contrario, quienes no cultivan su espíritu, se limitan a reaccionar automáticamente a los estímulos que reciben. Más perjudicial incluso es la vida interior mal entendida formada por sentimientos de culpabilidad que minan la autoestima y son propios que quienes están a disgusto con su persona. Disfrutar de nuestros aciertos, realizar una autocrítica destructiva y estar abiertos al cambio son las máximas para seguir y estar a gusto desde nuestro más profundo mundo interior. A lo largo de la vida, las necesidades y el entorno evolucionan, y con ellos vienen los cambios que no tienen que suponer una metamorfosis radical, pero estas pequeñas variaciones mejoran nuestro estado inicial. Ante cualquier imprevisto, hay que intentar reaccionar, porque algunas veces también los cambios, intrínsecamente, son reacción ante un hecho inesperado. Toda crisis produce una oportunidad de desarrollo y depende de cómo la enfoquemos. Salir fortalecidos supone una inyección de autoestima que inspirará proyectos más ambiciosos. Buscados o impuestos, asumir riesgos es fundamental para ser feliz y si nuestras acciones no dan los resultados esperados, hay que plantearse modificarlas. La felicidad está en el interior de cada uno de nosotros, y en nuestro mundo interior está también la capacidad de tomar la iniciativa y la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan. Los seres humanos somos a veces bastante rutinarios, nos gusta la estabilidad y el equilibrio estático. El equilibrio estático es un fenómeno que consiste en la ley de lo cotidiano, no complicarse mucho la vida y hacer prácticamente siempre lo mismo. Pero es inevitable que muchas veces con nuestros comportamientos provoquemos cambios sin darnos cuenta. El ser consciente de ello también puede ser un principio de movimiento en ese llamado equilibrio estático tan aburrido. Nuestra actitud ante la vida es donde radica nuestra verdadera libertad interior. Las circunstancias a veces mandan, pero a pesar de ello es positivo tomar iniciativas personales y decisiones. Si nos equivocamos no pasa nada; de la equivocación también se aprende. Sólo desde la reflexión podremos saber cómo nos sentimos y qué queremos hacer con nuestra vida y desde ahí, andar con paso firme y constante. La fidelidad con uno mismo, el ser positivos siempre te pone en disposición de afrontar casi cualquier cosa. La experiencia vital de muchas personas que tienen grandes limitaciones y problemas afianza esta afirmación. Hablemos en términos de sí puedo!, si quiero!… lo voy a conseguir!
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