Atrás ha quedado la Semana Santa. Un período de reflexión, penitencia y oración para los cristianos. Donde el creyente carga con la Cruz de Cristo camino hacía el Calvario; y con su propia Cruz. Todos somos condenados por aquellos que disponen del poder y se ampara en él; porque desvestido del mismo no son capaces.
No hace mucho escuché a un tertuliano definir la Semana Santa como: «que se celebre la semana santa porque los cristianos quieren celebrarla que la celebren. Que saquen a sus santos que los saquen. Que ponga esa música chirriante que es poco pesada».
Eso sí, él respetaba el artículo 16 de la Constitución Española del 78 que dice: Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto…. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su religión… Ninguna confesión tendrá carácter estatal…
La declaración realizada con lo indicado en su exposición no deja de ser una contradicción. Respeto es sinónimo de: consideración, cortesía, tolerancia.
Ya se sabe que de todo hay en la viña del Señor: uvas, pámpanos y agraz.
Esos santos que se ponen en la calle son auténticas obras de la imaginería. Por calles de capitales y pueblos de España desfilan pasos salidos de las manos de: Gregorio Fernández. Fernández trató de transmitir la fe religiosa a través de sus imágenes de un realismo lleno de patetismo, aunque nunca cae en lo vulgar o en lo feo.
El Cristo de la Clemencia, de Juan Martínez Montañés. La muerte de Jesús en la cruz es la base en la que se fundamenta el cristianismo. Muriendo en el madero, el mismo Dios da cumplida cuenta de su amor a los hombres.
Juan de Juni es otro de los autores de referencia de la Semana Santa de Valladolid. Nuestra Señora de las Angustias, también conocida como la Virgen de los Cuchillos, es una de las tallas más antiguas de la Semana Santa de la ciudad, fechada en 1561.
La Semana Santa de Murcia va de la mano de Francisco Salzillo. La Oración del Huerto, de 1754, pertenece a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Merece la pena pararse a contemplar los detalles de cada una de las figuras. Entre otros muchos más escultores de la imaginería.
Todo un patrimonio cultural que si al menos no se ven con los ojos de los cristianos, que se admiren como obras de arte.
También es considerable el patrimonio musical de la Semana Santa. Nos acercaremos a la vida de dos grandes compositores, enumerarlos a todos sería imposible: Emilio Cebrián Ruíz y Abel Moreno Gómez.
El primero fue un castellano manchego, nacido en Toledo. Se formó musicalmente en la banda de la Academia de Infantería de Toledo. Pasa por el Conservatorio de Toledo. Director de Banda de Talavera de la Reina.
En abril de 1932 es nombrado director de la Banda Municipal de Jaén..
Escribe el Himno de Jaén, Baeza y Toledo. El Viernes Santo de 1934, durante el trascurso de la procesión, el maestro Cebrián abandonó momentáneamente su condición de director de la Banda Municipal para portar el paso de Nuestro Padre Jesús.». Al salir de los faldones del paso compone la Marcha de Nuestro Padre Jesús que tiene que registrar con el nombre de «El Abuelo. Marcha fúnebre». Por cortesía de la muy libre y democrática República. Posteriormente el maestro le cambiaría su denominación por la actual «Nuestro Padre Jesús Nazareno. Marcha de procesión». Sus últimas notas se corresponden con el himno de Jaén.
Abel Moreno Gómez nace en Encinasola (Huelva). Compositor, musicólogo, director, militar y escritor. Medalla de Andalucía de las Ciencias Sociales y las Letras en 2025. Enumerar el número de sus composiciones sería una labor ingente.
La labor realizada por Cofradías y Hermandades es más relevante que nunca. Porque las necesidades sociales se han multiplicado y las comunidades enfrentan nuevas formas de vulnerabilidad.
La ignorancia es la noche de la mente, una noche sin la luz de la luna ni de las estrellas, completamente oscura.