Siempre que termina un año me gusta recordar qué pasó durante esos 365 días, y casi siempre encuentro cosas estupendas. Familiarmente no me puedo quejar, hay de todo como en botica, pero el resumen es bueno. Mi familia tiene salud y ya con eso no importa casi nada, si encima los veo que van caminando en sus vidas, en sus trabajos, y sobre todo van creciendo como personas, yo no pido nada más.
Hemos terminado el año con una bonita boda, mi hijo Cesar se casó con Sonia el 28 de noviembre, no hay cosa mejor que celebrar un acontecimiento de amor y éste fue así. Nos juntamos casi todos, bailamos y charlamos durante todo el día.
No está mal este final este final de año.
Y nos queda celebrar el segundo cumpleaños de mi nieta Valentina. Si a esto añadimos que Frida cumplió 9 años y canta en un coro, que su hermano Arturo cumplió 5 años y juega al baloncesto, que mi nieto mayor Leo ha terminado el colegio y ha pasado al Instituto, y que el hijo de Sonia, Elias, ha pasado a formar parte de esta familia, cinco años y con todo por aprender, pues el año es redondo.
Pero como no vivo aislada en la burbuja familiar, este año ha sido bastante desgraciado y lo peor es que seguirá en el tiempo.
Los refugiados me han conmovido hasta el infinito, no puedo con las imágenes de niños llorando y sin futuro, y eso visto por televisión en una casa confortable, ¡no puedo! Y lo peor es que a esta Europa “confortable” no se le mueve un pelo.
El terrorismo de ISIS, creado por los errores del primer mundo y ahora queriendo solucionarlo a bombazos me deprime absolutamente y no veo que nuestros dirigentes vean más allá.
En fin un año intenso con buenas y malísimas noticias, pero la vida es seguir caminando y mejorando en lo que cada uno pueda en su entorno.
Yo me ocupo de ese entorno y donde puedo hablo de libros, de poesía y de música, que no es baladí, creo que crecer significa eso, aprender y yo aprendo de muchas fuentes pero una muy importante son los libros.
Este año me han ayudado a crecer alguno de estos libros
D. Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.
Lo he leído en un club de lectura y ha sido la mejor experiencia que he tenido en lecturas. Después de este libro no creo que lea algo mejor. Lo aconsejo a todos, leerlo despacio y aprenderéis qué es la buena literatura.
Las pequeñas virtudes de Natalia Ginzburg
Delicioso libro para releerlo de vez en cuando. Reflexiones sobre las cosas de la vida; el amor, la amistad, la familia , el dinero.
Cien años de soledad Gabriel García Marquez
Lo he vuelto a leer este verano, descubrir de nuevo esta inmensa historia ha sido estupendo.
Angulo de reposo de Wallace Stegner
Una de las historias preferidas, bien escrita y una historia fascinante.
La casa de la mezquita de Kader Abdolah
La familia que vive en la casa de la mezquita. Irán y su historia. Muy poético.
Memoria de unos ojos pintados de Lluis Llach
Me impactó este libro, además de descubrir a LLuis Llach como escritor. Una historia dura.
Lo que mueve el mundo de Kirmen Uribe
Kirmen Uribe es un joven escritor que me encanta. Una historia real de los niños refugiados de la Guerra Civil. Preciosa historia.
Viajes con Herodoto de Ryszard Kapuscinski
Grande este periodista y escritor y este viaje imprescindible.
Pondría otro montón de libros, pero con estos me conformo.
Feliz año y que al menos mejore algo para los que lo están pasando peor.