Importante ha sido la comparecencia en Estrasburgo, de la Primera Ministra de Dinamarca para presentarnos las prioridades para este primer semestre de 2012 en que corresponde a los daneses la Presidencia de la Unión. Me tocó presidir buena parte del debate, lo mismo que la comparecencia solicitada por el Primer Ministro de Hungría, que quería salir al paso de la crítica que a su gestión viene levantándose en toda Europa.
Pero además, hemos seguido informando sobre dos temas de nuestro país que se siguen con interés en los medios comunitarios: me refiero al proceso congresual del PSOE y a los juicios contra Baltasar Garzón, que es una personalidad respetada y admirada en todo el continente. Y alguna referencia habrá que hacer sobre el carpetazo del Europarlamento a una denuncia que ha venido coleando muchos meses contra el Plan de Ordenación Municipal de Toledo, capital de Castilla- La Mancha.
Elecciones en la Eurocámara
Sobre las elecciones del Parlamento Europeo se han hecho eco nuestros medios de comunicación, sobre todo en lo que se refiere a mi propia reelección como Vicepresidente de la Eurocámara. Lógicamente el resultado me ha llenado de satisfacción, constituyendo una de las principales razones de mi alegría las muestras de cariño que me han llegado, particularmente de amigas y amigos de nuestra tierra. Este proceso se inició cuando la Dirección de mi Partido sometió al Grupo Socialista en la Eurocámara, mi candidatura. Tras algunas conversaciones entre los 190 miembros de 27 países que integran el Grupo mi nombre fue aprobado, junto a otros dos, para someterse a la votación correspondiente. Antes de ello, la Cámara había elegido como nuevo Presidente a Martin Schulz, del Partido Socialdemócrata alemán y que hasta ahora había presidido el Grupo Socialista Europeo.
Hubo tres vueltas, hasta alcanzar la mayoría establecida para la elección de los Vicepresidentes que formarán la nueva Mesa hasta las próximas elecciones europeas en 2014. Mi candidatura no cesó de avanzar, según se iban produciendo las sucesivas votaciones. Así, fui el sexto en la primera vuelta, el cuarto en la segunda y el segundo en el recuento definitivo, con 295 votos. Mi propio Grupo tiene 190 miembros y unos diez estaban ausentes. Eso quiere decir que hubo por lo menos 115 votos de otros Grupos que me dieron su apoyo, lo que es significativo; como lo es que el candidato del PP, Alejo Vidal Quadras obtuviera 269 sufragios, cuando su Grupo parlamentario tiene 271 miembros. Independientemente del crédito personal de uno y otro en la Eurocámara, lo llamativo es la diferente valoración que en un colectivo tan representativo de todos los países y de todas las ideas de la UE, merecen el Partido Socialista y el Partido Popular de España. En los próximos días se producirá la atribución de competencias de los Vicepresidentes, y de ello hablaremos dentro de quince días en nuestra próxima eurocrónica.
En otro orden de cosas, en la Eurocámara ha sido motivo de aliento que Croacia haya ratificado, en referéndum, su ingreso en la Unión Europea. Han fracasado las fuerzas euroescépticas que consiguieron menos de un tercio de los votos. Ahora deberán pronunciarse por los Parlamentos Nacionales de los 27 Estados Comunitarios, como ya ha lo hizo el Parlamento Europeo. Croacia será oficialmente el Estado número 28 de la Unión el 1 de julio de 2013. Un año antes se incorporarán a la Eurocámara los 12 parlamentarios que a ese país le corresponderán; de momento serán diputadas y diputados nacionales y operarán como observadores.
Dos Jefes de Gobierno ante la Eurocámara
Antes de hacerlo en el Pleno, la Primer Ministra danesa compareció en el Grupo Socialista al que, como eurodiputada, perteneció durante varios años antes de volver a la política en su país. Si bien nos gustaron muchos de sus planteamientos, en línea con su condición y nuestras posturas socialdemócratas, en algunos otros temas hubo una cierta decepción: no parece que la actual Presidencia vaya a hacer avanzar decisivamente la llamada gobernanza económica, con la emisión de eurobonos y el impuesto sobre las transacciones de las instituciones financieras. Y sin estas dos medidas no parece posible a nuestra familia política ganar el pulso que se viene manteniendo con los mercados. Seguiríamos condenados a «tranquilizar a los mercados», cuando a mí me parece indispensable meterles en cintura. Es decir, controlarlos, imponer transparencia a sus actuaciones supeditándolas a valores sociales que constituyen la consolidación del Estado de bienestar: del modelo social europeo, al que, por otra parte, se refirió en su presentación la Sra. Helle Thorning-Schmidt.
Si me tocó estrenarme como renovado Vicepresidente dirigiendo buena parte del debate sobre la Presidencia danesa, también tuve que presidir casi toda la tensa discusión con el Primer Ministro húngaro. Ya su propia comparecencia olía a encerrona no suya, sino del Parlamento Europeo, ante el que había solicitado comparecer, al nuevo Presidente Martin Schulz. Hubo que valorar si aceptábamos o no su autoinvitación, llevando las de ganar en todo caso. Si se rechazaba, tendría el terreno libre para decir que los Socialistas y la izquierda, a quienes atribuye la campaña contra su gestión, le impedía salir al paso de las denuncias producidas. Y si se le escuchaba, los medios de comunicación húngaros, sometidos a total control, sólo darían sus propias intervenciones y las que pudieran producirse a su favor. Por otra parte, era que desde las filas del Grupo Popular Europeo, hubiera comprensión y hasta ovaciones a lo que dijera su correligionario. Eso es lo que sucedió y en mi opinión lo más preocupante del caso. ¡Cómo es posible que desde la llamada derecha moderada, se ande jaleando a quien viola descaradamente valores esenciales del proceso de construcción europea! A muchos de nosotros también nos decepcionó la posición de la Comisión Europea que «regaña» sobre cuestiones como la dependencia del Banco Nacional Húngaro, establecida en la nueva Constitución del país, pero no entra en temas, a nuestro modo de ver, mucho más fundamentales, como son los derechos de la mujer, o la neutralidad confesional, amenazada en el mismo texto. Lo grave es que en Bulgaría y en Rumanía se están produciendo fenómenos parecidos, bajo la responsabilidad de Gobiernos conducidos por Partidos no adscritos a la extrema derecha sino al Partido Popular Europeo.
También cosas de casa
Tres reflexiones más, casi telegráficas, sobre temas de España o de nuestra tierra. Una: en Europa se sigue con interés los pasos previos al Congreso del PSOE. Abundan las preguntas sobre las diferencias entre Chacón y Rubalcaba y sobre nuestras posturas en el cónclave de Sevilla. En esto último «la luz del entendimiento me hace ser muy comedido». Y sobre los candidatos, me resulta difícil de explicar nada, más allá de los antecedentes de Carmen y Alfredo. Afortunadamente, todo se aclarará bien pronto, llegando entonces la hora de apoyar como una piña a quien se elija Secretario General y, por mi parte, buscarle el máximo apoyo en el ámbito europeo.
Otro tema «español» es el de los juicios a Garzón, que resultan inexplicables y escandalosos hasta para nuestros colegas de la derecha europea. Aseguro a quienes nos leen que me resulta un auténtico problema calificar a nuestra judicatura ante un caso como éste. Quizás soy tremendamente ingenuo pensando todavía en un desenlace correcto y que repercuta en la credibilidad de nuestro país; de otro modo, casos como éste no contribuyen sino a colocarnos a la cola de aquellos donde el Estado de Derecho deja todavía muchísimo que desear.
Me alegré, en cambio, por que en la Comisión de Peticiones del Europarlamento dimos carpetazo a la denuncia presentada por la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo contra el Plan de Ordenación Municipal de nuestra capital. Ha costado mucho que se haga justicia y durante todos esos meses hemos estado en contacto permanente con nuestro alcalde, Emiliano García Page, a quien comunicamos la noticia del feliz final de este esperpento, compartiendo la justificada alegría y un profundo suspiro de alivio. Si enredos como el de este caso alejan a nuestra ciudadanía del proyecto europeo, la solución ahora comunicada debiera servir para restaurar confianza y simpatía en el mismo.