No nos cansaremos de repetir que es fundamental estudiar la relación entre igualdad de género y juventud en el espectro poblacional del mundo universitario. Hace relativamente poco tiempo, se ha publicado un nuevo estudio llevado a cabo por un grupo de científicos pertenecientes a la Unidad de Psicología Preventiva de la UCM, en colaboración con la Delegación de Gobierno para La Violencia de Género del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y un extenso grupo de colaboradores teniendo en cuenta los siguientes parámetros. El objetivo fundamental es conocer la situación actual de nuestra juventud universitaria respecto al tema que nos ocupa. Conocer cuáles son las principales condiciones de riesgo en el que puede gestarse este problema y su caldo de cultivo. Preparar el repertorio de acciones institucionales de lucha contra la violencia de género y su permeabilidad en este tipo de población. Conocer las acciones que pueden llevarse a cabo desde la propia Universidad. Promover y llevar a cabo todos los procesos de sensibilización ante este grupo poblacional para la posterior erradicación de esta lacra a este nivel social. El análisis y estudio es muy concienzudo y lleno de esperanza a la hora de la posterior reeducación de los sistemas de creencias de los jóvenes y cómo han interiorizado la perspectiva de la igualdad de género en el tema de las relaciones de pareja y la percepción que tienen de sus iguales. Las conclusiones que se presentan, no son nada positivas. A pesar de todos los avances educativos y recursos que llevamos construyendo año tras año, el cambio obtenido no es el deseado. Un porcentaje alto de mujeres que han terminado sus estudios universitarios ha sufrido este tipo de violencia directamente. Rechazan de forma casi unánime la violencia de género pero son capaces de justificar ese maltrato en sus parejas. La formas de maltrato son siempre las mismas: aislamiento, control, poder. Dominio abusivo y agresiones sexuales. La violencia psicológica está más generalizada y la justifican de forma interiorizada. La aparición de las nuevas tecnologías es otro elemento en el que la violencia se ha permeabilizado y una nueva fuente de stress en la que podemos basarnos de manera directa. También hay un porcentaje alto de mujeres que han conseguido salir de esta situación siguiendo su camino hacia delante. Hay mujeres que lo han sufrido de manera repetitiva y constante en más de una relación. La mentalidad machista sigue estando presente en la población universitaria lo que resulta muy preocupante. Debemos seguir agradeciendo a nuestros compañeros investigadores este interesante estudio psicológico que está a disposición de todos ayudándonos a clarificar las líneas de intervención educativa y preventiva de este gran problema que va en aumento. En mi opinión, siempre que modifiquemos aspectos dentro de nuestra educación, con la consiguiente ruptura de esos componentes culturales que tanto daño nos ha hecho, podremos pensar en construir una nueva sociedad. Si no es así, nuestro esfuerzo será infructuoso.