A finales del siglo XVIII, el cardenal Lorenzana decide construir en Ciudad Real una Casa de Caridad para la formación y acogida de personas necesitadas, contando con la generosa donación de un vecino de Corral de Calatrava. La Real Casa de Caridad se diseña para la formación tanto religiosa como cultural de las personas necesitadas a las que se enseñaba un oficio. En un principio se fabricaban allí paños de lana, cáñamo y esparto. Un recinto con dos zonas claramente separadas para hombres y mujeres que tienen su punto de encuentro en el espacio central de la iglesia.
La arquitectura del edificio tiene una configuración definida por sus medidas y su sistema constructivo. La medida de proyecto es un factor que ayuda a entender el edificio, especialmente en las construcciones históricas en las que los trazados y los criterios compositivos estaban muy reglados. Por ello es posible reconstruir su estructura básica analizando las posibles desviaciones respecto de estos parámetros y los elementos esenciales de su estructura constructiva.
La realidad construida
Junto a su geometría, el edificio tiene un lenguaje que responde a los criterios constructivos del momento. El edificio del la Casa de la Caridad está realizado con materiales de gran sobriedad, aunque con solidez y voluntad de permanencia. De acuerdo con la documentación que existe sobre su trazado original, López Durango propone el empleo de materiales de las siguientes zonas: piedra de las canteras de Ciudad Real ya que existe en un lugar inmediato una caliza utilizada en diversos monumentos de la ciudad. La arena se traerá del lugar llamado “La Celada” y la mezcla con cal resultará de buena calidad. El ladrillo con el que se construyen los cerramientos exteriores y las dos líneas de muros de carga se fabrica en Ciudad Real por tejeros toledanos.
La madera es uno de las partidas más importantes de la obra, y una vez comprometida la madera de Alcaraz, se cambiará esta decisión ya que la madera de esa zona debía utilizarse en los astilleros de Cartagena. Será necesaria la intervención de Lorenzana ante el rey para conseguir la madera comprando pinos por valor de 16.250 reales, cuyo coste final con labra y transporte será de 326.269 reales. Un material esencial para la construcción de las cubiertas del edificio con soluciones tradicionales que permiten tanto la cubierta a dos aguas de las naves del conjunto como la singular de la cúpula de la iglesia.
Estructura de la cúpula
En la cúpula se conserva perfectamente la estructura original integrada por unos nervios radiales de madera de tabla sencilla. Esta estructura inferior se desarrolla independientemente de la estructura superior construida con secciones de gran tamaño que se unen en el centro soportando la cubierta de teja a cuatro aguas que remata la parte más alta del edificio. La estructura de madera, situada a una altura inferior, se conserva también en las zonas cubiertas con bóvedas realizadas con la misma solución constructiva si bien muchas de ellas están muy transformadas. La zona de la cúpula es el único espacio que mantiene la solución original realizada en madera.
Es una cúpula encamonada formada por elementos de madera. Las dieciocho piezas que la sustentan confluyen radialmente en la parte superior del casquete esféricos. La forma esférica se realiza con tablillas que se van atando con un encordado continuo que une unas piezas con otras apoyándose en las costillas radiales y que a la vez servirán de agarre al yeso que conformará la superficie de la cúpula.
En el edificio se recurre al uso de la piedra en algunas partes singulares utilizando para ello la caliza de la zona que es blanda y se deteriora con la acción del viento y el agua. Podríamos imaginar que proviene de la zona donde luego se construirá el edificio de la Politécnica. La fachada posterior ha recuperado la importancia que había perdido por su ubicación en el interior del gran solar utilizado por los militares. Se ha descubierto el recercado de piedra que marca el acceso central y se coloca en su parte superior una copia del escudo del cardenal Lorenzana existente en el edificio de la Universidad del cardenal en Toledo como homenaje al promotor de la obra. El edificio tiene en su exterior la imagen de una volumetría sencilla y rotunda con un ritmo de huecos regular en sus dos plantas.
La posición de la iglesia en el centro del edificio coincidiendo con el eje longitudinal contrasta de alguna manera con la forma en que se inserta en el conjunto dividiendo las dos áreas del edificio articuladas en torno a los patios. En su uso original era el punto de unión de las zonas utilizadas por los hombres y por las mujeres. Su presencia central divide el conjunto en dos sobresaliendo el volumen del conjunto del edificio como pieza central simbólica. Y junto a ello, define la estructura lineal de la fábrica. El espacio restaurado permite la visión del conjunto a través de su eje longitudinal que lo recorre interiormente de uno a otro extremo marcando el itinerario visual presente en el concepto del edificio.
La estructura de madera
La Casa de la Caridad de Ciudad Real tiene una estructura constructiva de gran sencillez, pero de especial interés porque es un buen ejemplo de la construcción de finales del siglo XVIII. Los materiales utilizados y las técnicas constructivas, especialmente en la pequeña cúpula de la zona de la iglesia son muestras de los avances que han superado las cúpulas de piedra para introducir esta solución ligera enunciada por el tratado de Fray Lorenzo de san Nicolás. La madera utilizada finalmente es pino rojo, excelente material de construcción con albura y duramen claramente diferenciados que tiene un buen comportamiento frente a la acción de coleópteros xilófagos y medianamente durable frente a hongos de pudrición.
La estructura de la cubierta está formada por cuatro limas de 15×17 centímetros que delimitan las pendientes. Sobre ellas apoyan las cabezas de 16 péndolas también de 15×17 centímetros en las vertientes Este y Oeste y 14 en las vertientes Norte y Sur. En el nudo superior formado por la unión de las cuatro limas a testa superior de un pendolón apoyan las cabezas de cuatro pares torales. Las limas, péndolas y pares están reforzadas por tornapuntas que apoyan en los tirantes. Las cabezas inferiores de limas, péndolas y pares apoyan entalladas en estribos de madera de 30×37 cms. Sobre esta estructura de madera un plano de rasillones que soporta la teja superior. Muchos de los elementos de la cubierta han sido reforzados en diferentes ocasiones con dimensiones generosas, pero conservan básicamente la estructura original.
Las bóvedas encamonadas de escayola están suspendidas de unos maderos de pino de 27×37 cms sobre los que apoyan viguetas de madera de 10×14 cms formando una parrilla de la que cuelgan unos montantes de madera clavados a camones, soleras y viguetas que suspenden las bóvedas. Una estructura constructiva alterada en parte en épocas posteriores pero que sigue siendo un buen ejemplo de las soluciones constructivas de este final del siglo XVIII en Ciudad Real.