No sé cómo puede haber pasado casi un año de “postales del Universo” sin dedicar una a esta impresionante galaxia hermana nuestra: la galaxia de Andrómeda, catalogada por C. Messier como M31. Es el miembro principal del cúmulo de galaxias al que pertenecemos, que se llama “grupo local”. Dentro de este pequeño cúmulo, le siguen en tamaño la Vía Láctea y en tercer lugar la galaxia del Triángulo (M33, a la que ya dedicamos una postal). Luego hay unas cuantas galaxias enanas más, unas 40, entre las que encontramos algunas que son satélite de las más grandes. Por ejemplo, en la fotografía podemos ver a M110 en la parte central de abajo; y a M32 sobre el núcleo de M31, un poco más a la izquierda.
El plano de esta galaxia está inclinado 13 grados con respecto a nuestra línea de visión, así que la vemos casi de perfil, pero podemos apreciar detalles de su forma espiral. Al estar tan próxima a nosotros podemos estudiar bien sus detalles de composición y morfológicos, lo que resulta de gran interés porque nuestra Vía Láctea no la vemos bien precisamente por estar dentro de ella. No podemos “salirnos fuera”, y en la dirección del disco se acumulan muchas estrellas y nebulosas que tapan lo que hay detrás. La galaxia se ve con facilidad como un borroncito difuso en la constelación de Andrómeda, y unos simples prismáticos como los que usamos para el campo nos permiten distinguir las bandas oscuras que apreciamos en la fotografía en la parte de abajo. El registro más antiguo conocido de esta galaxia se remonta al astrónomo persa Abd al-Rahman al-Sufi, en el año 964, aunque la difusión de esta información no era tan rápida como ahora, y muchos otros astrónomos se han atribuido su descubrimiento muchos años después. Al-sufi fue un gran astrónomo que trabajó traduciendo al árabe el Almagesto de Ptolomeo y otras grandes obras científicas de los griegos, al tiempo que los completaba con comentarios de su propia cosecha. Fue el primero que trató de relacionar los nombres de las estrellas en árabe y en griego, lo que resultó de gran utilidad de cara a unificar los conocimientos sobre el Universo que han ido aportando las diferentes culturas.
Para todos los astrónomos de la época, y durante muchos siglos, M31 era una nebulosa más como tantas se conocían ya en nuestra Vía Láctea. No se podían imaginar entonces que ese inocente borroncito contenía en realidad tres veces más estrellas y nebulosas que todo lo demás que vemos en el cielo… Era como “otro universo”.
El descubrimiento de los universos-isla
A veces nos parece que algunas cosas se han sabido desde siempre, y no es así. Nos parece que la existencia de las galaxias debe de ser algo de dominio público desde tiempos inmemoriales… Sin embargo, en la época de Einstein, a principios del siglo XX, nada se sabía de la existencia de otras galaxias; se suponía que no había nada más que una. Pese a que el universo ya se sabía que era muy grande, se desconocía que en realidad es tremendamente mayor de lo esperado: nuestra galaxia contiene unos 300 mil millones de estrellas, pero es que hay aproximadamente un billón de galaxias en el Universo…
Analizando el color de la luz de Andrómeda, ya a finales del siglo XIX se encontró que algo no encajaba porque, al contrario que otras nebulosas que emiten fundamentalmente en el color del Hidrógeno alfa (Hα) como hablamos en la entrada anterior, la luz de M31 era de tipo “estrella”, con muchos colores mezclados… y obviamente no era una única estrella. Años más tarde, midiendo la distancia a la que se encontraba M31, Edwin Hubble determinó en 1923 que no podía estar en nuestra galaxia, dado que su distancia a nosotros era muchísimo mayor a la de todos los demás objetos catalogados hasta el momento. Se movía además a una velocidad mucho mayor que los demás cuerpos de la galaxia. Se había dado un paso más en el conocimiento de la inmensidad del Universo: no había una única burbuja de estrellas y nebulosas, sino que había otras separadas una gran distancia unas de otras. Se las llamó inicialmente “universo-isla” aunque el calificativo no es muy apropiado en mi opinión porque, por definición, universo no puede haber más que uno (según la RAE, Universo es “conjunto de todo lo existente”). Afortunadamente, ahora las llamamos simplemente galaxias.
La fotografía fue tomada desde el oscuro cielo del parque Nacional de Cabañeros durante el verano de 2023. Debido a las excelentes condiciones del lugar, libre de contaminación lumínica y protegido desde este verano por el sello Starlight, con sólo 100 minutos de exposición tenemos gran cantidad de detalles. Pueden ver más fotografías y detalles de la actividad que desarrollamos allí algunos compañeros de la Agrupación Astronómica de Miguelturra en el boletín del Parque Nacional de Cabañeros. Este próximo mes de Octubre es el ideal para disfrutar de la contemplación en el cielo nocturno de esta galaxia: de Febrero a Junio recorre el cielo durante el día y no podemos verla.