En el recorrido por las cubiertas interiores de los edificios monumentales hoy me acerco a la iglesia de San Agustín de Almagro. La historia de los edificios no es solamente la historia de su origen, de un momento estilístico concreto, es también la historia de su devenir. Y en ese trascurso, la historia del arte y la arquitectura moderna ha fijado su atención también en las restauraciones que han mantenido o modificado los edificios originales.
El terremoto de Lisboa
La iglesia de san Agustín sufrió importantes daños como consecuencia del terremoto de Lisboa de 1755 que dejó numerosas grietas de importancia en el edificio. Cuando la construcción pasa a propiedad municipal se comienzan a realizar una serie de actuaciones de consolidación para garantizar su estabilidad estructural. Luego serán los procesos políticos y sociales los que modificarán el edificio: la desamortización, la destrucción del convento, el intento de venta del retablo y la apropiación por el municipio y la destrucción del retablo posteriormente. Acontecimientos que dejan su huella social y física en la arquitectura de la iglesia de san Agustín.
El intento de mantener el edificio en pie va obligando a actuaciones diversas a lo largo de los siglos. Los arcos torales tienen escrito sobre ellos la fecha de consolidación a principios del siglo XIX. Después vendrá el intento de refuerzo de los arcos torales, atados del muro de cabecera que indican actuaciones en diferentes momentos tratando de impedir la ruina del edificio.
La estructura de cubierta y formación de bóvedas
Cuando en 1984 se planteaba la restauración del edificio se decía: “La estructura de la iglesia es de mampostería de piedra con verdugadas de ladillo en buen estado y cubierta de formas de madera y también de madera los pares y correas. Las bóvedas y cúpula son de ladrillo, pero sin función resistente y hace algunos años se realizaron obras de restauración reforzando los arcos fajones de la bóveda en hormigón armado, reparación de la estructura de cubierta de madera, que se encuentra en buen estado, y retejado general que ya necesita nuevamente algunos reparos.
El aspecto interior es bastante lamentable. Al ser destruido, en la guerra civil, el retablo mayor ha quedado al descubierto las pinturas primitivas, que, análogas a las de las naves, arcos y coro, no entonan con otras que se hicieron, con más colorido, y que remarcaban el destruido retablo”. Los movimientos del edificio habían producido importantes fisuras en las bóvedas de la nave principal, en la zona de la cúpula y en el muro de cierre del presbiterio donde las grietas tenían grandes dimensiones.
El conocimiento de la realidad construida
El informe de 1986 realizado por los arquitectos Jaime Lafuente Niño y Manuel Quadrado Isasi tiene por objeto el conocimiento de la realidad construida del edificio. Catas en la cimentación, análisis de los muros, estructura de las bóvedas, conocimiento de las actuaciones realizadas en épocas anteriores en el edificio… De ese conocimiento surgen dos posibles consecuencias. Unos piensan que el estado del edificio es tan grave que hay que declararlo en estado de ruina y demolerlo. Y otros proponen soluciones costosas y complejas que pueden salvar la estabilidad del edificio.
La estructura del crucero presenta una solución de doble arco sobre el arco toral de la nave principal de forma que las cargas correspondientes al cimborrio y cubierta, por un lado, y cúpula por otro, eran transmitidas por dos arcos independientes a los pilares del crucero. Los problemas de estabilidad, probablemente derivados del terremoto de Lisboa de 1755, parecen ser la causa de haberse intentado “reforzar” esta disposición estructural por medio de dos fuertes pilares de ladrillo que traban un arco con otro de forma que su resultado deriva en la sobrecarga total del arco inferior sin entender la intención de la primitiva intención estructural. Como consecuencia debió empeorar rápidamente la estabilidad de los arcos torales del crucero”.
Las bóvedas están formadas por una doble capa de ladrillo de 4 cms con una capa intermedia de yeso de 1 cm. En la zona interior tienen un revestimiento de yeso de 2,5 cms y en el interior de la iglesia otra capa de yeso de 3,5 cms con un acabado fino sobre el que se realizan las pinturas. Con esta estructura se cubre una distancia de ocho metros de luz entre apoyos laterales. Con esta composición tienen una capacidad reistente importante, pero también un gran peso.
Las restauraciones de 1992
Entre 1991 y 1992 se decide abordar una restauración del edificio que se realizará en dos fases. La primera fase de 1991 aborda la restauración y consolidación del crucero y cúpula. Se desmonta la cubierta, se construye un zuncho perimetral en toda la zona y se vuelve a realizar una nueva cubierta. En algunos casos se procede al refuerzo superior de la bóveda y la cúpula… Con ello se ha conseguido eliminar el peligro que presentaba todo el edificio especialmente en esta zona donde se habían llegado a presentar fisuras de grandes dimensiones.
En el proyecto de restauración de la nave se plantea una sugerente solución que introduce una estructura metálica bajo la estructura de madera existente y de ella cuelgan infinidad de tensores que se anclan en la doble capa de ladrillo de las bóvedas sujetando las mismas. Las vigas metálicas que llegan de muro a muro de la nave soportan numerosos tensores que penetran en la doble capa de ladrillo de la bóveda con una inyección de resinas que fijan los cables a la estructura de ladrillo. La imagen interior de la zona superior de las bóvedas es la de un conjunto de cables verticales que parten de las vigas metálicas y que se encargan de soportar las bóvedas.
Los desplazamientos producidos entre las capas que forman esta zona se sellan y quedan estabilizadas. Una solución que, analizada en la cercanía, años después ha funcionado correctamente garantizando la estabilidad de estas estructuras que tienen las huellas de un importante desplazamiento pero que están estables. Junto a ello se construyeron dos núcleos metálicos en las dos torres con escalera de acceso a los diferentes niveles de estas. Un conjunto de actuaciones que han funcionado estructuralmente bien y han estabilizado el edificio.
El año 2020 se realizó una nueva restauración que afectó especialmente a la cubierta del edificio con una impermeabilización superior, aislamiento térmico y restauración de las pinturas del camarín abriendo la comunicación del mismo con la iglesia. Uno de los espacios barrocos más importantes de la provincia de Ciudad Real que es un museo en sí mismo como espacio de especial belleza y como ámbito que acoge diferentes exposiciones y actividades a lo largo del año, especialmente las programadas por el Festival Internacional de Teatro clásico.