La huida de las tareas necesarias pero poco apetecibles, que solemos dejar aparcadas sin llegar a realizarlas, es un fenómeno muy habitual en algunas personas. Es decir, haces lo que te apetece y lo que no te apetece lo dejas aparcado, justificándote con una excusa sin llegar a nada en particular. Este fenómeno se denomina procastinación o procastinar, palabra de origen latino que no suena demasiado bien, pero que acierta con la dirección del significado de no hacer lo que tienes que hacer, perdiendo el tiempo en otras acciones. Para que se produzca tiene que ser contaproductivo, no genere beneficio alguno y te haga perder todo el tiempo del mundo. La causa fundamental es la alteración del principio del no placer, para que en estos casos, siempre lo secundario sea la más recurrente. Hay personas que les produce muchos problemas ya que generan un profundo stress psicológico y les hace dudar sobremanera. Quizá el miedo al fracaso, el perfeccionismo o algún problema psicológico influyan en la génesis de esta alteración de la conducta. La ansiedad puede transformarse en duda y la duda en ansiedad, pero la carga emocional y la conducta de huida es muy importante en algunos casos. En otros, la indecisión se convierte en neurosis y conlleva otros efectos colaterales. Finalmente, la defectuosa capacidad para imaginar un futuro más sencillo, si no afrontamos las cosas que verdaderamente tenemos que sobrellevar, a estas personas, les complica la vida, por lo que actúan dentro del marco de lo sencillo y trivial justificándose constantemente. Por eso… lo dejo para mañana o pasado…
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