Lola Muñoz, de Albacete al cielo de la moda

Hay vocaciones que son imposibles de evitar, como si fueran una tentación inevitable en la que la oposición es fútil. Es el caso de Lola Muñoz, licenciada en Derecho y máster en Derecho Inmobiliario. Trabajadora por cuenta ajena durante siete años, cuando tuvo a su hijo, en 2011, comenzó a tener problemas para conciliar vida laboral con profesional. En la mayoría de los casos, la mujer suele pedir una reducción en su jornada y la vida continúa hasta que la madre vuelve a un horario habitual pero no fue ese el caso de esta abogada que nunca llegó a ejercer como tal, y muy probablemente, su nuevo papel de madre fue el detonante que le hizo ver que su trabajo en la empresa privada no era el objetivo que ella perseguía. Negoció una salida y, en plena crisis, abrió una tienda de ropa en su Albacete natal, pero no era una tienda cualquiera ni su único objetivo era vender cuanto más, mejor.

“Siempre me gustó la moda, asegura esta joven emprendedora, pero el contacto que tenía con el sector era solo como clienta. Siempre he seguido las tendencias y a los diseñadores”. Dice de sí misma que su diferencia estriba en arriesgar “la monté en el peor momento, en 2012, pero creía tanto en mi proyecto que me lancé porque si no lo hacía no sabría nunca si habría funcionado o no” y puso en marcha su local Lola Muñoz. Siguiendo tendencias en pleno centro de la ciudad.

IMG 9232
La albaceteña, no solo regenta su propia tienda sino que además, diseña y lo hace de manera arriesgada, igual que ella misma

Como muchas y muchos otros emprendedores, a primera vista. Pero en su caso, seguía habiendo diferencias por varios motivos, “la boutique solo está especializada en moda española, para poner en valor lo que tenemos, que es de diez, sigue relatando y se le llena la boca cuando dice diez, buscaba piezas diferentes, originales y que no fueran de producción. Buscaba algo más selecto en patronaje, tejido, originalidad. A día de hoy, no tengo competencia nacional”, concluye.

Una, que no es experta en moda, desconoce si esto es así, pero cuando le pido las fotografías para ilustrar este texto y cuando veo su catálogo sí compruebo que los diseños son atrevidos, nada ortodoxos y hasta provocadores. Gustarán o no, pero no dejan indiferentes. Y deben de gustar porque la tienda sigue abierta seis años después y ha sido noticia en medios importantes de tirada nacional.

Lola, que es un torrente hablando, también tiene su propia colección diseñada por ella misma, “Ángel”, en el que volumen y las líneas son los protagonistas. Atrevida, llamativa, excéntrica, provocadora, sofisticada. Vuelvo a mi ignorancia en estas lides, pero eso no me impide sorprenderme con algunos de las prendas que han salido de esa cabeza que no debe de parar ni un solo minuto. Es otro de los motivos que diferencian a la albaceteña, que no solo regenta su propia tienda sino que además, diseña y lo hace de manera arriesgada, igual que ella misma. “He querido mostrar -con su colección- que nos podemos poner lo que no de la gana, porque nos apetece independientemente de lo que opinen los demás”. El caso es que algunas de sus piezas son tan arriesgadas que una tiene que tener una personalidad lo suficientemente fuerte como para evitar que las miradas, seguro que más de una inquisitoria, surtan efectos negativos a lo que Muñoz responde: “Con mis prendas tienes que creer en lo que llevas puesto, son diferentes y te lo tienes que creer y te tienes que ver guapa”. Lo dicho, gustará o no pero lo de lo que está hablando es de algo muy concreto: de personalidad, de fuerza y de convencimiento.

La albaceteña, no solo regenta su propia tienda sino que además, diseña y lo hace de manera arriesgada, igual que ella misma

Y en este punto, llega una nueva diferenciación. “La talla real de la mujer española está entre una 40 y una 42, tal vez una 44. Ninguna de la calle viste una 34 o una 36, por eso yo no tengo límites de talla y visto a cualquier mujer porque toda mujer tiene derecho a vestir como le guste”. Vamos, que adapta el diseño según sea la talla de cada una de sus clientas e incluso lo personaliza y si en uno de sus vestidos un hombro se dispara como si de una lanza se tratara, suaviza ese efecto si la cliente así lo solicita.

Llegadas a este punto de la conversación pienso, y no le cuento, que me agrada especialmente porque no es justo que solo puedan ser sofisticadas las mujeres con unas medidas que alguien decide en un despacho, condenando al resto a un aburrimiento estilístico inmerecido. ¿Quién decide qué talla es agradable a la vista? Habría que definir, primero, agradable, claro… Son leyes férreas de una industria que se ha dado cuenta de que la mujer cada día está menos pendiente de lo que otros le digan lo que está bien y más de lo que ella misma decide que lo es. Volvemos a lo mismo, cuestión de personalidad.

Le pregunto qué es la ropa. Así, en su concepto más amplio. “La ropa es un elemento que forma parte de nuestro día a día y que nos da muchísimo. Sin crear mis estilismos no sería yo, la fuerza se me iría. Hay gente que no encuentra ropa con la que se vea bien y cuando las veo salir de mi tienda felices, con la sonrisa de oreja a oreja y con un estado de ánimo diferente, eso para mí no tiene precio. La ropa es algo más material pero yo la concibo de otra forma diferente, aporta personalidad, carácter…”.

La albaceteña, no solo regenta su propia tienda sino que además, diseña y lo hace de manera arriesgada, igual que ella misma

Y la suya en concreto, en un reflejo de su propia personalidad. Porque Lola no se conformó con lo citado anteriormente. No. Supongo que pensaría si la montaña no va a Mahoma… y se inventó la AB Fashion Day. Una jornada de moda en Albacete, una pasarela que va ya por su quinta edición “me encanta mi ciudad, siempre he defendido que la gente tiene un punto de moda arriesgado y le gusta vestir bien” Así que la jornada, que ya es un fin de semana, puso el foco en esta ciudad manchega que no destacaba especialmente en el panorama nacional porque está a mitad de camino entre el interior y el mar, porque su fama le llegó por las navajas o por un dulce que cualquier viajero conoce pero nunca por la moda. “Quería crear una sintonía entre el cliente final y los diseñadores con los que trabajo y quería acercar a unos y a otros. Es una pasarela en moda española para que la gente viva la experiencia con los propios diseñadores”.

Nicho de mercado, diferenciación, proyección, escalabilidad… el abc del emprendimiento lo cumple, sin lugar a dudas. Y cuando creo que ya hemos terminado me dice: “Y las franquicias…”, casi me reprocha. Más expansión, más proyección para su proyecto. Busca un franquiciado que sienta la misma pasión que siente ella, que se arriesgue de la misma manera que lo hace ella, y no hablamos del pecunio. Busca sosías en otras ciudades cercanas como Alicante y Murcia; de momento.

En Madrid ya ha llegado a algún “show room” y varias influencers han vestido sus diseños en “pasarelas” tan destacadas como los Premios Goya. Pasito a pasito. Fuerza, desde luego, tiene. Y si sigue conectando, que es lo que parece, solo es cuestión de ir despejando el camino para dar paso tras paso. De Albacete al cielo.

Salir de la versión móvil