Durante el primer tercio del siglo XX se aborda en España un proyecto cultural y científico de primera importancia cuya manifestación más notable fue la Junta de Ampliación de Estudios. El trabajo de Castillejo como secretario y Santiago Ramón y Cajal como director permitieron el desarrollo de uno de los proyectos más importantes para el desarrollo de la cultura, la ciencia y la investigación en España. En el libro Educación Ciencia y Cultura en España. Auge y colapso (1907-1940) se recogen datos de 530 personas de Castilla-La Mancha que disfrutaron de las becas de la JAE, lo cual da idea de la importancia del proyecto que alcanza su esplendor en la llamada Edad de Plata.
Los comienzos del CSIC
La guerra civil supuso una ruptura total con este desarrollo científico y cultural de nuestro país. Y para el nuevo desarrollo propuesto por el régimen franquista se designa, curiosamente, a una persona ligada a lo que había sido la JAE: Albareda, un hombre que hasta su muerte estuvo dirigiendo el CSIC. Un hombre que critica de forma radical lo que había sido la JAE de la que había sido becario casi dos años, de forma excepcional.
En el campo de las ciencias biomédicas el máximo representante en nuestro país había sido Santiago Ramón y Cajal que murió en 1934 dejando un grupo de discípulos bien preparados y un Instituto en pleno funcionamiento. Al morir, su cátedra no será para su discípulo Francisco Tello Muñoz, sino para Luis Lara del Ríos catedrático de Zaragoza. Al terminar la guerra Tello fue separado de la cátedra por una orden ministerial de 1939 que le incoaba expediente de depuración, argumentando en su contra su ateísmo, el no haber bautizado a sus hijos y haber desempeñado cargos durante la guerra civil en Madrid. Cuando vuelva a su cátedra en 1949 será para acogerse a la jubilación al año siguiente.
El primer director del nuevo Cajal será Enrique Suñer que publicó un panfleto contra la JAE en 1937. Fernando de Castro representante de la escuela de Cajal le dirá en reiteradas ocasiones a Albareda: “Que el Cajal se nos muere” y Albareda le respondía: Todo en la historia se muere alguna vez. La parte del Cajal que había absorbido el FNICER se recolocó en el patronato Santiago Ramón y Cajal. El antiguo edificio del cerro de san Blas pasó a manos del Ministerio de Obras Públicas y Fisac proyecta el nuevo Instituto en la esquina de las calles Velázquez y Joaquín Costa. El nuevo edificio se inauguró en 1958 con Gregorio Marañón, ya de regreso de su exilio parisino y bien instalado en la España oficial dice Sánchez Ron. Aunque el centro había nacido para la investigación neurofisiológica, neuroquímica y microbiológica, resultó ser uno de los centros desde los que se impulsó de forma más importante el desarrollo de la bioquímica en España.
Los comienzos de una carrera
El caso del Cajal y los comienzos de un CSIC controlado por el régimen y dirigido por Albareda son una muestra del estado de la ciencia y la investigación en nuestro país en esos momentos posteriores a la guerra civil. En el año 1954 Margarita Salas había llegado a Madrid para comenzar sus estudios de Química en la Universidad Complutense. Al terminar los mismos y su tesis doctoral decide marchar a Estados Unidos junto a su marido Eladio Viñuela. Este que había estudiado también Químicas realizó su tesis doctoral con Alberto Sols en el Centro de Investigaciones Biológicas. Desde 1963 a 1967 trabajaron Eladio Viñuela y Margarita Salas en la Universidad de Nueva York junto a Severo Ochoa que ya en 1959 había recibido el Nobel por sus trabajos de Fisiología y Medicina.
Ochoa también asturiano de origen trabajó muy joven en Berlín y en 1930, regresó a Madrid para presentar su tesis doctoral. Al año siguiente se casó con Carmen García Cobián, y es nombrado ayudante de Juan Negrín que será su valedor en la Junta de Ampliación de Estudios para completar su formación. Su madre Carmen de Albornoz era hermana de Álvaro de Albornoz, presidente del gobierno republicano en el exilio. Viajó al London National Institute for Medical Research, donde trabajó con Henry Dale en el estudio de las enzimas, trabajos que Ochoa continuó a lo largo de su vida. Desde 1940 comenzó su vida estable en Estados Unidos y cuando Margarita Salas llega allí, Ochoa era ya un investigador reconocido mundialmente. Ochoa tardará años en regresar a España a donde volverá en 1980 para integrarse en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa del que ya era director honorífico.
El regreso a España y el comienzo de una carrera investigadora.
El regreso a España de Margarita Salas, en 1968, supone en comienzo de una actividad investigadora de pleno trabajo y éxitos en muchas de sus líneas de investigación. Proyectos complejos para los no conocedores de estos aspectos científicos pero que han resultado esenciales en el conocimiento actual de nuestra configuración genética. En su etapa en Nueva York, en el laboratorio de Severo Ochoa, trabajó en la determinación de la direccionalidad de la lectura de la información genética, y el descubrimiento y caracterización de la ADN polimerasa del fago F 29 con numerosas aplicaciones biotecnológicas. Un trabajo discreto y serio que exige el rigor de la continuidad y la búsqueda continuada de una investigación que avanza poco a poco desde muchos lugares
En 1974 con su marido Eladio Viñuela con García Bellido, Mayor Zaragoza y David Vázquez y el apoyo de Severo Ochoa fundaron el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. Sus numerosas publicaciones dan cuenta de un trabajo continuado que desarrolla en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa dependiente del CSIC y la Autónoma de Madrid. Ya en 1999 fue reconocida como investigadora europea por la Unesco y forma parte de diferentes Academias que valoran y reconocen sus aportaciones.
Premio Mancha Arte.
El viernes 16 de noviembre Mancha Arte entregaba su premio anual a Margarita Salas en reconocimiento a su trayectoria profesional. Una excelente elección como valoración social de la ciencia, de la investigación y del esfuerzo profesional y personal. Probablemente, nuestra sociedad da mayor importancia a los artistas del mundo de la música, el cine o el deporte y no reconoce el esfuerzo y aportación colectiva que realizan muchos investigadores en sus diferentes áreas de trabajo. Por ello elegir para estos premios a Margarita Salas es un excelente acierto.
En el acto estaban representantes de todos los grupos políticos municipales como reconocimiento a la labor de esta mujer que decía que en algunos momentos había tenido que luchar contra la discriminación de ser mujer y ahora lo tenía que hacer contra la discriminación de ser mayor. Un ámbito en el que las obligaciones de jubilación resultan más absurdas, eliminando la posibilidad de aprovechar talentos que se forjan con esfuerzo a lo largo de años como un tesoro que deberíamos cuidar colectivamente. El ámbito de la investigación y la ciencia sigue presentando importantes carencias en nuestro país. Sería bueno que todos los grupos políticos que ayer buscaban su foto con Margarita Salas lo hicieron aprobando unos presupuestos en los que la ciencia y la tecnología disponga de recursos suficientes para un buen funcionamiento de los centros de investigación y la formación de los profesionales que trabajan en ellos.