María de la Serna, el arte de no hacerse notar

Hay personas que tienen un destino claro, incluso aunque ellas mismas ni siquiera lo sospechen pero cuando hacen balance se dan cuenta de que toda su vida ha estado encaminada, de una manera u otra, hacia un destino muy concreto. Como si no fueran dueños de sus actos y su naturaleza les condujera siempre a lo mismo, por diferentes caminos, pero siempre a la misma meta, o hacia el mismo punto de partida; según se mire.

Es el caso de María de la Serna, cofundadora de GMS Protocolo y Eventos. Cuando se acercaba a los cincuenta descubrió que la labor que había desempeñado toda su vida laboral estaba reglada y se enseñaba de manera profesional. “Mi hija -cuenta- me dijo que había una Escuela de Protocolo y que me asomara. Eso hice, me asomé y vi que había cursos de tres años. Había parte que se podía hacer online y empecé a estudiar allí. Y al final, me enganché e hice las prácticas con más de cincuenta, ¡era una coña marinera!”, bromea porque sus compañeros tenían la edad de su hija y en más de una ocasión no pudo sumarse a las actividades extraescolares porque tenía una familia que atender.

Recuerda de la Serna que se quedó “pasmada porque todo lo había hecho desde siempre, lo que había hecho de forma instintiva, se enseñaba”. Y le pregunto, una vez descubierto su oficio (si es que se puede decir así) cómo tiene que ser un experto en protocolo y  no duda en la respuesta “muy resolutivo”, algo que le viene como anillo al dedo porque desde muy pequeña se acostumbró a moverse sola ya que todos los veranos de su infancia los pasó en internados suizos, alemanes e ingleses “y eso te enseña a ser autosuficiente y aprendes a manejarte tú solo. Imagina -continúa recordando- en los años 70 no había teléfonos móviles y las llamadas, que eran internacionales, no las podías hacer cuando querías ni tampoco recibirlas”.

 

Simpático y educadísimo

Y a esa disposición, a darle una solución a cada problema, se le suman otras dos características: “tienes que ser muy simpático y educadísimo. Debes serlo porque tratas con mucho tipo de personas y negocias con ellas. En protocolo se negocia todo y tiene que parecer que no hay ningún trabajo detrás, para que todo fluya no se tiene que notar. Es como montar un puzle de 10.000 piezas”, asegura.

Llegados a este punto una se pregunta ¿qué es exactamente el protocolo? Porque la confusión que reina es importante: ¿tiene que ver con el protocolo saber vestirse de manera adecuada para cada ocasión? ¿como se viste una mesa o cuándo se empieza a comer? Y, sobre todo, la pregunta temida ¿se rompe el protocolo o se incumple? A los expertos en protocolo les molesta sobremanera que se diga, sobre todo en los medios de comunicación, que se rompe el protocolo. Y después de entonar el mea culpa le pido que me lo explique y cuenta que “se incumple, cuando se dice otra cosa se está desvirtuando nuestro trabajo. El protocolo es tan antiguo como la vida misma. Es una herramienta -asegura María de la Serna- con la que se escenifica el poder. Por ejemplo, las ceremonias visigodas eran muy espectaculares porque tenían que ‘venderle’ al pueblo que además de reyes eran los delegados de Dios en la tierra. Los reyes, por ejemplo, comían en público para que el pueblo viera que tenían comida; porque eran reyes y el resto, no”.

Este arte, porque no puede considerarse de otra manera, llegó a España de la mano de Felipe ‘El Hermoso’ y le dio sentido a la solemnidad ceremonial, era la puesta en escena de la vida de los monarcas, “es un teatro y como jefe de protocolo eres un poco escenógrafo”, comenta de la Serna.

En el estudio de la Serna colabora habitualmente con programas de radio.
En el estudio, de la Serna colabora habitualmente con programas de radio.

 

Curiosidades y anécdotas

Con María la conversación se torna fascinante porque está plagada de curiosidades, anécdotas que ya no tienen que ver con el protocolo y sí con la educación social. Es como quien mantiene una conversación con unas cuantas enciclopedias juntas y así cuenta que es de cajón de madera de pino, porque ella en las distancias cortas es muy llana, que “las pamelas solo se llevan en un evento de mañana, porque por la tarde no luce el sol o el chaqué se usaba también por las mañanas porque antiguamente las bodas eran en ese horario y era el traje que usaban los hombres”.

Hoy en día, realmente hace mucho tiempo, las costumbres han cambiado y una ceremonia como una boda es normal que se celebre en un horario vespertino pero se ha mantenido el uso de esa prenda en el vestuario masculino. ¿Y cuál es la diferencia entre el chaqué y el frac, prenda elegante donde las haya? Volvemos a lo mismo, al horario y, sobre todo, a la calidad del evento. Se identificaría más en horario nocturno, en tiempos antiguos en los que los hombres se tocaban con sombrero pero, en la actualidad, por ejemplo, cuando un académico de la Lengua Española lee su discurso de ingreso los miembros varones visten de frac. La indumentaria ya habla de la solemnidad del acto en si. Es puro simbolismo.

Y, ¿es también el summun del postureo?, le pregunto. “Sí… vale, podría ser. Pero siempre mejora una imagen”. Eso, mejorar la imagen, es fundamental en puestos oficiales y así lo experimentó cuando trabajó como Jefa de Protocolo del Ministro de Justicia, Francisco Caamaño. Todas las mañanas se reunía con el Jefe de Gabinete para ver la agenda del día. “En las instituciones del Estado hay un orden para todo y se hace siguiendo una normativa reglada por un Real Decreto, el 2099/83, que se aprobó durante el mandato de Felipe González. Esa norma se aplica tanto para ir a ver al Rey, ordenar a las diferentes autoridades cuando acuden a un acto oficial, desde un viaje hasta la inauguración de una carretera, por ejemplo”. En ese caso, al jefe, al ministro, había que buscarle la mejor de las situaciones para que atrajera el foco lo suficiente como para destacar y que fuera el protagonista, tanto de la imagen (las fotos que disparan las nubes de fotógrafos) como del contenido (el mensaje que recogen y, después, distribuirán los redactores). “El protocolo hace fluir un acto, se desarrolla de forma segura y se consigue transmitir la mejor imagen”, concluye.

Hoy, después de todo ese bagaje, está al frente de su propia empresa junto a sus compañeras María Gómez y Maravillas Martínez y se siente satisfecha de haberla montado. “Es una cuestión de tiempo, de en cuánto lo valoras y cómo quieres optimizarlo. Si necesito 14 horas de trabajo, lo hago porque el beneficio es para una. Me gusta disponer de mi tiempo y organizármelo como me venga mejor, aunque haya meses que no sean tan rentables”.

 

Amiga personal

Entrevistar a una amiga personal, que lo es desde hace más de tres lustros, a veces no es tarea fácil porque sientes más responsabilidad y una tiene que evitar que se note la admiración personal porque cantaría demasiado. Pero no puedo por menos que felicitarle por la organización de los premios, recientemente entregados, por la revista digital Ars Magazine; un evento celebrado en el majestuoso  claustro de Los Jerónimos y que se transformó en una ceremonia que resultó ser una maquinaria de precisión tan perfectamente suiza como los internados de su infancia. Le pregunto para acabar cuál es el próximo proyecto de GMS y duda unos segundos. Ella, que ha trabajado también en varios departamentos de prensa y relaciones con los medios del Grupo Planeta, sabe qué y cómo se le puede adelantar a un periodista algo que no se puede contar en toda su extensión así que negociamos y me autoriza a contar que será un gran evento para 1.500 personas, el próximo mes de septiembre. Esto ya no es una cuestión de protocolo, es que cada cosa tiene su momento y una profesional como ella lo conoce bien.

Cada puente se cruza cuando se llega a él. Algo así le ocurrió a ella misma, que empezó trabajando en los mostradores de facturación de la aerolínea alemana Lufthansa donde terminó siendo jefa de marketing de carga; de allí al grupo que fundara José Manuel Lara, también organizó la logística de la Fundación Mapfre, desempeñó su labor en el Ministerio de Justicia,  fue alumna y posterior profesora en la Escuela de Protocolo… grosso modo es su curriculum. Además de ser hija de los periodistas Pura Ramos y Jesús de la Serna, nieta del escritor del mismo nombre y bisnieta de la también escritora, Concha Espina. En un último ataque de respeto le pregunto si si hay algún problema en citar su filiación en este blog y me contesta por Whatsapp: “En absoluto ¡es inapelable!”. Y como la experta es ella, una obedece y a su disposición.

 

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