Un museo que recibe cada año tres millones y medio de visitantes que esperan largas colas de dos horas para poder entrar en la visita. Pero una espera que merece la pena a pesar de las aglomeraciones y de las visiones repletas de turistas y cámaras en el interior del edificio. Un museo que, en esa configuración singular de gran galería y salas laterales va permitiendo una visión a miles de personas en un recorrido que puede tener el ritmo pausado que cada uno desee.
Sala de los pintores toscanos
La sala dedicada a los pintores toscanos de los finales del siglo XIII – principios del siglo XIV muestra las pinturas más antiguas de la Galería de los Uffizi. Tres retablos espectaculares de Duccio di Buoninsegna, Cimabue y Giotto sobre el mismo tema, la Majestad, o la Virgen María sentada en el trono con Jesús en su regazo. Un interés especial en este momento por la figura de María que como madre tiene a su hijo pequeño en brazos. Tres cuadros que ofrecen un recorrido por el gótico y el bizantino que nos llevan a una visión más moderna de la representación de la figura humana. Tres obras que llenan el espacio de esta sala.
En el Louvre hay otra Virgen rodeada de ángeles de Cimabue. Giotto pinta a la virgen subida en una especie de trono con dos ángeles con vestiduras blancas en primer término y un conjunto de ángeles a ambos lados de su figura sobre un fondo dorado. Es la Madonna ognisanti pintada para la Iglesia de todos los santos de Florencia.
Duccio tiene otra Majestad en el Museo de Siena. La Compagnia de los Laudesi le encargó a Duccio en abril de 1285 la llamada Madonna Rucellai. Una obra creada para la capilla Bardi de la iglesia de Santa Maria Novella en Florencia, Se llamó “Rucellai” porque desde 1591 se colocó en la Capilla contigua de Rucellai, antes de llegar a los Uffizi. Tiene motivos decorativos góticos, como el borde dorado de la prenda de María. Elementos góticos que subrayan sus referencias a la tradición bizantina.
Junto a estas obras que llenan el espacio, dos cruces especiales realizadas por anónimos maestros toscanos, el políptico de Badia de Giotto y una virgen con el niño de un maestro toscano desconocido que ocupa un rincón de la sala. Obras que se van incorporando con el paso de los años en pequeñas remodelaciones y nuevas organizaciones de cada espacio con nuevas lecturas y siempre ricas interpretaciones.
Leonardo y Filippo Lippi
Siglos después llegarán la Adoración de los Magos de Leonardo da Vinci, de 1481 que tiene el atractivo de una obra inacabada en la que diferentes figuras están esbozadas sin completar su realización, o su Anunciación. Una obra en la que es posible seguir el dibujo preparatorio, las formas que van a definir el resultado final pero que, en este sentido de obra incompleta, tiene una especial belleza.
Filippo Lippi personaje singular, monje durante muchos años y amante de la monja Lucrezia Buti llena con sus pinturas la sala 8 de la galería. En el centro de la sala, la pintura de Pietro de la Francesca del díptico de la duquesa y el duque de Urbino. Filippo y Lucrecia renunciaron a la vida religiosa y su hijo Filippino Lippi, fue el primer maestro de Botticelli. Es uno de los grandes pintores del siglo XV y en los Uffizi tiene obras de especial belleza como el retablo Pala del Noviziato (1445 aprox.) la majestuosa Coronación de la Virgen o la Virgen con el niño y los dos ángeles (1465 aprox.) en la cual parece que estaba retratada Lucrecia como la Virgen. Su hijo Filippino tiene en la galería algunas de sus obras maestras como la Adoración de los Magos (firmada y fechada en 1406).
Y en uno de los laterales una imagen del portal de Belén que propongo como felicitación navideña de este año. Una imagen llena de la ingenuidad todavía presente en este siglo XV. Una imagen poco conocida que no aparece en las guías y es difícil de encontrar en muchas fuentes.
La virgen con un manto azul luminoso está arrodillada delante de su hijo que se apoya en parte de la túnica de color rosa que lleva. Frente a ella un José con túnica también de color azul y la mano en la cabeza. Ambas figuras tienen la orla dorada de la santidad sobre sus cabezas. Este primer plano está señalado y protegido por las rocas que se sitúan detrás de ellas y en una posición alejada, el buey y la mula detrás de los cuales suben unas escaleras blancas hacia una construcción superior.
En un fondo más alejado, dos pastores se asoman y dejan ver detrás de ellos el ganado y los árboles de un bosque posterior. Todo un recorrido de fondos que quedan eclipsados por la presencia luminosa de las imágenes del primer plano de la Virgen y san José. Una curiosa composición en la que la luz y el color crean la sensación de perspectiva con un primer plano que se quiere resaltar sobre el fondo de la composición. La restauración de la obra que ha recuperado sus colores intensos en el primer plano confiere a la obra una luminosidad y una fuerza especial.
La Virgen del siglo XIII
Y junto a esta imagen elijo una segunda para la que retorno a la sala de los pintores toscanos del siglo XIII. Una imagen escondida en un rincón de la sala, pintada por un autor anónimo que representa a la Virgen con el niño en brazos en posición frontal, obra de 1210-1215. Manto de color rojo y vestido azul al igual que el niño que tiene en los brazos. En la parte inferior de la composición una anunciación con el ángel y la virgen.
Una obra de especial sencillez e ingenuidad en su técnica todavía muy inicial, témpera sobre madera, pero de gran belleza probablemente por esta ingenuidad de su concepción. Inicialmente tenía un fondo de plata que ha desaparecido. Es una obra crucial en la pintura medieval del centro de Italia. Probablemente pintada para la abadía de san Casiano de Montescalari documentada a partir de 1040 y cuya iglesia fue consagrada en 1212. El panel fue trasladado al oratorio de santa María del Casale cerca de Greve in Chianti. Tiene una cierta afinidad con el maestro de Tressa que trabajó en el área de Siena y parece anticipar, al menos en parte, al maestro del Bigallo.
Dos figuras que rescato entre las múltiples obras maestras de los Uffizi como felicitación y deseo de buena Navidad para todos. Dos imágenes con un mensaje religioso de una calidad excelente probablemente poco conocidas y sugerentes. Feliz Navidad y mis mejores deseos para el 2019.