En la posguerra, el Ministerio de la Gobernación ejerció un rígido control de los medios de comunicación gracias a la Ley de Prensa de 1938. Terminada la guerra civil, se crearon diversas cadenas de prensa y radio del Estado controladas por la Falange, que funcionaron sobre la base de la censura previa y las consignas oficiales. La llamada prensa del Movimiento estuvo formada por varias decenas de periódicos, cuyo principal portavoz fue el diario madrileño Arriba con una tirada de 60.000 ejemplares, de los que en realidad solo vendía la mitad, pues el resto eran suscripciones obligatorias de los organismos oficiales. No obstante, en los años iniciales de la década de 1940 hubo abundantes incidentes, tensiones y discrepancias entre los gobernadores civiles y los jefes provinciales del Movimiento, así que a finales de 1942 se decidió supeditar estos a aquellos y que fuera el ministro de Gobernación quien nombrara a ambos.
La guerra civil había supuesto un enorme retroceso en el bienestar de la población y, con la economía intervenida, las carencias de todo tipo estuvieron presentes en la vida de la mayoría de las familias y también las empresas hubieron de luchar por sobrevivir cada día. Franco se puso a favor del Tercer Reich, de modo que el 25% del comercio exterior español se realizaba con Alemania. En 1944, la guerra se torció para los países del Eje, los aliados ajustaron cuentas con Franco y Estados Unidos suspendió los envíos de petroleo a España. Unos meses antes, en mayo de 1943, se fundó el diario Lanza en Ciudad Real, que también hubo de sufrir la escasez de aquella época, reduciendo el número de páginas de seis a cuatro un año después. Las noticias que figuran a continuación han sido obtenidas gracias a la digitalización de dicho diario llevada a cabo por el Centro de Estudios de Castilla-La Mancha.
La respuesta del régimen franquista a los males que aquejaban a España era la existencia de una gran conjura judeo-masónica y de hecho unas 80.000 personas fueron juzgadas en aquellos años bajo la ley de Represión de la Masonería y el Comunismo, mientras que el Catecismo patriótico español afirmaba que los enemigos de España eran siete: “el liberalismo, la democracia, el judaísmo, la masonería, el capitalismo, el marxismo y el separatismo”. Por su parte, Lanza daba cuenta de un documento en el que el Gran Oriente de la Masonería Española apoyaba la caída de Franco y la vuelta a la monarquía con el rey Juan III, abuelo del actual. El artículo, firmado por J. G. O. terminaba así: “Ante esta trama canallesca contra España, contra el Caudillo y contra la Falange, solo deseamos una cosa: nuevamente la voz de mando de Franco para empuñar el fusil y aniquilar a los traidores donde quiera se encuentren”. Dejando aparte estas soflamas patrióticas, Lanza informaba de muchos otros asuntos cotidianos, de los que entresaco algunos que han llamado mi atención:
Los años del hambre
En agosto de 1941, el propio director general de Sanidad, advertía en un informe que “… en el próximo invierno podían producirse entre 1.700.000 y 2.000.000 de fallecimientos por hambre o enfermedades relacionadas con la desnutrición”. Lanza publicaba de cuando en cuando los alimentos que se repartían a la población civil, presentando la correspondiente cartilla de racionamiento, por ejemplo: “azúcar, garbanzos, lentejas, bacalao, habas, arroz, algarroba, tocino, leche condensada y café”. En estos tiempos de escasez, un ilustre profesor recomendaba que había que evitar comer cocido, pues “… se malgasta inútilmente la carne y el combustible”. Otras recomendaciones del mismo eran que “… las legumbres deben ser consumidas crudas, siempre que sea posible; se recomienda evitar todos los fritos; toda carne tierna debe asarse; toda carne dura debe picarse y asarse en pequeños bloques de dos centímetros de espesor”. Por otro lado, a finales de junio de 1943, se publicó en el Boletín Oficial del Estado una Orden del Ministerio de Hacienda, “… por la que se autoriza a los señores Hijos y Hermanos de M. Barroso León, de Malagón (Ciudad Real), para la elaboración de un sucedáneo del café a base de achicoria, higos, caricao o derivado del cacao, bellotas, regaliz,…”.
Ante estas carencias, resulta sorprendente la noticia de que un niño ruso de trece años, que iba a ser bautizado en Molina de Segura (Murcia), “… se asombra de que pueda comer todo cuanto quiere”. La explicación es que lo había traído consigo un soldado de la División Azul a su vuelta a España, quien además lo había prohijado. El niño estudiaba en un colegio, en el que un sacerdote le enseñaba a rezar para después ser bautizado, aunque su mayor ilusión era tocar las campanas e ir a una corrida de toros. Para no ser menos, Ciudad Real también tuvo su muchacho ruso, si bien en este caso tenía 18 años “… y huyó al ser movilizado por los soviets. Ha estado treinta meses con los españoles, luchando en un Regimiento de Granaderos”. En Rusia era asistente del teniente de Infantería Manuel López Pérez, con quien ha venido a Ciudad Real. Walter Samsa, que así se llamaba el muchacho, “… desea trabajar en España como electricista, prefiere el tabaco negro español al inglés y hace elogios del vino de La Mancha”.
Pese a que la alimentación de casi todos los españoles dejaba mucho que desear, había casos que indicaban que nuestra raza mejoraba. Lanza resaltaba que un mozo de Piedrabuena del reemplazo de 1945 dio la talla de 1,905 metros, mientras que desde Mahón, la agencia Logos anunciaba que un hombre de 50 años, llamado Diodoro Pons, había corrido más rápido que un caballo: “El recorrido era de 30 kilómetros, que cubrió Pons en una hora, cuarenta minutos, doce segundos, sacando al caballo una distancia de 540 metros… Pons fue probablemente el primer corredor pedestre que tuvo España y en las olimpiadas de 1920 y 1924 obtuvo meritorias clasificaciones en 5.000 y 10.000 metros lisos”.
La pertinaz sequía y el precepto dominical
Los primeros cuarenta fueron años de sequía, así que agricultores y ganaderos hicieron frecuentes rogativas para pedir la lluvia. Novenas y solemnes procesiones partían de ermitas, iglesias y parroquias con asistencia de los vecinos de pueblos y ciudades, quienes cantaban preces litúrgicas. Para el obispo de Ciudad Real “… la sequía como las guerras y los terremotos es castigo de Dios por nuestras culpas”. Al parecer, el prelado había visto en sus viajes por la provincia cómo hombres y mujeres iban a trabajar al campo domingos y festivos, “… quienes tampoco oyeron misa. Este es, pues, el pecado que Dios ahora castiga: la violación del domingo y los días festivos. Pero no sabe el pueblo que eso será su ruina”.
Inventos memorables
A finales del invierno de 1943, Lanza publicaba que en Madrid se había aplicado por primera vez y con éxito la penicilina en una niña que sufría un grave ataque de septicemia. Ese primer envío fue una excepción y llegó por avión desde Brasil, pues habrían de pasar seis meses para que la penicilina llegara regularmente desde Estados Unidos, gracias a un acuerdo con España.
Al lado de noticias tan gratificantes como esta, había otras referentes a peculiares inventos, que generalmente estaban relacionados con los combustibles. Ante la tremenda escasez existente, Franco anunció a finales de 1939 que España poseía “… pizarras y lignitos en cantidad fabulosa, aptos para la destilación, que pueden asegurar nuestro consumo”. Contaba el gran historiador Josep Fontana que con el objetivo de lograr la autosuficiencia de la nación, Franco concedió las aguas del Júcar a un ingeniero austriaco, quien le convenció que con el agua de dicho río y unos polvos, supongo que mágicos, podía conseguir una gasolina de elevada calidad.
A mediados de 1943, Lanza notificaba que un capellán castrense de Málaga “… ha descubierto un gas vegetal que denomina gas vegetal químicamente puro y que envasado convenientemente podrá sustituir a la gasolina, eliminando así a los gasógenos actuales… Hecho un ensayo con un mechero de gas, dio 7.300 calorías, muchas más que otro combustible”. Un año después, la Agencia Efe comunicaba desde Estocolmo que “… desde ahora en adelante podrán circular con café los automóviles y los aeroplanos, como consecuencia de un nuevo descubrimiento hecho por el químico sueco Egron Moellar, quien ha encontrado un método económico para extraer aceites lubrificantes y otros productos útiles de los granos de café”.
Decoro y buenas costumbres
Con la llegada de las altas temperaturas veraniegas se producían en ocasiones indecorosas actitudes en personas de ambos sexos en los lugares de esparcimiento público. Una Orden de la Dirección General de Seguridad amenazaba con multar a los detractores, además de que sus nombres quedarían registrados “… para que en caso de contumacia demostrativa de su incapacidad para la vida en sociedad, separarles de ella por el tiempo necesario para que adquieran en un campo de trabajo ese mínimo de condiciones exigibles para la convivencia”.
Por ello no es de extrañar que Fray Desiderio Díez de Triana, de la Orden de Predicadores, advirtiera de que en las ferias de todos los pueblos “… muchas diversiones degeneraban en perversiones y detrás de aquel cartel luminoso y atrayente se ocultaban no pocas inmoralidades”. Fray Desiderio culpaba a estas actitudes profanas de muchas tragedias y miserias, e incluso de la Segunda Guerra Mundial, castigo de Dios ofendido y enojado: “ Lo trágico es que estas frivolidades solo se laven con ríos de sangre y que las verdes praderas de Normandía y el cielo transparente de la Costa Azul, por los muchos enormes pecados se vayan salpicando de rojo”.
Hoy en día, el piropo es un símbolo deleznable de machismo, pero en 1943 hubo un concurso de piropos en la verbena ferroviaria de Ciudad Real. “El concurso de piropos a los ojos más bonitos constituyó un éxito. El gobernador civil, quien con su distinguida familia asistió a la verbena, presenció complacido desde la tribuna este alarde de galantería que muchos de los concurrentes tuvieron con la mujer”. Solo unos meses después hubo que recoger velas y la Dirección General de Seguridad publicó una nota que era clara advertencia para “… evitar la costumbre de abordar en las calles a la mujer con frases de mal gusto y hasta a veces insultantes. Y al tiempo que advierte, anuncia también la debida sanción para aquellos recalcitrantes…”.
Multas municipales
Las posturas indecorosas en el parque y otros sitios, y los escándalos públicos eran algunos de los motivos por los que el alcalde de Ciudad Real se veía obligado a multar con frecuencia a sus conciudadanos. Otras causas eran las siguientes:
Por dedicar un hijo a la mendicidad…………………………………10 pts.
Por abandono de un perro en la vía pública……………………… 50 pts.
Por cortar flores en los jardines municipales……………………. 5 pts.
Por tirar piedras a los árboles…………………………………………. 5 pts.
Por hacer cola antes de la apertura de los establecimientos… 5 pts.
Por circular una borrica por un paseo………………………………. 5 pts (a su dueño).
Había en esos años tantos niños pidiendo por las calles que el alcalde publicó un bando, prohibiendo pedir y dar limosna en la vía pública e indicando que “… la Alcaldía adoptará las medidas oportunas para que estos desamparados puedan ser atendidos por Auxilio Social u otros establecimientos benéficos”.
Una buena esposa
Un día a la semana, Lanza dedicaba una página del periódico a la mujer, donde se publicaban artículos como Tareas de la Sección Femenina, Consejos de belleza y para el hogar, Las apariciones de Fátima, Mientras haya mujer habrá poesía, y otros. En uno anónimo, titulado El diploma de esposa, se proponía que “… toda muchacha en víspera de casarse debería sufrir un examen antes de obtener el título de esposa. Los cursos de atractivo, cuidado de la casa, contabilidad, cocina, puericultura, son difíciles y requieren paciencia… Solamente después de salir victoriosa de estas pruebas será cuando una mujer se encuentre en condiciones de recibir de manos del hombre elegido el título de esposa”.
Por otro lado, una poesía anónima, titulada Sed alegres, decía:
“Nada es apreciado tanto
como la sana alegría,
nunca hagas uso del llanto
y sí, ríete a porfía.
Entre todos admirada
es la joven Asunción,
porque con sus bufonadas
divierte a la reunión.
Si se ha machacado un dedo
con el pesado martillo,
lo esconde con mucho miedo
y sonríe a su marido.
Si algún día patinando
llega el suelo a medir,
en vez de salir llorando
procura echarse a reír.
Miscelánea
A continuación figura una serie de noticias sorprendentes aparecidas en algunos números de Lanza en los años 1943 y 1944:
“El amor es una enfermedad. El amor es una enfermedad realmente infecciosa como la escarlatina y la rabia, así lo asegura el sabio noruego Prof. Olaf Scheldin. El germen productor es un bacilo análogo al estreptococo sobre el que aún no se saben más detalles. Entre los hombres hay algunos que son más sensibles al contagio que otros, siendo más receptibles los morenos entre los hombres y las rubias entre las mujeres”
“De cómo los negros dejarán de serlo. He aquí una noticia que dejará contentísimas a las pobres gentes de color que sueñan con tener piel blanca. Parece ser que un doctor norteamericano está trabajando para blanquear a los negros, persuadido de que la pigmentación que comunica el color negro a los niños de esta raza se debe a los rayos del sol, puesto que los negritos al nacer son blancos…”.
“Un campesino de Bolaños caza un ave que tiene 2,70 metros de envergadura… Por su enorme tamaño y ser tan rara en estas latitudes ha llamado poderosamente la atención en todo el pueblo. Se cree se trata de un cóndor americano de los que habitan las montañas andinas o de alguna variedad que pueda existir en nuestras montañas del Norte…”.
“Ibn Saud reduce su harén. Las tres cuartas partes de sus mujeres parten llorosas hacia el desierto. Circasianas, rusas y sudanesas de deslumbradora belleza forman esta caravana del amor. El rey coloso de la Arabia se queda tan solo con sus cuatro mujeres legítimas por razones de economía… Ibn Saud ha tenido de sus mujeres treinta y un hijos varones… En cuanto a sus hijas no se conoce el número. Jamás se pensó en contarlas, como no se cuentan las estrellas”.
Epílogo
En la actualidad Lanza es un diario digital, pero en 1943, los precios de suscripción al periódico eran: “un mes, 6 pesetas; un trimestre, 17 pesetas; un semestre, 33 pesetas; un año, 65 pesetas”.
© Ángel Hernández Sobrino
