El Sol ha sido hasta no hace muchas décadas un astro desconocido porque no éramos capaces de entender su funcionamiento, aunque ya sabemos bien el origen de la producción de energía que se genera en su interior (fusión nuclear), aún se desconoce el origen de otros muchos fenómenos.
El sistema solar está compuesto por un conjunto de astros entre los que se encuentran planetas gigantes gaseosos como Júpiter o Saturno, planetas telúricos como la Tierra, planetas enanos como Plutón, lunas, asteroides, cometas y polvo interplanetario; de toda la materia, el Sol alcanza el 99,8%, y aun así, es una estrella modesta con un diámetro de 1.390.000km y un volumen donde caben 1.300.000 planetas Tierra.
En el observatorio del INEI (UCLM), contamos con equipos especiales para fotografiar el Sol y obtener información detallada a cerca de los fenómenos que tienen lugar en su atmósfera.
La fotosfera y las manchas solares (imagen 1)
La fotosfera o esfera de luz es la capa visible del Sol con una temperatura de 6.000ºC, algunas regiones, pequeñas en comparación con el tamaño de la estrella, son más frías (4.000ºC) dando lugar a las conocidas manchas solares. Estas zonas son frecuentes en el Sol y son visibles como manchas aisladas o como grupos de manchas donde la energía procedente del núcleo asciende a la fotosfera a través de las capas radiactiva y convectiva, al llegar a la fotosfera, el fuerte campo magnético presente en las regiones activas inhibe la energía de los movimientos convectivos y se enfría.
En la imagen vemos un grupo muy importante de manchas y alguna que otra aislada. La composición de las manchas más grandes contiene dos zonas bien definidas, la umbra muy oscura en la zona central y la penumbra a su alrededor algo más clara. Las manchas más grandes pueden alcanzar en algunos casos un diámetro de unos 100.000km y pueden durar unos seis meses. Son perfectamente visibles al telescopio y su número y actividad varía con los ciclos solares de 11 años.
Imagen obtenida con un telescopio refractor dotado con un prisma de Herschel para alcanzar la máxima resolución posible de la fotosfera.
La cromosfera (imagen 2)
La cromosfera o esfera de color es la capa central de la atmósfera solar con un espesor que puede llegar hasta los 9.000km. En la zona de unión con la fotosfera solo alcanza una temperatura de 4000ºK (Kelvin), la más fría del Sol mientras la zona de unión con la corona, llamada región de transición alcanza los 25000ºK, más arriba, en plena corona puede alcanzar hasta 2 millones de grados.
En la cromosfera se producen varios fenómenos que están relacionados con fuertes campos magnéticos siendo visibles al telescopio como espículas, protuberancias, filamentos y fulguraciones relacionadas con regiones activas.
Para ver todos estos fenómenos que ofrece la cromosfera es necesario disponer de un equipo especial adaptado mediante filtros que solo deja pasar las líneas de absorción en la longitud de onda del hidrógeno alfa (656,3nanómetros) en la región roja del espectro. Sin embargo, la imagen 2 que acompaña el texto no es roja sino azul. El motivo es que la cromosfera está compuesta principalmente de hidrógeno y helio, pero también contiene otros elementos ionizados como el calcio que emite en la línea espectral K cercana al color azul en los 393,4nm, si ponemos un filtro que es opaco al resto de longitudes de onda y solo deja pasar el color azul, la imagen obtenida presentará esa tonalidad sin perder los detalles de la cromosfera.
Datos de la captura
La dos imágenes se obtuvieron con una cámara planetaria a partir de varios vídeos de unos 2000 frames cada uno, después se apilaron descartando los de peor calidad, aproximadamente un 40 por ciento. La imagen resultante fue tratada con software especializado en curvas y niveles de contraste y en la eliminación de ruido.
Las imágenes se obtuvieron en el observatorio astronómico que la UCLM tiene instalado en el INEI (Instituto de Investigaciones Energéticas y Aplicaciones Industriales) en el campus de Ciudad Real.